Cuando sea demasiado tarde… - Kafka era cuernavacense.
En opinión de Gabriel Dorantes Argandar
Buen día, apreciado lector. Nuevamente nos encontramos por aquí, entorno a estas líneas. Pásele a lo barrido, como decía mi mejor amigo “el Pato,” que estuve toda esta semana acordándome de él. De alguna manera sobrevivimos los últimos días de enero (todavía le quedan como cuarenta y cinco, pero tengo la esperanza de que llegaremos a febrero con bien y de corazón le deseo que el bienestar lo encuentre en mejores circunstancias que al finalizar el año anterior). Su servidor estuvo atendiendo varios menesteres de publicación esta semana, de los cuales ya les estaré contando por este medio y a todo aquel que le interese comentarlo en persona. Por lo pronto les anuncio la publicación de mi siguiente libro: “Supervivencia Vial: Cultura del Riesgo”, que ya no quise anunciar demasiado porque estuve anunciando el anterior por casi un año antes de que se concretara. Este nuevo saldrá (con un poquito de suerte) la semana entrante, por lo que tal vez le dedicaremos la siguiente entrega de su columna favorita a tal evento sociohistórico. En virtud de ello quiero extender mi agradecimiento a la Mtra. Lucero Sandoval Monroy que siempre aguanta mi impaciencia y hace un trabajo excepcional, y a la Mtra. Jade Nadine Gutiérrez Hardt, quien es la directora de Publicaciones y Divulgación de la gloriosa Universidad Autónoma del Estado de Morelos, por también atender mis comunicaciones y peticiones. Gracias al trabajo de ellas y todos los participantes de este es que se concreta tal labor, que sienta otro adoquín en mi cruzada personal en hacer de la movilidad un lugar que promueva el bienestar individual y colectivo. Así que, por favor, piense usted en ceder el paso antes de echar lámina para obtenerlo.
No es la primera vez que sostengo que Franz Kafka era oriundo del glorioso estado de Morelos, principalmente de la joya del Cuauhnáhuac, la ciudad de Cuernavaca. Ya no conozco a ciencia cierta la cifra, pero tengo entendido que ya estamos llegando a los ochenta muertos por fierro o plomo en la capital, más los cientos de autos robados, los asaltos a mano armada, el cobro de piso por parte del desgobierno desorganizado y el crimen organizado, y el efecto que ha tenido la migración de centro y sudamericanos en su paso por mi país, además de los mañosos que subieron de Acapulco en virtud del huracán Otis. Aprovechando haber tocado el tema, hago de su conocimiento que Don Trompas ganó la elección primaria en el estado de New Hampshire, lo cual casi lo garantiza como el candidato del partido republicano para la presidencia de los esteits. Se imaginan ustedes cómo nos va a ir si, tal y como anuncia la estadística electoral, el Trompas gana la presidencia de por aquellos lares, ¿y por acá gana la Cheimbaum? ¿Si gana Xóchitl? La cosa no nos pinta nada bien. Aquel señor ya anunció que va a cerrar la frontera y protegerá a los gringos de que los inmigrantes no ensucien su sangre (literalmente dijo eso), y no veo que ni la una ni la otra tenga el contrapeso como para hacer frente a tales circunstancias. No pude evitar recordar aquella ocasión en la que Pancho Villa invadió a los gringos, al final de cuentas la mejor defensa es siempre el ataque, igual y hasta conseguimos que nos regresen todo el territorio que nos quitaron (que hasta hicieron que nosotros pagáramos los gastos de aquella guerra). Yo no creo que los inmigrantes sudamericanos sean seres de mal, o que todos sean delincuentes y violadores, principalmente porque conozco a algunos y todos son personas de bien, pero tampoco quiero ser inocente y sostener que todos lo son. Los movimientos migratorios a gran escala suelen tener estas consecuencias, invariablemente de la nacionalidad de los individuos, pues no por ello dejan de ser seres humanos.
El jueves noté que el helicóptero inteligente estuvo dando vueltas ahí por la glorieta de la Luna, habrá pasado unas quince veces. Mi sospechosismo siempre me hace pensar que están buscando un puesto de tacos dónde poder comer con dignidad, pero las autoridades anunciaron que se habían robado un auto y que por ello se desplegó el operativo. ¿Se imagina usted cuántos helicópteros estarían dando vueltas en el cielo cuernavacense cada vez que se roban un auto? Al final las noticias no mencionaron nada más, y ahí parece que se terminó el asunto. Sin embargo, las patrullas siguen suenen y suenen tarde y noche sin que nada pase, aunque la titular de Seguridad Ciudadana declaró que diariamente se agarran delincuentes y malhechores. ¿Cómo sería esta ciudad si diario agarran a cinco maleantes? Una rápida búsqueda en internet me indica que el Centro de Desrehabilitación Social de Atlacholoaya tiene una capacidad para dos mil individuos debidamente enjuiciados y sentenciados. ¿No sería para que ya se hubiera sobresaturado desde hace décadas? ¿Ya está sobresaturado? ¿De verdad? ¿y qué se hace con los reos que no caben? ¿Se enjuicia y sentencia debidamente a todos?
Por lo pronto, nos entretuvieron con (bastante sorprendentemente) un segundo Record Guiness por el taco acorazado más grande del mundo. ¿Dónde, apreciado lector, se comen tacos de guisado sobre una cama de arroz que no sea en el estado de Morelos? También nos obsequiaron una remodelación de la glorieta de Tlaltenango, que ahora tiene la apariencia de un hombre flasheando para saludar a todos los que vienen llegando a la capital morelense. Tal vez eso solucione los problemas de provisión de agua, o los pagos de nómina y aguinaldos que vendrán a finales de este año que empieza, o por supuesto, la violencia en la gloriosa ciudad de Cuernavaca. Menos mal que ya vienen las elecciones, con gran seguridad el siguiente candidato resolverá todos los problemas que aquejan a mi ciudad, estado, y país.
Porque Kafka no ha muerto, pero su espíritu radica entre nosotros.