Serpientes y escaleras - ¿Quién ayuda al gobernador?

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - ¿Quién ayuda al gobernador?

La falta de experiencia no es pecado, el problema es no tener buenos colaboradores.

 

¿Quién ayuda al gobernador?

 

La administración estatal llegará al proceso electoral en condiciones muy complicadas; la imagen del jefe del ejecutivo no está en su mejor momento, la situación del estado es compleja y el partido que representa los intereses del ejecutivo dista mucho de ser el mejor. Los resultados electorales del fin de semana en Hidalgo y Coahuila advierten un cambio en las tendencias electorales y enciende las luces rojas en el Movimiento de Regeneración Nacional: Morena ya no gana en automático y al gobernador le urge un arropamiento social, y político distinto.

Hablemos de Cuauhtémoc Blanco: el gobernador de Morelos es un personaje reconocido y admirado por su trayectoria como futbolista, sus hazañas en la cancha lo convirtieron en una figura representativa de la cultura popular contemporánea, en un referente al hablar del futbol mexicano. La fama de Blanco como americanista es enorme, pero ha sido insuficiente para mantener a flote a las instituciones que ahora representa; la gente aplaude sus logros con el balón, pero le reclama su desempeño como mandatario.

Muchos hablan de la inexperiencia de Cuauhtémoc Blanco, razón por la cual consideran que no está haciendo un buen trabajo al frente del estado de Morelos. Las críticas son constantes, los adjetivos que utilizan en su contra suelen ser ofensivos y las comparaciones dejan claro que para un sector de la población no vamos por el camino correcto.

Lo que se olvida es que Blanco Bravo no es el único gobernante sin experiencia que hemos tenido; al inicio del presente siglo otra figura sin trayectoria política llegó a la jefatura del ejecutivo con apenas tres años de experiencia en la administración pública. Igual que Cuauhtémoc Blanco Bravo, Sergio Estrada Cajigal saltó de la alcaldía al gobierno estatal, aunque su historia es diferente.

El panista no sabía mucho de política e igual que el gobernador actual despreciaba a los políticos y la forma como históricamente se ejercía el poder. Una y otra vez el mecánico reiteraba que no era político, que lo suyo era trabajar y que con un par de obras callaba cualquier voz crítica o señalamientos adverso. “No pasa nada”, repetía.

Estrada Cajigal fue un personaje sui generis que confió en su carisma, en su estilo y en el arropamiento social que obtuvo en las urnas. Igual que Blanco, Estrada ganó las elecciones ayudado por una ola nacional, hizo una campaña sin argumentos, sin propuestas y su única oferta fue “El Cambio”, sin precisar de que se trataría dicho cambio.

La diferencia entre aquel gobernador y el actual es el equipo : Sergio Estrada tuvo el acierto de tener a su lado a un extraordinario equipo de obras públicas, lo cual le permitió por tres años avanzar en el trompicado camino de la función pública; su problema fue que el resto del gabinete panista estuvo lleno de amigos e incondicionales, de tipos que le juraban lealtad en las francachelas, que le hacían segunda en sus locuras e igual que él hicieron del gobierno estatal un prostíbulo lleno de frivolidades. Los resultados de ese sexenio los conocemos todos.

Sí Cuauhtémoc Blanco Bravo conociera la historia de los últimos gobernadores de Morelos quizá su actuar sería diferente; no es la primera vez que la entidad está a cargo de alguien sin experiencia en política y administración pública, pero se repite la historia de los últimos sexenios en la que el jefe se rodea de aplaudidores en lugar de funcionarios que le ayuden a sacar adelante al estado.

Pensemos por un momento que sería del gobierno estatal si al jefe del ejecutivo lo acompañara un equipo diferente, si en lugar de tener a funcionarios que se ocultan detrás de la fama del futbolista y le ocultan la realidad, hubiera elementos que abonaran con su trabajo a la estabilidad y crecimiento del gobierno estatal.

¿Qué tal que a alguien tomara la fama de Cuauhtémoc Blanco para hacer brillar al pequeño estado de Morelos, que acompañara su reconocimiento futbolístico con resultados gubernamentales e hiciera del carisma del goleador un plus en la estrategia de gobierno? Dicho de otra forma: ¿Que la base del gobierno fueran los resultados de las dependencias y que la imagen personal del gobernador se utilizara para reforzar los logros?

Aunque pareciera contrario a la lógica, rara vez un gobernante conoce todas las áreas de la administración y domina todas las funciones de un gobierno; para eso existen los secretarios y los asesores, la tarea del jefe del ejecutivo es la conducción y la supervisión, la definición de líneas estratégicas y la toma de decisiones; en el caso de Blanco Bravo su fama ayudaría a poner a Morelos en el escenario nacional, pero no por escándalos o tragedias, como ha sucedido en los últimos sexenios, sino por la conciliación social, los logros oficiales y la aplicación de la justicia.

No importa que Cuauhtémoc Blanco no sea experto en política ni conozca los entramados de la administración pública, el problema es que a su alrededor le han faltado colaboradores que lo conduzcan de manera correcta, que lo orienten en buen sentido, que lo alejen de los problemas, que utilicen su fama para acercarlo a la población y que lo vuelvan un punto de unión estatal en lugar de un motivo para pelear diaria.

Ninguno de los últimos gobernantes que hemos tenido en la época reciente ha sido experto en todo, los últimos 25 años han transcurrido entre figuras que llegan de fuera del estado, que son frívolos, que no tienen carácter personal o que son dominados por su familia. Con toda esa historia y tomando en cuenta las experiencias negativas del pasado lo que tendríamos que ver hoy debería ser contrario, es decir, un gobernador que no cometa los mismos errores ni utilice los mismos caminos.

