Contra la discriminación en casa

En opinión de Lorena Elizabeth Castillo

Contra la discriminación en casa

“El trabajo doméstico no remunerado y remunerado es central para la ‘sostenibilidad de la vida humana’ y para el funcionamiento de los hogares, la economía y el conjunto de la sociedad.”[1] La cita viene al caso porque el próximo 30 de marzo se conmemora el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar.

En 2011, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó el Convenio 189 asumido en 1988 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU)  sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos y que a la fecha ha sido ratificado por 30 países en todo el mundo, de los cuales 16 pertenecen a América Latina y el Caribe, el cual incluye a México.

Entre los puntos del Convenio 189 es importante resaltar aquellos que se inscriben como parte de los derechos humanos de las mujeres y entre los cuales está el de una vida libre de violencia, reivindicaciones en las que están empeñadas desde asociaciones y colectivos de mujeres, hasta organismos federales, estatales y como es el caso del Instituto de la Mujer de Cuernavaca (IMC), a nivel municipal.

De igual manera, en el ámbito de las percepciones económicas por el trabajo en el hogar, todavía se da por sentado que es una obligación consustancial y natural de las mujeres que habitan la vivienda y son parte de la familia; mientras que para mujeres que tienen como forma de vida dicho trabajo, el monto de su remuneración queda al gusto o disposición de quienes las contratan.

Según datos de la OIT, se estima que en México entre 11 y 18 millones de personas se dedican al trabajo doméstico remunerado, de las cuales el 93% son mujeres; mientras que el 4,3%, del empleo de las mujeres en el país corresponde al sector económicamente activo del trabajo doméstico, lo que significa que una parte importante de la población, especialmente de las mujeres, lo hace en condiciones precarias y sin acceso a la protección social.

Por lo tanto, es una obligación social pugnar porque en el trabajo doméstico no se propicien varias discriminaciones, como la económica, la raza/etnia como sinónimo de servidumbre y las de género, es decir, asignación de las tareas domésticas y de cuidado de forma casi exclusiva a las mujeres, ya que una abrumadora mayoría de personas vinculadas al sector del servicio doméstico en México, han sido principalmente mujeres indígenas y afrodescendientes, lo cual profundiza la discriminación y dificulta transformar la visión de explotación histórica, por otra de carácter incluyente en todos sentidos y respetuosa de la dignidad de las trabajadoras doméstica.

En conclusión, conmemoremos el próximo 30 de marzo el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar con un sentido autocrítico, en particular, del trato que se les da en nuestros entornos familiares y, en los ámbitos social e institucional,  apoyándolas para que se integren al ejercicio de sus derechos humanos, económicos y en su plena condición de mujeres.  

 

 



[1] https://lac.unwomen.org/es/stories/noticia/2022/03/30-de-marzo-dia-internacional-de-las-trabajadoras-domesticas