Serpientes y escaleras - Los cierres de sexenio

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Los cierres de sexenio

Los finales siempre son difíciles. Algunos más que otros.

 

Los cierres de sexenio

Los cierres de sexenio no son fáciles, la conclusión de un mandato es un proceso complejo en todos los sentidos y en algunos casos deriva en situaciones de alta conflictividad, dependiendo del número de heridos que el gobernante haya dejado en el camino. El gobierno de Cuauhtémoc Blanco no tendrá un final sencillo, desde ahora es posible advertir la belicosidad de sus adversarios y la problemática que puede venir contra él y su equipo si no comienzan a sanar heridas y a procesar la salida. Todos los finales son difíciles, pero algunos lo son más que otros.

Dos expresiones han sido constantes en el exjugador del América desde que llegó a Morelos a gobernar, primero la capital y luego el estado: 1- Yo no soy político. y 2- No me importa lo que digan de mí.

Acostumbrado a la fama y la polémica, Cuauhtémoc Blanco ha ejercido un estilo peculiar de gobernar, compartiendo el poder, cobijando a sus amigos y enfrentando a una clase política con la que nunca tuvo interés de tratar. “Yo no soy como ellos” ha dicho el mandatario en muchas ocasiones, en referencia directa a la corrupción que caracteriza a los políticos morelenses de los últimos años.

La buena relación con el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido fundamental para que la crisis no alcance al jefe del ejecutivo morelense a lo largo de cinco años, pero no será suficiente para salvaguardarlo una vez que concluya su mandato y existan nuevos titulares del ejecutivo en el estado y en el país. Sea quien sea el relevo de AMLO, el americanista no tendrá el mismo cobijo. Y quien quede en su lugar difícilmente pagará los platos rotos del sexenio.

El peor momento para un gobernador es cuando deja el cargo; lo es en principio porque de inmediato se pierde fuerza y atención, de un día para otro deja de ser la figura importante a la que todos buscan y con quien todos quieren platicar; de golpe el personaje se convierte en un ciudadano más, pero alguien con el que los demás tratarán de guardar distancia para no comprometer su relación con el nuevo gobernante; ahí aparece la primera crisis, la crisis anímica.

Lo es también porque en ese momento de soledad los enemigos se vuelven más agresivos, se multiplican, los ataques llegan con más fuerza y ya no se tiene estructura ni equipo para defenderse. El séptimo año es complejo porque ya no se tiene el control de las instituciones, ni la estructura de un gobierno con la cual escudarse; peor: los exgobernantes pasan de ser las figuras queridas, respetadas y solicitadas a convertirse en personajes con quienes nadie quiere estar, porque huelen al pasado.

En algunos casos, como sucedió con el gobierno de Marco Adame y Graco Ramírez, las revisiones financieras, administrativas y legales se combinan con ataques mediáticos, acusaciones por malas acciones y acciones legales formalmente presentadas ante las instancias correspondientes. Cuauhtémoc Blanco se fue a la yugular de su antecesor desde el primer día de su mandato, interpuso decenas de denuncias, aunque no ha podido concretar ninguna acción legal porque las carpetas de investigación han sido inconsistentes; lo que no han parado son los señalamientos.

El exgobernador perredista anticipó a tiempo que vendrían tiempos difíciles y actuó en consecuencia: corrigió sus expedientes, desapareció información comprometedora, nombró fiscales a modo e hizo una limpia exhaustiva de todas las heces de su gobierno. La forma de enriquecerse en el sexenio pasado fue burda, pero no por torpe; explico: fue secreto a voces que los contratos y las obras de gobierno eran autorizadas por Rodrigo Gayosso, que los conciertos eran contratados a través de una empresa de José Domingo Ramírez y que Elena Cepeda metía la mano en todos los asuntos de dinero del estado. Probarlo es el problema.

