Caricatura Política - Un gobierno de la patada
En opinión de Sergio Dorado
“Si no puedes hacer el bien, por lo menos no hagas daño”, dijo Hipócrates hace más de dos mil años. Largo tiempo ha acontecido desde entonces, pero bien que esto aplica para el gobernador de Morelos, quien hasta ahora, y a casi un año de administración, sigue causando daños insalvables al estado, que no sólo está paralizado en ideas, sino que recula sin remedio hacia el caos.
De Cuauhtémoc Blanco Bravo, cuando se interesó en ir por la gubernatura de Morelos después de un irrelevante gobierno municipal, recuerdo que el pueblo aseguraba que después de Graco Ramírez nada podría ser peor.
Todo mundo estaba harto del PRI, PAN Y PRD, y por ello, cualquier otra opción parecía más atractiva para el electorado que el Gayo, hijastro del güero de Tabasco, a quien el ex gobernador pretendió imponer como su sucesor para gobernar Morelos.
Por la vía democrática se evitó la vergonzosa imposición del Gayo amarillento, pero el pueblo de Morelos se dio cuenta que el éxito electoral pronto se convirtió en fracaso, y bien sabe ahora que las cosas siempre pueden ir peor.
Recuerdo que se advertía la pobreza intelectual de Cuauhtémoc Blanco, cuyo discurso cotidianamente lo avala, pero la gente confiaba en que si el entonces candidato se hacía de un equipo con conocimientos y experiencia en administración pública, además de la honestidad requerida después del chamuco de Tabasco, los morelenses tendríamos oportunidad de salir a flote.
El pueblo sabio, sin embargo, se equivocó, porque Cuauhtémoc seleccionó un gabinete de tercera división cuando en Morelos urge uno de ligas mayores, especialmente en materia de seguridad pública, que al paso que va convertirá a Morelos en un cementerio.
Mucho ha sonado el rumor de que Andrés Manuel López Obrador pondera al gobierno de Morelos para una eventual y necesaria sustitución de Cuauhtémoc Blanco, quien conduce sin brújula al estado (crítico). Incluso el gobernador salió a desmentir una posible renuncia que un diario nacional había publicado días antes. (“No bajaré la guardia”, repitió por enésima ocasión).
Quién sabe qué tan cierta sea la postura de López Obrador respecto a Morelos, pero si ésta es congruente con la realidad, ahora le toca a él, al presidente de México, apechugar su propio error. Cuauhtémoc Blanco fue la peor opción que López Obrador apoyó para gobernar Morelos.
El discurso de Cuauhtémoc Blanco es ya una verborrea repetitiva que aturde a la gente morelense, pero con cero en efectividad. No se puede esperar, sin embargo, un salto de intelectualidad y acciones efectivas del gobernador para que las cosas cambien en Morelos, y por ello bien se justificaría un cambio urgente, antes de que Cuauhtémoc redescubra que los criminales no solamente son un chingo, sino mucho más que un chingo. Y que siga presumiendo que ante cualquier adversidad no bajará la guardia. Eso ya no es suficiente.
Lo mejor para Morelos es que el gobernador baje la guardia de una vez, y flojito y cooperando, acepte la tarjeta roja política, y se dé perfectamente cuenta que no es lo mismo el éxito de la patada futbolística que gobernar de la patada al pobre estado de Morelos.
Por eso, “Si no puedes hacer el bien, por lo menos no hagas daño”, Cuauhtémoc; te lo dijo Hipócrates hace más de dos mil años, y éste sí que era sabio.