Serpientes y escaleras - Suma de voluntades

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Suma de voluntades

El primer informe debe ser la oportunidad para convocar a todos a trabajar.

 

Suma de voluntades

A pesar de las adversidades y conflictos de todo tipo, Cuauhtémoc Blanco ha superado su primer año como administrador del estado; no ha sido sencillo para el exfutbolista avanzar en política, aquí las patadas son más duras que en el futbol y el trabajo de equipo es algo que rara vez ocurre. Morelos enfrenta un reto extraordinario como consecuencia de diferentes circunstancias y no podrá salir adelante sin la participación colectiva. El reto para el segundo año es hacer que todos se sumen.

Lo que informe mañana el jefe del ejecutivo puede no ser tan sustantivo para el segundo año de su gobierno como la manera en que lo haga; Cuauhtémoc Blanco se presentará por primera vez como gobernador ante la sociedad para dar a conocer la situación que guarda la administración a su cargo, para detallar lo que se ha vivido en este arranque y anunciar lo que vendrá en los años posteriores; pero sobre todo para que la sociedad refrende la confianza en su gobierno.

De manera simplista podemos decir que un informe de gobierno es un listado de acciones realizadas y de propuestas sobre cosas que se piensan hacer; el mensaje y la actitud que derive de este acto en particular puede ser determinante para los tiempos venideros.

La seguridad acaparará un espacio importante del informe, porque es el tema más doloroso para la entidad y en el resto del país. Aquí hagamos la primera reflexión:

Es imposible que las autoridades hablen en sus informes de una mejora sustantiva en el tema de la seguridad, porque la percepción pública refleja lo contrario; no se puede presumir algo que nadie cree, ni mucho menos ir en contra de la opinión que la mayoría tiene. ¿Entonces?

En el combate al delito y la violencia, el jefe del ejecutivo no tiene otro camino que referir la situación real en la que se encuentra el estado, las condiciones en las que recibió la estructura de seguridad y las dificultades que ha tenido como gobierno para dar la batalla; posteriormente deberá detallar lo hecho y los avances. No se trata de excusarse, ni mucho menos de olvidar los logros y las acciones realizadas, sino de comunicar correctamente lo que está pasando y, sobre todo, lo que piensa hacer para que las cosas cambien.

Justificar es algo común en política, pero hay que saber argumentar para que el mensaje sea creíble; lo que vive nuestro estado en materia delictiva no es cosa sencilla de resolver porque hay muchos factores sociales, económicos y políticos que intervienen. Mucho se ha hablado y escrito de la crisis programada que dejó la administración pasada y también de los amarres legales que se hicieron en el sexenio anterior para que el problema estallara. Lo que poco se ha dicho es que, en esta batalla, urge la suma de voluntades y la participación de las autoridades municipales, primeras responsables constitucionales de brindar seguridad a la gente.

Es aquí donde el mandatario debe apostar en materia de seguridad, pero también en todos los aspectos de la administración pública; para la seguridad y el desarrollo del estado es fundamental que los munícipes hagan su parte, que coadyuven para que las cosas cambien y se coordinen entre todos. La impunidad y varios aspectos de corrupción que inciden en la inseguridad y la estabilidad están directamente relacionadas con la falta de compromiso de los munícipes; también la incapacidad de los diputados.

El avance de Morelos no depende solo de la autoridad ejecutiva, en un estado con tres poderes es fundamental que se trabaje de manera coordinada y hoy, contrario a ello, es visible una separación y rompimiento entre autoridades de los tres poderes y tres niveles de gobierno.

Hay una condición que históricamente ha afectado a nuestro estado y a nuestro país: en México, las campañas no concluyen cuando se conoce al ganador de las elecciones, el pleito político de prolonga de manera indefinida y de forma permanente se apuesta por el fracaso del gobernante para recuperar el poder. Esta es una circunstancia que no tiene que ver con el partido, sino con una naturaleza autodestructiva y poco solidaria de nuestra clase política que ha impedido que Morelos avance al ritmo de otras entidades.

Por eso es fundamental que el gobernador aproveche su primer informe de gobierno para hacer un llamado a la unidad estatal y a la suma de voluntades, pero debe ser un llamado con acciones concretas y un cambio de actitud que haga de la buena voluntad un plan de acción.

Cuauhtémoc Blanco ha insistido que no es un político de carrera, pero como jefe del ejecutivo obligadamente necesita hacer política para dar resultados. Es evidente que el exfutbolista profesional desconfía de la clase política morelense (quizá de los políticos en general), no los respeta ni los considera aliados, pero debe convivir con ellos y buscar, a través del diálogo y la política, hacer los cambios que requiere el estado. Es imposible que el mandatario pueda resolver los problemas solo.

Muchos conflictos que enfrenta Morelos son de índole municipal y demandan trabajo legislativo; la seguridad, igual que el desarrollo y otros satisfactores sociales son responsabilidad directa de los alcaldes y de los diputados; por eso Cuauhtémoc Blanco necesita sumarlos a todos.

