Serpientes y escaleras - La sucesión

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - La sucesión

Ocho morenistas buscan suceder a Cuauhtémoc Blanco en el 2024

 

La sucesión

Los precandidatos y precandidatas a la gubernatura de Morelos por el Movimiento de Regeneración Nacional aceleraron el paso y desplegaron anuncios por todos lados pensando que así mejorarán su posición en la encuesta que en algunas semanas levantará su dirigencia. La 4T es una marca que aún vende, supera en reconocimiento a los otros partidos y representa la mejor plataforma para competir en el 2024; el reto de Morena es no dividirse en el camino.

Las encuestas que diferentes empresas han levantado en los últimos meses sobre la intención del voto y el posicionamiento de los precandidatos varían dependiendo de quien manda hacer el estudio, pero coinciden en algunos puntos: 1- Morena aventaja por casi veinte puntos a la coalición PAN-PRI-PRD, pero también existe un veinte por ciento de personas indecisas que aún no han definido el sentido de su voto. 2- Los hombres mejor posicionados en el Movimiento de Regeneración Nacional son, en el orden que se quiera ver, Rabindranath Salazar, Juan Ángel Flores y Rafael Reyes; en el terreno femenino Lucía Meza le saca el doble de puntos a Margarita González Saravia, pero la percepción que tiene la senadora es desfavorable. 3- El político de oposición más conocido es el alcalde de Cuernavaca José Luis Urióstegui, pero su aprobación está por debajo de la de todos los candidatos de Morena.  

La carrera dentro de la Cuarta Transformación no es sencilla a pesar de que los números les favorecen; para que las cifras que exponen las diferentes encuestas se materialicen es fundamental que el partido no se divida a partir del choque entre precandidatos. La fuerza de Morena es mayor a la de sus contrincantes, pero en el 2024 Andrés Manuel López Obrador no estará en la boleta y ninguna de las corcholatas tiene el arrastre que en el 2018 tuvo en tabasqueño.

De cara a la aplicación de las encuestas los precandidatos tratan de posicionarse a través de publicidad subliminal para que su nivel de conocimiento crezca y sus números mejoren, pero el conocimiento es solo uno de los diez puntos que medirá el partido; ser conocido es importante, pero no definitorio.

En materia de estructura también hay que observar algunas cosas: solo tres de los ocho precandidatos, mujeres y hombres, tienen seguidores propios: Rafael Reyes, Rabindranath Salazar y Juan Ángel Flores; los demás se mueven a partir estructuras monetarias, es decir, de gente que acude a los eventos en función de lo que le dan y que, en el caso de quienes se han presentado en los eventos de Jaime Juárez, emulan lo que en el 2018 hizo Rodrigo Gayosso. Hasta con las mismas personas.

La carrera por la candidatura de Morena se da a partir de diferentes variables, la primera es el posicionamiento en campo y ahí quienes aventajan son los alcaldes. Luego está el respaldo político y en ese plano el campeón es el coordinador de asesores. También es importante considerar la consideración de género, donde hay tres aspirantes. Y al final, pero no menos importante, está la capacidad de unir al partido y atraer votos más allá del obradorismo simpatizante; ninguno resalta en este punto.

Suponer que el candidato que lance el Movimiento de Regeneración Nacional será el más posicionado suena bien en el discurso, pero no es del todo cierto; todos los que aspiran a la candidatura al gobierno de Morelos por la 4T tienen claro que el primer filtro es la encuesta, pero también saben que pesará la opinión del presidente, de quien sea candidato presidencial y del gobernador. Independientemente del respaldo político o la ventaja de género, es fundamental estar en los primeros sitios de la encuesta para ser considerado; eso y que no exista veto en su contra, ni del gobierno federal ni del gobernador.

El panorama preelectoral en Morena no es claro para ninguno de los contendientes; cada uno maneja su propia lógica, tiene su propio discurso y se mueve en función de lo que considera mejor. Los razonamientos de todos son válidos, cada cual tienen argumentos para defender su postura y para suponer que están haciendo lo correcto. Un aspecto delicado es que a pesar de que el proceso de selección de candidatos está a la vuelta de la esquina, no hay conducción política en Morena.

Históricamente el gobernador ha sido una figura preponderante en el proceso de sucesión, porque a pesar de que hasta ahora ningún mandatario en Morelos ha logrado dejar un sucesor, su influencia en el partido y sus directrices marcaban las reglas del juego en la contienda interna. Hoy no es así.

Cuauhtémoc Blanco Bravo busca una nueva posición electoral fuera del estado, pero también se ha convertido en un jugador en el proceso de sucesión local a través de sus dos precandidatos; esto no es malo, pero llama la atención que en lugar de asumir el papel de árbitro en el proceso y liderar las cosas para que las pasiones no se desborden entre los aspirantes, es una pieza más del juego, alguien que se mueve en el mismo plano, que pelea con los aspirantes y no tiene ascendencia entre los precandidatos.

La definición de la candidatura al gobierno de Morelos en el 2024 por el Movimiento de Regeneración Nacional aún está en el aire; todos los precandidatos se están moviendo y en las últimas semanas han acelerado sus actividades: multiplican su imagen en espacios publicitarios suponiendo que con ello mejorará su posicionamiento en las encuestas y organizan eventos masivos, al estilo Gayosso, como si eso sirviera para algo más que una foto.

