De fake news y bulos

En opinión de Lorena Elizabeth Castillo

De fake news y bulos

 

“La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando la gente se da cuenta del engaño, ya es demasiado tarde.”

Iniciamos el presente artículo con esta frase de Miguel de Cervantes Saavedra a propósito del aumento exponencial de las noticias falsas o fake news, últimamente conocidas también como bulos o historias falseadas. Antes de la era de las redes sociales, les decíamos simplemente “chismes”, entonces, esas intrigas son tan viejas como la humanidad. Y tan dolorosas y miserables que siguen haciendo daño, cambiando épocas y personas e incluso medios de transmisión.

La popularización del término anglosajón se da a partir de 2016 y se le adjudica a Donad Donald Trump, quien creía que las noticias del New York Times y el Washington Post eran fake news. A partir de ahí, el concepto se masificó y en la actualidad se refiere a todo lo que tiene que ver con una noticia no verificada y con informaciones en forma de “bulos” o historias falseadas que, encima de todo, se expanden y se viralizan a través de las redes sociales. Y pueden ser letales.

Además del negocio multimillonario que significa el manejo deliberado de falsedades y campañas completas basadas en fake news y bulos, las variantes de unos y otros sólo están limitadas por la imaginación de sus ejecutantes, ya que los recursos digitales a su disposición se han potencializado con las herramientas de la Inteligencia Artificial.  En otras variantes, dar un “like” o “me gusta” a un comentario o noticia falsa que aparece en Facebook o un video en Youtube, la persona que está detrás de este comentario o noticia falsa, también puede  ganar  u obtener recursos con los “likes”.

Con un sinfín de trucos de estos “manejadores” de bulos y fake news, pretenden  que la mayor cantidad de usuarios de redes den “me gusta” para que la persona que inventó esta noticia promueva intereses políticos a veces,  muchas veces por pura perversidad de la política barata , de la que se hacen eco personas con un celular y sin escrúpulos. En este último recurso se ha llegado incluso a “imitar” la voz de determinada persona para “decir lo que no dijo” o “declarar lo indeclarable”, como ya dijimos, hasta con Inteligencia Artificial o mediante una burda imitación y alteración de la voz de la víctima de la fake news.

Infiltradas en prácticamente todas las áreas de actividad, las fake news son una práctica invasiva que ha plagado, hasta a medios de comunicación considerados serios, advertida o inadvertidamente; a tal grado que la Fundación Gabriel García Márquez “Gabo”, en su página electrónica cuenta con el micrositio “Bulos”, donde el Consultorio de Ética Periodística revisa casos de historias falseadas, para adiestrar a interesados en evidenciarlas.

Con todo lo revisado, es imprescindible que  líderes de opinión desde todos los  ámbitos  tengan cautela  porque “las alas de la falsedad” vuelen por demasiado tiempo, para lo cual es pertinente cerrar con el siguiente criterio: “Lo que has oído de mí, podrá ser cierto o tan falso como la persona que te lo ha contado.”