Árbol inmóvil - Morena, la trampa electoral

En opinión de Juan Lagunas

Árbol inmóvil - Morena, la trampa electoral

Morena pretende, sin ambages, manipular el sufragio. Implementará (este 6 de junio) una práctica ribeteada de trapacerías al estilo PRI, pero elevada al cubo. A través de un “manual”, sus representantes ante casilla van a actuar con reglas contrarias a la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (sobre todo, en agravio de los preceptos 260 y 261). 

            Verbigracia, antes del día crucial, habrán de “visitar” a los funcionarios de las dos mil 400 mesas receptoras que se instalarán, en este caso, en Morelos. Seguramente, la patraña está siendo orquestada “desde arriba”, con el palomeo del jefe del ejecutivo federal, quien tanto pugnó por la limpieza comicial (¡oh, paragoja!). El poder lo está volviendo desequilibrado; y, lo peor: su patología fue transmitida a Gerardo Albarrán, dirigente estatal. Sin duda, el ansia de la sed de venganza es un venero de disgustos.  

            El cacicazgo morenista (en ocio o fuera de la nada -sobre la vileza-) pretende, a como dé lugar, “ahogar” a los tribunales, a través de impugnaciones de toda índole en su contra (ante este escenario tramposo). En suma, exigirá la anulación de los resultados. Ésa es la estrategia: colmar la paciencia.  

            Los representes ante las mesas contribuirán al embuste. Ésa es una de las deshonestidades más lamentables: el uso de la limpieza civil. Sin embargo, Albarrán y su séquito de incondicionales son así: próceres de la ignominia. ¿Este bajel de abuso tiene timón? ¡Claro! Lo sabemos… 

            Esta “fuerza” política subestima los principios de “Certeza, Legalidad, Independencia, Imparcialidad, Objetividad y Máxima Publicidad”. Hacer antesala en las respetables moradas de los integrantes de las mesas directivas está fuera de sus funciones, lo cual me lleva al siguiente epílogo: prevé amenazarlos. 

            La opinión pública conoce que el cierre de los comicios enarbola la presencia ciudadana, como una especie de eslabón “transparente”. Empero, ante lo descrito en este espacio, ¿qué queda? Que alguien los detenga… Nadie se atreve. La violencia (camuflada en “derecho legítimo de inconformidad”) es una losa difícil de soportar. Sólo Sísifo (y ni así…).  

            El inicio de la jornada, a las 8:00, se llenará de una sombra de asedio. Morena nos está regresando a los tiempos de la persecución… De la extinción de personas… Del denuesto vacío que fomenta el “gatopardismo”.  

            La pregunta retórica es inevitable: “¿esto es una actitud republicana?”, en ninguna manera. Se trata de una algarabía al revés: de la infamia a la “defensa”. Así son los “morenos”: inicuos, acerbos… Seres que practican la inmundicia. ¡Ah, pero se esconden tras una nobleza nauseabunda!, puesto que no van a interrumpir el cauce de la caída (en las urnas) de los escaños… ¡La van a desestabilizar en un segundo momento! El caso es, en suma, enrarecer el clima de tranquilidad. Es su modus operandi.  

Un supuesto: si el partido A y el árbitro coinciden en un punto; aquéllos disienten (sin argumentos, en la mayoría de las circunstancias).  

            Engaño elevadísimo, sin duda.  

            Así, resulta inconcebible justificar ese método de vigilancia de: 

 

  1. La votación. 
  2. Del escrutinio y cómputo (a llevarse a cabo tres días después). 

 

Verbigracia, el 260 del ordenamiento del ramo dice: 

 

1. La actuación de los representantes generales de los partidos y de Candidatos Independientes estará sujeta a las normas siguientes: a) Ejercerán su cargo exclusivamente ante las mesas directivas de casilla instaladas en el distrito electoral para el que fueron acreditados; b) Deberán actuar individualmente, y en ningún caso podrá hacerse presente al mismo tiempo en las casillas más de un representante general, de un mismo partido político (…) e) En ningún caso ejercerán o asumirán las funciones de los integrantes de las mesas directivas de casilla; f) No obstaculizarán el desarrollo normal de la votación en las casillas en las que se presenten (…)”. 

 

AMLO y sus adláteres, como Albarrán Cruz, aún no se liberan del trauma de la derrota en 2006, cuando, por inoperancia, vía el PRD, no garantizaron presencia en el total de mesas.  

Ergo (en otra entrega), me abocaré a las vilezas de Ariadna Barrera, quien se convirtió en la diputada incómoda. Al tiempo… ¿De qué partido es? ¡Bingo!