El primer informe de labores puede y debe ser el momento para que el jefe del ejecutivo le de un giro a su plan de gobierno y a la forma como históricamente se hace política en Morelos; todos reclaman al gobernador por los diversos problemas que enfrenta el estado, lo responsabilizan de la violencia y la inseguridad, pero pocos observan que en esta tarea hace falta la actuación de los otros poderes y las demás autoridades.

Más que observar las cifras, personalmente pondré atención en el mensaje político de Cuauhtémoc Blanco. Si llama a la unidad, si convoca al trabajo conjunto y realiza acciones específicas para que así sucedan las cosas, seguramente el segundo año de gobierno será mucho mejor para todos.

  • posdata

El reto del gobernadora Cuauhtémoc Blanco no es solo mejorar la seguridad y reactivar la economía, también le urge recuperar la confianza ciudadana en las instituciones.

Si lo logra, los siguientes años del exfutbolista profesional serán más sencillos; políticamente hablando, si lo consigue, el proyecto electoral de su partido y de quienes forman parte de su corriente política será más favorable.

Para que eso suceda es condición indispensable que el gobierno comunique mejor sus acciones, que el mandatario sea más cercano a la gente y que los secretarios hagan mucho más de lo que hasta ahora han hecho. Comunicación, diálogo y política son aspectos claves para cualquier administración.

Cuauhtémoc Blanco debe echar mano de los recursos que tiene a su lado para avanzar en este terreno; Ulises Bravo y Pablo Ojeda son figuras que, sin duda, le pueden ayudar a avanzar (lo han hecho) y le pueden abrir caminos en un terreno que aún no domina, pero en el que ahora participa.

Lo que sucede al interior de un gabinete estatal impacta en la imagen y en la percepción de un gobierno; lo ocurrido en el pasado ya no se puede deshacer, pero sirve de aprendizaje y experiencia para actuar en el futuro. Hoy Cuauhtémoc Blanco tiene claro a quienes tiene a su lado y con quien cuenta, a quien puede entregar su confianza y quienes le han dado resultados.

El trabajo en el segundo año de gobierno debe ser de consolidación interna y de recuperación hacia el exterior.

  • nota

Frente a una crisis multifactorial como la que se vive actualmente en Morelos, Cuauhtémoc Blanco tiene que buscar una estrategia amplia que atienda de manera inmediata los puntos urgentes de la agenda del estado, y trace una ruta crítica en los asuntos de mayor importancia. El momento que vive la entidad es atípico, el ambiente se enrarece como consecuencia de diversos conflictos y al ejecutivo le cuesta mucho reaccionar ante los problemas. Lo que su administración necesita es anticiparse a las crisis.

Aunque los temas tienen orígenes diversos, los conflictos que provocan en el ambiente estatal están perfectamente identificados. En principio aparece la inseguridad y la oleada de violencia que traen consigo la lucha de al menos cinco cárteles delictivos, con la natural multiplicación de los delitos del fuero común. Por otro lado está la problemática que deriva de la descomposición del ambiente social, producto de los golpes y pugnas entre actores de poder, la desaparición de liderazgos y la falta de interlocución entre los gobiernos y las distintas fuerzas sociales.

Por supuesto está además el conflicto económico que viene de la desaceleración del estado, el cierre de empresas y de negocios, la pérdida de empleos y la baja en la inversión pública y privada. Este fenómeno provoca que disminuya el circulante, que más gente se quede sin trabajo y muchos busquen (y encuentren) en la informalidad o la delincuencia el sustento que necesitan.

Un aspecto más es la operatividad de los gobiernos municipales y el estatal, la funcionalidad de las delegaciones federales y la línea que, de manera coordinada, deberían tener trazada para atender los problemas que afectan directamente a la ciudadanía.

Ir solo a la batalla contra los problemas del estado es difícil, casi imposible. Para que las cosas cambien en Morelos se necesita que los gobiernos se coordinen y la sociedad participe. No hay de otra.

  • post it

Si no hay seguridad no hay desarrollo y si no tenemos desarrollo no podemos tener seguridad; es un círculo vicioso. Sin desarrollo y sin seguridad es muy difícil mantener la gobernabilidad.

Para resolver la situación en la que vivimos hoy en México, primero debemos entender este concepto.

  • redes sociales

Lo siguiente fue compartido a través de las redes sociales y sirve para obtener una sonrisa a mitad de semana:

Así es la vida.

103 pasajeros y sólo 40 comidas fueron cargadas en un vuelo de México a Panamá.

La tripulación no sabía que hacer, sin embargo, la jefa de cabina, tuvo una idea:

Después de 30 minutos de vuelo anunció nerviosamente:

"No sé cómo sucedió, pero tenemos 103 pasajeros y sólo 40 cenas. Cualquier persona que sea lo suficientemente gentil para ceder su comida a otra persona, recibirá bebidas y licores gratuitos e ilimitados durante el vuelo”.

Su próximo anuncio vino dos horas después:

Si alguien quiere cambiar de opinión, todavía tenemos 40 comidas disponibles.

Moraleja:

Los borrachos tienen un gran corazón!

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