Aunque todo esto ocurrió a la vista y con un evidente sobreprecio, sus acusadores no han sido capaces de comprobar nada, la gran mayoría de las denuncias presentadas por el gobierno estatal contra la administración pasada están perdidas en la burocracia o fueron desechadas por falta de elementos. La consejería jurídica y la contraloría estatal son dependencias inoperantes, visiblemente mediocres y con un porcentaje de eficiencia que solo se puede soportar en un gobierno igual de conformista, porque en cualquier empresa privada los habrían despedido desde hace mucho tiempo por falta de resultados.

Graco Ramírez blindó su salida desde varios ángulos: limpiando o desapareciendo expedientes y construyendo un andamiaje de protección que volvería muy difícil que lo llamaran a cuentas; elementos para proceder contra el corruptísimo exgobernador hay muchos y a la vista, desde los conciertos contratados muy por encima de su precio hasta las obras públicas de mala calidad, muy caras o en algunos casos inexistentes. El punto es que el gobierno de Cuauhtémoc Blanco no le ha podido documentar nada.

Lo que vivió el tabasqueño puede vivirlo después del 2024 el de Tepito: ante la falta de acciones en su contra, Graco Ramírez ha perdido el miedo, se vuelve a pasear en espacios públicos, organiza reuniones políticas, retoma alianzas y tuitea improperios en contra de Cuauhtémoc Blanco. Frenar la impunidad y proceder conforme a la ley no debió ser solo una frase discursiva de esta administración, tuvo que haber sido una acción contundente por diferentes razones, entre ellas establecer un antecedente y evitar que en el futuro los ladrones se volvieran contra al final del mandato.

En la recta final de su mandato Cuauhtémoc Blanco y su equipo deben tener muy claro el panorama que se está gestando frente a ellos; la suma de enemigos que han creado a lo largo del sexenio se combinan con el hecho que en el proceso de sucesión el mandatario es juez y parte, solo apoya a sus candidatos y amaga con vetar a quienes considera adversarios.

Cuauhtémoc Blanco no está trabajando su salida desde los ángulos que debería: no tiene alianzas políticas más allá de sus amigos, no construye puentes de diálogo con quienes podrían sucederlo, ni tiene la certeza que el próximo congreso será afín a él o al menos respetará lo que fue su investidura. Graco Ramírez nombró fiscales, impulsó aliados a la cámara y se blindó jurídicamente con una revisión previa de sus actos antes de entregar el poder. ¿Qué de ello está haciendo el futbolista?

Dada su popularidad y la cercanía que tiene con el presidente Andrés Manuel López Obrador, Cuauhtémoc Blanco fácilmente podría llegar al senado de la república, pero para que eso suceda debe separarse del cargo y eso, en la situación actual de la política en Morelos, resultaría un acto suicida, porque en el momento que lo haga los diputados impondrían a un adversario en su lugar, procederían legalmente contra él, anularían a sus candidatos y armarían una campaña de estado basada en dos de los tres poderes.

Es visible que a esta altura del sexenio el gabinete estatal ya se partió, es decir, algunos secretarios ya no atienden las instrucciones del gobernador, sino a sus intereses; electoralmente hablando unos pocos apoyan a Víctor Mercado, otros le juegan la contra y muchos simplemente dejan que el tiempo avance sin hacer nada por nadie.

Si no cuida su salida, el cierre de sexenio de Cuauhtémoc Blanco puede ser sumamente complicado.

·         posdata

El alcalde de Xochitepec Morelos, Roberto Gonzalo Flores Zúñiga, enfrenta un serio problema derivado de la manera como su administración está cobrando a los ciudadanos por el arrastre de los vehículos que cometen alguna falta administrativa; algunos afectados ya se inconformaron y las autoridades del TJA, al revisar la manera como sucedieron las cosas, detectaron irregularidades en el cobro de los derechos bajo los conceptos de corralón, arrastre, pensión e inventario.

La falta cometida por el gobierno de Xochitepec es muy grave y en caso de que alguno de los afectados presente formalmente una denuncia por ejercicio indebido y concusión, la pena podría ir de los 5 a los 10 años de cárcel, pasando por supuesto por la destitución del presidente municipal en el momento de la condena.

