A Nivel Banqueta - Elecciones surrealistas
En opinión de Francisco Valverde Prado
El surrealismo fue un movimiento cultural tras la Primera Guerra Mundial, influenciado en gran medida por el dadaísmo. La RAE lo describe como "movimiento artístico y literario que intenta sobrepasar lo real impulsando lo irracional y onírico mediante la expresión automática del pensamiento o del subconsciente."
El próximo 6 de junio participarán un total de veintitrés partidos políticos en el estado de Morelos, diez nacionales y trece locales, se elegirán diputados y treinta y tres ayuntamientos. Con esa cifra, Morelos ocupa el primer lugar nacional donde más institutos políticos participarán en la contienda electoral.
Si André Breton (considerado el padre del surrealismo) viviera, seguramente le asombraría que dicha corriente artística haya sido apropiada por los políticos de nuestro estado. Lo que los ciudadanos estamos viendo en Morelos es francamente una obra de arte. La cantidad de colores, candidatos y personajes que se van de un partido a otro, incluso abandonado su pedigree partidista, sólo es comparable con el mundo irracional y onírico del surrealismo.
Algunos de ellos se unen con antiguos enemigos; otros, se besan cariñosamente con sus contrapartes ideológicas, demostrando una vez más, que lo que los mueve en realidad, es el hambre. Sí, ¡hambre! La voracidad de enriquecerse a costa del presupuesto de los recursos públicos. Con más de veinte partidos en la próxima contienda, observamos un abanico de caras que ya conocíamos sólo que ahora casi ninguno habrá de quedarse afuera. Sin ideas, sin propuestas, con acciones aburridas y francamente, bastante mediocres, los candidatos que comienzan a decantarse, dan mucha flojera y muy poco entusiasmo.
Cómo estaremos, que los que más proponen y realizan, presumen ingenuas pintas de muros y recolección de basura. En todo caso, ¿por qué no postularse para la dirección de parques y jardines de nuestra ciudad o jefes de limpieza y mantenimiento?
De los demás ni qué decir; su propuesta se traduce en juntas de café y comidas relajadas. Lo que los ciudadanos de a pie estamos viendo frente a nuestros ojos, es la desintegración total de las ideologías y la muerte de la política en su concepto original. Lo único que en realidad importa es llegar a cobrar la primer quincena, tocar el presupuesto de los ciudadanos y pasar a mejor vida.
Los de izquierda se fueron a la derecha, los de derecha al rosa y los que se odiaban ahora se alían. La única pregunta que nos queda por hacer es: ¿a dónde fregados corremos?
Digámoslo de otra forma, al día de hoy los ciudadanos de carne y hueso no conocemos una sola propuesta, idea o proceso que conceptualice alguna posible solución a los problemas de nuestras ciudades. En contraste, lo que sí sabemos, es que un número nunca antes visto de impresentables personajes, ahora quieren gobernarnos y vienen ahora sí, por todo o lo poco que aún nos queda.
El 6 de junio no será fácil y mucho menos sencillo. El cochinero electoral que habremos de presenciar es la suma de todos los males posibles. Si alguna esperanza aún tenemos es desde nuestra conciencia ciudadana, cuestionar, preguntar y marcar una agenda en las próximas campañas que permita nos puedan presentar mucho más que frases sentimentales, fotos de tacos, tortas o de algún precioso animal lejos del alcance de nuestras quincenas.
Si los dejamos solos, los candidatos hablarán de todo menos de la agenda de los ciudadanos, no necesariamente porque no quieren pero si porque ignoran los temas del cargo al que tanto dicen buscar llegar para servir o será que es, ¿para servirse?
Mientras tanto, cuestionemos, preguntemos, informémonos, para que no nos den -una vez más- atole con el dedo. Recordemos que ahora habrán de ser veintitrés sabores y no sé si aguantemos tantos dedos más.
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