Cuauhtémoc Blanco Bravo sufre un desgaste desproporcionado en su imagen personal, lo cual se ha traducido en una caída vertical de la confianza hacia su gobierno; la falta de resultados en algunas áreas, los conflictos sociales y tantos frentes de ataque abiertos se han combinado con la falta de una política que apueste por la conciliación, por el diálogo, que comprenda la importancia de la percepción y dimensione el valor de una estrategia de comunicación que anticipe temas y no solo reacciones a los problemas.

La elección del 2021 es un punto clave para el gobierno de Cuauhtémoc Blanco, será el momento en el que la ciudadanía dará una calificación a su trabajo y con ello refrendará o cambiará los equilibrios políticos y de poder en el estado.

Lo ocurrido el fin de semana en los estados de Hidalgo y Coahuila son una interesante llamada de atención a la clase política, nos mostró que en cuestiones electorales ni los muertos estaban tan muertos como pensábamos, ni los vivos son tan vivos como presumen. La imagen del gobernante definitivamente influye en el proceso electoral y en el 2021 la figura de Cuauhtémoc Blanco será parte importante de los discursos de campaña.

Al gobernador le urge un cambio de estrategia y un mejor manejo de su figura.

  • posdata

Las elecciones en Hidalgo y Coahuila tendrían que hacer pensar a Morena y a sus aliados sobre la importancia de elegir buenos candidatos para el 2021; los resultados dominicales dejan varias lecciones: 1- La encuesta, la consulta y la elección son cosas distintas, las predicciones de las casas encuestadores suelen fallar y los conflictos internos sí pegan en las urnas. 2- Morena ha dejado de ser el partido invencible del 2018, está en el ánimo de más personas, pero para que esa simpatía se convierta en votos es fundamental que postulen buenos candidatos. 3- Las alianzas y coaliciones sirven, son importantes, pero su efectividad depende del perfil de quien las represente. 4- Aunque lo parece, la oposición no está muerta y puede dar sorpresas si elige bien a sus candidatos.

En Morelos aplican todas esas condicionantes: existe un desgaste de Morena por la falta de liderazgo interno, por los problemas sociales que han lastimado la imagen del presidente López Obrador y también la del gobernador Cuauhtémoc Blanco; añádase  la división en el partido, la orden de aliarse con el PES, la imposición de la candidatura de Jorge Argüelles y la falta de apoyo a los alcaldes del Movimiento de Regeneración Nacional.

Piensa lectora lector queridos ¿A cuál de los 5 diputados federales que fueron electos en las urnas en el 2018 le volverías a dar tu voto? ¿Quién de los 20 legisladores que integran la 54 legislatura de Morelos consideras que puede volver a competir con posibilidades reales de ganar?

En Morelos Morena duerme en sus laureles, su dirigencia no ha tenido la capacidad de definir una estrategia, ni el ánimo de llamar a la unidad interna más allá de la tribu política que representa. Los alcaldes de Morena tienen que luchar contra los diputados de Morena, no tienen apoyo del partido, ni ayuda de ningún tipo. La posibilidad de que el Movimiento de Regeneración Nacional repita la coalición electoral del 2018 es real, pero la imposición de un acuerdo sería contraproducente.

Como en Hidalgo y Coahuila, en Morelos Morena está sumido en conflictos internos, ha dejado de representar a sus gobiernos, no hace política, no maneja agenda social ni tiene control en su bancada parlamentaria. Las consecuencias del desaseo en el que se mueven los morenistas se perciben desde ahora y puede hacer crisis cuando en unas semanas inicie el proceso de selección de candidatos.

Digámoslo con claridad: Morena ya no es garantía de triunfo; para que las cosas funcionen en ese partido necesitan mezclar siglas y buenos candidatos.

  • nota

Muchos dicen que el diputado Jorge Argüelles será el candidato del PES y Morena en Cuernavaca, afirman que tiene el apoyo el absoluto del gobernador y que desde México se ordenará la coalición en la capital con el diputado Belindo como candidato.

Suponiendo que así fuera, el legislador y presidente del PES necesita cambiar de estilo, debe dejar de lado la arrogancia que lo caracteriza y comenzar a cicatrizar heridas. Es posible que el presidente López Obrador ordene a su partido que firme un acuerdo en la capital, pero no podrá hacer que la estructura del partido se mueva en favor de Argüelles, no evitará la contracampaña interna, ni mucho menos convencerá a los simpatizantes de votar por alguien que fue impuesto.

Como amigo, el gobernador Cuauhtémoc Blanco está haciendo su parte, puede convencer al presidente de que le den la candidatura y puede ayudar al dirigente del PES a perseguir su sueño; Jorge Argüelles debe responder a ese apoyo con una actitud diferente, tiene que acercarse a Morena, necesita cerrar frentes de ataque y dedicar más tiempo a la ciudad que pretende gobernar.

  • post it

Diversas denuncias en varias instancias de gobierno se han presentado en la ciudad de México contra algunos personajes de la vida pública local. Hay acusaciones superficiales que hablan de temas triviales, subjetivos y poco llamativos, pero otras ofrecen datos, dan detalles y acompañan las denuncias con pruebas.

Tantos expedientes ya llamaron la atención e hicieron voltear a algunos personajes cercanos al gran tlatoani nacional; en México han puesto atención especial en Efrén Hernández, de la DGPAC y en un tal Christian Carmona, quien no forma parte del gabinete pero, dicen, influye mucho en algún área.

Hay que esperar a ver hasta dónde llegán las investigaciones.

  • redes sociales

Con la fama personal que tiene y el reconocimiento internacional por su carrera como futbolista, lo único que le falta al gobernador Cuauhtémoc Blanco es un mejor equipo con el cuál jugar.

Aún no es tarde para remontar el marcador.

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