La historia es la siguiente:

1-      El Código Fiscal del Estado de Morelos, establece que el contribuyente que realice el pago de créditos fiscales tiene el derecho de recibir de la oficina recaudadora un recibo oficial o forma autorizada en la que conste impresión original de la máquina registradora o el certificado del sello digital de la oficina recaudadora, siempre que el pago se proceda a realizar en las oficinas de las instituciones de crédito autorizadas, lo que no sucede con las notas de pago a la persona moral “Grúas Hidalgo y/o Grúas interestar” por los conceptos de “corralón, arrastre, pensión e inventario”.

2-      Ninguna autoridad del Ayuntamiento de Xochitepec puede cobrar personalmente o en su caso autorizar o permitir que un particular o interpósita persona cobre multas o derechos, porque la única autorizada es la Tesorería de ese Municipio, quien conservará o retendrá valores municipales. Lo anterior con fundamento en lo dispuesto en la fracción VI, del artículo 42, de la Ley Orgánica Municipal del Estado de Morelos.

3-      La persona moral denominada “Grúas Hidalgo y/o Grúas Interestar”, en términos de ley no está autorizada para cobrar esos conceptos, de ahí que si recibió este recurso público debe reintegrarlo a la hacienda pública o al patrimonio del Ayuntamiento de Xochitepec, Morelos, de conformidad con lo dispuesto por la fracción VIII, del artículo 45, de la Ley Orgánica Municipal del Estado de Morelos.

4-      No pasa inadvertida la posible responsabilidad en que incurrieron los servidores públicos que en razón de sus atribuciones y competencias, les hubiera correspondido la vigilancia y aplicación de la normatividad para la debida recaudación de los ingresos del Municipio de Xochitepec.

5-      La Hacienda Pública Municipal de Xochitepec ha sido objeto de un posible detrimento económico y al mismo tiempo pudiera encuadrarse la comisión de un hecho contrario a la ley denominado defraudación fiscal, en términos de lo dispuesto por el artículo 108 del Código Fiscal de la Federación y los artículos 245 y 251 del Código Fiscal del Estado de Morelos.

Independientemente del curso que siga esta historia, la falta ya fue cometida y no se puede borrar, porque el daño queda registrado en las cuentas públicas. La sanción depende de que alguno de los afectados se inconforme formalmente y las autoridades hagan su parte.

·         nota

El debate por la seguridad entre el diputado Julio César Solís y el almirante Guarneros subió de tono, pero no derivó en acciones concretas para atender la problemática. El legislador sigue haciéndole el juego sucio a otros, ataca sin argumentos, pero sobre todo sin la solvencia moral que debe tener un representante popular. Veámoslo así: la actual es la peor legislatura en la historia de Morelos, la más corrupta, la más ineficiente, indolente y mediocre, amén de que se trata del congreso con mayores sospechas de tener relación con grupos delictivos. ¿Con qué cara (y sin argumentos) el diputado reclama por un tema del cual es corresponsable?

La estrategia de seguridad del estado es indefendible por sus resultados, por la actitud de su titular y por la situación que se vive en la entidad; el comisionado de seguridad se justifica dando cifras de detenidos y añadiendo algunas acciones emprendidas, pero no es capaz de argumentar con elementos que Morelos va por buen camino en su lucha contra la delincuencia.

Al final, como siempre, los ciudadanos quedan en medio de un pleito de poder, en este caso entre un diputado mediocre y un funcionario indolente. Tiene razón José Antonio Ortiz Guarneros cuando dice que el diputado Julio César Solís no ha hecho nada como representante popular por los morelenses, sobre todo en materia de seguridad. Pero también él queda a deber, porque se supone que se trata de un profesional con ampla experiencia en el tema, con todo el respaldo de la federación y el apoyo incondicional del gobernador.

El debate mediático lo gana el marino, pero las consecuencias de ambas posturas las pagamos todos los ciudadanos.

·         post it

Lo que hizo Xochitepec con el cobro de grúas, también ha ocurrido en Cuernavaca.

·         redes sociales

Antes le decían corrupción, ahora le llaman transparencia. Antes se catalogaba como año de Hidalgo, ahora es bono de retiro.

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