Serpientes y escaleras - La otra candidatura

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - La otra candidatura

¿Qué tan sencillo es construir una candidatura de oposición?

 

La otra candidatura

La oposición en Morelos quiere recuperar la gubernatura a través de una alianza, porque sólo de esa manera pueden competirle al Movimiento de Regeneración Nacional. El bloque que presentaría la propuesta más fuerte estaría conformado por los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática; Movimiento Ciudadano tendrá su propio candidato y los organismos políticos locales se sumarían a alguno de los partidos grandes o apostarían por una candidatura en solitario. Que la oposición recupere el gobierno de Morelos en el 2024 es difícil, pero no imposible.

Como se trata de la corriente con mayor intención de voto en Morelos en este momento, Morena tiene entre sus filas a varias figuras deseosas de abanderar la candidatura en la siguiente elección; en fila hay al menos siete precandidatas y precandidatos, pero de manera colateral existe un número casi igual de figuras que desde la militancia o como simpatizantes quieren ser considerados.

De lo que muy poco se habla es de quién o quiénes estarían interesados en encabezar una propuesta opositora al gobierno de Morelos en el 2024; al único que se menciona hoy es al alcalde de Cuernavaca José Luis Urióstegui, pero él mismo ha dicho en reiteradas ocasiones que antes de pensar en una próxima cruzada electoral, primero debe atender y resolver los problemas que agobian a la capital.

Por distintas razones el nombre del presidente municipal de Cuernavaca es el que más suena en la carrera por la sucesión: se trata del edil de la capital, de un hombre respetable y del abanderado del PAN, el partido menos despreciado del lado de la oposición.

Dentro de Acción Nacional también se ha mencionado al presidente de la mesa directiva del congreso local Francisco Erick Sánchez Zavala, pero visto el rumbo que lleva la legislatura, el diputado solo puede ser considerado para algún espacio legislativo; su camino menos riesgoso sería la reelección.

Fuera de Urióstegui y Zavala, en el PAN no hay nadie más con el perfil necesario para ocupar una candidatura al gobierno estatal. En otros partidos existen personajes cuyos nombres también se han puesto sobre la mesa, como el senador Ángel García Yáñez o el diputado local Agustín Alonso Gutiérrez, pero ninguno de ellos tiene la rentabilidad social ni el empuje electoral para representar a la oposición en un espacio como ese. Por eso el análisis siempre regresa a Urióstegui.

Por trayectoria, frente al desgaste político de la 4T y ante la posibilidad de que la candidatura de Morena sea entregada al gobernador Cuauhtémoc Blanco, José Luis Urióstegui se vuelve un candidato atractivo, pero para que dicha posibilidad se concrete primero tiene que hacer bien las cosas en Cuernavaca. Y eso hasta ahora no está ocurriendo.

A un año y medio de la elección los partidos ya no tienen tiempo para inventar una candidatura, es decir, difícilmente se puede pensar que surja una propuesta electoral diferente a lo que vemos ahora, porque no existen liderazgos ocultos en el estado, ni tampoco se puede construir la imagen de alguien en un lapso tan corto. Tanto del lado de Morena como de la oposición el candidato saldrá de quienes están a la vista; la única variable en esta ecuación podría estar en Movimiento Ciudadano, que eventualmente captaría a quienes rompan con el Movimiento de Regeneración Nacional cuando se definan las candidaturas.

Cuernavaca representa la mejor vitrina para que la oposición coloque en el imaginario social a una propuesta electoral, pero el trabajo para lograrlo es arduo y debió comenzar a hacerse desde hace tiempo; el congreso no es opción para ningún partido, es decir, no hay manera que desde la cámara surja un candidato al gobierno estatal, porque el desgaste en el que se encuentran inmersos los miembros de la legislatura les complicará, incluso, sus posibilidades de reelección.

La candidatura opositora al gobierno de Morelos necesita hacer más que apostar al deterioro de la 4T. Los negativos que cargan los gobiernos federal y estatal a esta altura del sexenio son altos, pero no suficientes para que en automático gane alguien distinto. Pongámoslo de esta manera: entre la sociedad existe un enojo evidente en contra de Morena, del presidente López Obrador y del gobernador Cuauhtémoc Blanco, pero eso no quiere decir la sociedad haya olvidado las corruptelas, abusos y torpezas de los gobiernos del PAN, PRD y PRI.

El reto de la oposición en el 2024 es presentar una oferta electoral mejor a la del Movimiento de Regeneración Nacional, pero distinta a lo que es el PRI, PAN y PRD, es decir: el candidato opositor al gobierno de Morelos en la siguiente elección no puede ni debe ser un militante panista, priísta o perredista, porque ninguno de ellos es mejor que la oferta de la 4T. Para ganar tienen que postular a una figura con un perfil social, más cercano a la gente y distante de los partidos.

José Luis Urióstegui podría ser esa figura, pero para que ello suceda primero debe sacar adelante la ciudad; hasta ahora el trabajo realizado por el abogado ha dejado mucho que desear, sobre todo en cuestiones de carácter. Se puede reconocer la honestidad y la sobriedad del edil, pero es imposible pasar por alto que los problemas y la falta de resultados están directamente relacionados con su tibieza, con el control que sobre él ejercen los hermanos Martínez Terrazas y su incapacidad para corregir el rumbo.

