Breves de Abogados y Políticos - La caída

En opinión de Alejandro Corona Markina

Breves de Abogados y Políticos - La caída

Comenzó como un rumor al medio día del pasado jueves seis de febrero: van a remover al fiscal general Uriel Carmona Gándara.

La historia la cuentan así: en la ceremonia del 108 Aniversario de la promulgación Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la presidenta se reunió con la gobernadora Margarita González Sarabia, para preguntar por la inexplicable permanencia de Uriel Carmona Gándara al frente de la Fiscalía General del Estado de Morelos. Allí se expuso la situación de que en el Congreso del Estado de Morelos, no se reunían los 14 votos necesarios para destituirlo, pues los dos diputados del Partido del Trabajo (PT), Tania Valentina Rodríguez Ruiz y Alberto Sánchez Ortega, se ponían del lado de la oposición y eso impedía el relevo.

De acuerdo con la misma fuente, fue de la propia presidencia de la República la que se encargó de contactar al presidente nacional del PT, Alberto Anaya, para que se encargara de instruir (exigir) a sus diputados, Tania Valentina Rodríguez Ruiz y Alberto Sánchez Ortega, para que sin titubeos ni excusas, se sumaran al grupo parlamentario de Morena para completar la cuota de sufragios.

Por eso, al día siguiente se giró el oficio JOGE/0044/2025, con la petición de la destitución, mismo que llegó muy temprano al recinto legislativo: a las 08:0 horas indica el sello fechador. Para esas horas, el fiscal Uriel Carmona había decidido quemar las naves y salir en cuantos y tantos medios radiofónicos y televisivos como le fue posible, para anunciar la solicitud de desafuero del diputado federal y ex gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco Bravo. Ya le habían filtrado -desde el propio Congreso del Estado-, la petición de relevarlo del cargo, pero igual pensó que -como en otras ocasiones- no habría los votos suficientes.

Al mismo tiempo, promovió un amparo para solicitar la suspensión del proceso en el Poder Legislativo y buscar evitar que lo removieran de la Fiscalía. Demasiado tarde: su suerte estaba echada. Si bien el amparo concedió la suspensión para que las cosas se mantuvieran en el estado en que se encontraban, esto no sirvió para maldita se la cosa, pues cuando ello ocurrió el hecho estaba consumado y publicado en el periódico oficial “Tierra y Libertad”, es decir: ya no era fiscal y en su lugar se encontraba el joven Édgar Antonio Maldonado Ceballos.

En la semana previa, había promovido otros dos amparos, uno para el fuero local y otro para el federal, pero ambos para evitar que se le detuviera, incomunicara o torturara. Debe muchas Carmona Gándara y en estos casos “el miedo no anda en burro”.

Pero taimado como es, Uriel Carmona se puso en plan de víctima y pidió “que no hubiera represalias” por pedir el desafuero del ex gobernador tepiteño. Vale decir que ambos son odiados en la entidad, por sus evidentes actos de corrupción, de allí que no les queda ponerse en el papel de víctimas, pues mientras el Cuau, al día siguiente ofreció una rueda de prensa y dijo que ya se cansó de que lo agarren de “piñata”, el otro dice sufrir represalias por la solicitud de desafuero de aquel. ¡Pobrecitos!

Pero la suerte de Uriel Carmona se acabó ese día seis de febrero. Infructuosamente trató de que lo comunicaran por celular con los diputados que creía incondicionales y ni siquiera le tomaron la llamada. Se la creyó eso de que era todopoderoso y la realidad lo despertó de fea forma. ¿Lo mismo sucederá con Cuauhtémoc Blanco?

Eso de la destitución de Carmona Gándara, ya se había escuchado desde mucho antes, sin que a la hora de la verdad se materializara. Tenía el manto protector de diputados corruptos del Congreso del Estado de Morelos, mismos que aun estando el fiscal en prisión, no lo tocaron ni con el pétalo de una rosa y hasta torcieron la ley para no quitarlo.

Ayer, la presidenta Claudia Sheinbaum, dijo que la “comentocracia” se ha convertido en defensora a ultranza de Uriel Carmona, como si éste fuera un funcionario ejemplar y una blanca palomita. Y no falta a la verdad cuando manifiesta: “…parece extraño que después de siete años de haber estado, cuatro días antes, cuando ya sabían que lo iban a desaforar, por el caso de un feminicidio que él ocultó, de pronto salen un montón de carpetas de investigación contra el ex gobernador, ahí nomás lo dejo sobre la mesa porque … que se investigue, debe investigarse siempre, pero no les parece raro, y que ahora toda la comentócracia a favor del fiscal de Morelos”.

Y efectivamente eso deberá ocurrir: investigar todas las que debe Uriel Carmona Gándara y también todas las que debe Cuauhtémoc Blanco. Una auditoría afondo se requiere en la Fiscalía, que permita saber qué sucedió con el millonario presupuesto y especialmente los 20 millones de pesos que estarían destinados a la compra de un helicóptero, mismo que al día de hoy no se sabe nada, como tampoco del dinero que supuestamente estaba etiquetado para la adquisición.

No se ha escrito la última página de esta historia.