Cualquier cosa que hagan es válida porque en esta competencia no hay reglas ni árbitros y el único límite es el que establece la propia reglamentación electoral. A diferencia del pasado, cuando se marcaba pauta a los competidores, ahora todo queda al libre albedrío de los aspirantes.

¿Pueden salir bien las cosas sin que exista una conducción política y partidista? El tiempo lo dirá.

·         posdata

Víctor Mercado aceleró el paso en su estrategia de posicionamiento mediático; el coordinador de asesores se nota mucho más activo, tiene más presencia en medios, está reunido permanentemente con distintos sectores del estado y se le ve estrechando lazos con todo mundo.

La bandera gubernamental que porta es buena en el sentido que le permite ser un solucionador de problemas, gestor de peticiones y puente de diálogo; la personalidad de Víctor también ayuda: es un hombre sencillo, que escucha y que históricamente se ha caracterizado por sumar voluntades. Sí desde el principio del sexenio le hubieran concedido el margen de operación que hoy tiene, el gobierno del estado y su titular se habrían ahorrado muchos problemas y dolores de cabeza.

El reto de Mercado Salgado no es darse a conocer, porque es un hombre de aquí, está arraigado y tiene amistades en todos lados; por muchos años fue funcionario en un área donde personalmente atendía a miles de personas y ello le valió identidad con un gran número de ciudadanos. Luego se fue a la iniciativa privada y desde ahí multiplicó sus amistades y continuó ayudando a quien podía.

Víctor Mercado no sería un mal candidato de Morena, es un hombre identificado con la gente, conciliador, que podría poner fin a cinco sexenios de conflictos políticos y enfrentamientos sin sentido. Su reto es romper la lógica histórica de que en Morelos el gobernador no deja sucesor.

Su agenda de trabajo es intensa y ha mejorado su presencia en medios, aunque su estrategia de promoción podría ser mejor.

·         nota

El presidente municipal de Jojutla creció mucho en los últimos años, se trata del alcalde morelense mejor posicionado y por ello se convirtió en una figura atractiva para Morena. Como jefe de gobierno Juan Ángel Flores ha hecho un buen trabajo, pero como el resto de los precandidatos, de unos meses a la fecha se ha dedicado más a la promoción de su imagen que al cumplimiento de sus responsabilidades.

Juan Ángel Flores es un fanático de las redes sociales, apuesta a ellas, les invierte mucho tiempo y dinero pensando que por ahí logrará posicionarse; todo lo que hace lo sube a internet, se mantiene al día en las tendencias y se ha convertido en el rey del Photoshop. Hace lo mismo que hizo Ricardo Mejía Berdeja.

Todo lo que le pudo sacar de provecho a estas plataformas ya lo obtuvo, difícilmente logrará ganar más; lo que le falta es trabajo de campo, estar en las calles y generar alianzas políticas que le abran las puertas que no le abrirán sus videos con filtros.

Pongámoslo de esta forma: Juan Ángel Flores creció, pero ya se estancó.

·         post it

Una figura que se quiere volver a la pelea es el edil de Jiutepec Rafael Reyes; el jiutepequense privilegió la estructura y el trabajo en su municipio y ello, aunque lo consolidó en su territorio, no le permitió ir más allá.

De unas semanas para acá Rafael Reyes ha modificado su estrategia, ha logrado más presencia en medios y a partir de ahí su imagen creció. Un punto complejo en su proyecto político es su carácter: se formó a la sombra de Juan Salgado Brito, pero emula al exgobernador Rafael Moreno Valle.

Administrar el segundo municipio en importancia del estado, el de más alta concentración poblacional y el que genera mayores recursos para el estado no es poca cosa; sin el manejo de la capital, Jiutepec es la mejor plataforma que tiene Morena, pero ello implica que su alcalde se mueva más allá de su espacio y deje de pelearse.

Lo menos que necesita Morelos después del 2024 es otro gobernante pugilista.

·         redes sociales

Dos morenistas bien posicionados son Rabindranath Salazar y Lucía Meza, el primero fundador del partido y la segunda sin militar.

Hace algún tiempo nadie habría dudado que cualquiera de los dos sería candidato, pero hoy, a pesar de no estar mal en las encuestas, parece difícil que su aspiración se consolide. Los dos están vetados por el gobernador Cuauhtémoc Blanco, pero sobre todo son mal vistos por el presidente López Obrador.

A Rabindranath le encomendaron la importante tarea de proyectar el Banco de Bienestar y falló. Peor: la Auditoría Superior de Fiscalización ha dado a conocer que existen observaciones muy delicadas en el manejo de Bansefi en el periodo 2018 2020, justo cuando él lo condujo.

El caso de la senadora es distinto de forma, pero igual de grave en el fondo: por cuatro años Lucía Meza jugó en contra del presidente López Obrador, intentó a través de Pedro Haces crear un nuevo partido político, Fuerza Por México, y junto con Ricardo Monreal mantuvo una alianza política anti AMLO en el senado. Todo lo registró el gobierno federal.

Ambos políticos están fuera de la simpatía del presidente de México y no gozan de la confianza de la dirigencia de Morena. Ante ello el veto del gobernador es lo de menos.  

Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx

Twitter: @eolopacheco

Facebook: Eolopachecomx