Pensemos en José Luis Urióstegui como gobernador ¿También podría la seguridad en manos de una policía de chocolate? ¿Mantendría la misma pasividad ante las contingencias sociales? ¿Elegiría un gabinete tan malo como el actual? ¿Becaría y mantendría a su lado a su compadre y amigos, a pesar de los múltiples señalamientos de ineficiencia y corrupción? ¿Antepondría, como ahora, los intereses de su partido a los de la sociedad? ¿Olvidaría tra vez sus promesas de campaña?

El alcalde capitalino es la mejor propuesta que existir frente a Morena en el 2024 y eso en lugar de ser bueno es triste, porque significa que la mejor oferta que tienen es lo menos malo que hay en la oposición. Del lado de Morena existe una oferta diversa, no totalmente buena, pero distinta y al menos le permite al partido elegir; enfrente no hay mucho, de hecho casi todo se reduce a la posibilidad de que en los próximos meses José Luis Urióstegui enderece el barco o ante un rompimiento interno en Morena, la oposición juegue con alguien de la 4T, como sucede en Coahuila.

Ante un escenario así el presidente municipal de Cuernavaca debe ser cuidadoso de los escenarios y los pasos que dé en términos electorales. Obtener la postulación de una alianza opositora al gobierno estatal en el 2024 le resultará relativamente fácil porque no hay nadie más enfrente y ya no da tiempo de construir a un nuevo candidato; el problema es que participar en una campaña sin condiciones para ganar lo único que le conseguiría sería un enorme quebranto económico y una derrota electoral que lo podría condenar al ostracismo político.

Mandar a Urióstegui a perder es algo que los hermanos Terrazas harían sin ningún tipo de remordimiento, sobre todo porque es sabido que ellos quieren la candidatura de Cuernavaca para Daniel, el exdiputado que intentó repetir en el cargo usurpando una candidatura indígena. Los otros partidos de la alianza apoyarían esta idea porque, aún perdiendo, elevaría los sufragios y ello se reflejaría en más prerrogativas económicas para las dirigencias.

La posibilidad de que la oposición recupere el control del gobierno de Morelos en el 2024 es real, pero no en las condiciones como se encuentran ahora las cosas; los graves problemas operativos y de imagen que tiene el ayuntamiento de Cuernavaca y el monumental desgaste social del congreso, en nada ayuda a proyectar la idea de una candidatura distinta, mejor y más atractiva para la ciudadanía.

Cualquiera puede ser candidato para perder; para ganar se necesita más que buena voluntad.

·         posdata

La debacle del órgano electoral morelense comenzó cuando los partidos comenzaron a imponer consejeros y con la reforma federal del 2014, cuando se convirtió en un ente disfuncional que únicamente replicaba las acciones del Instituto Nacional Electoral.

Casi desde su creación, el Instituto Morelense de Procedimientos Electorales y Participación Ciudadana ha sido manejado a capricho de los partidos políticos a través de los consejeros; su actuación ha sido opaca no solo en materia de recursos materiales y humanos, también es parcial en lo que respecta a su actuación como árbitro electoral y tendenciosa en sus decisiones en las contiendas.

El peor momento del IMPEPAC se vivió con Isabel león Trueba, una mujer arrogante, déspota, sin experiencia en el terreno electoral e ignorante de la administración pública. El trabajo realizado por cientos de personas en el Instituto Estatal Electoral a lo largo de muchos años se tiró a la basura por decisión de León Trueba, quien sustituyó a los trabajadores con experiencia por amigos suyos, personas con una clara vinculación partidista y dedicadas de lleno al activismo político con sueldo público.

León Trueba comenzó la destrucción del Impepac, pero eso ha continuado hasta hoy con Mireya Gally. El respeto y la confianza que por muchos años tuvo el órgano electoral se perdió; en su lugar solo tenemos ahora una institución conformada por un grupo de personas ignorantes, ambiciosas y sin ética, que cometen muchos errores, trabajan una vez cada tres años y ganan más dinero que la mayoría de los ciudadanos del estado.

El remate a la terrible historia del Impepac aparece ahora con la decisión de los consejeros de aprobarse un bono de retiro de 315 mil pesos para cada uno, a la par de autorizar la compra de vehículos nuevos para todos los consejeros. Nunca en la historia del órgano electoral morelense se había visto algo así: la aprobación de un bono de retiro aparece en medio del discurso de la presidenta que afirma (otra vez) que el proceso electoral está en riesgo porque no tienen dinero suficiente para trabajar.

La pregunta es obvia: ¿No tienen dinero para trabajar, pero sí para adquirir autos nuevos y para recibir un bono de retiro de más de 300 mil pesos?

Obvio: es una presidenta graquista.

·         nota

Lo dicen los abogados electorales: hay que analizar la forma como opera el Impepac, porque representa un enorme costo económico para la sociedad.

Agreguemos ¿Para qué mantener un organismo que duplica las funciones del INE y además se equivoca al hacerlo?

·         post it

El gobernador Cuauhtémoc Blanco promete que no endeudará al estado como lo hizo su antecesor Graco Ramírez.

Su declaración es buena, pero sería mejor si además de las palabras su gobierno lograra que los procesos en contra del régimen anterior se judicializaran y los ladrones pagaran por sus actos.

Veámoslo de esta forma: la sentencia a García Luna ayuda a Morena en el plano federal; poner en el banquillo de los acusados a Graco Ramírez y su camarilla fortalecería al gobierno actual y ayudaría a su proyecto político de cara al 2024.

¿Es mucho pedir?

·         redes sociales

Sigue sin control la violencia en Cuernavaca. Lo bueno es que con Alicia Vázquez Luna íbamos a estar mejor.

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