Serpientes y escaleras - El ritmo de la política

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El ritmo de la política

Primera y segunda mitad del sexenio son el mismo periodo de tiempo, pero no son iguales.

 

El ritmo de la política

El ritmo en esta segunda mitad del sexenio no será el mismo y ello pudo haber impulsado al gobernador Cuauhtémoc Blanco a realizar cambios en su gabinete; amén de los evidentes conflictos internos y el pobre desempeño político del equipo que rodeaba hasta hace poco al jefe del ejecutivo, las condiciones del periodo venidero obligan a los titulares de la dependencia a hacer un esfuerzo mayor. El reto es evitar problemas y conciliar intereses.

Mucho se ha hablado del distanciamiento que se generó dentro del gobierno estatal producto de las diferencias entre los titulares de la jefatura de la gubernatura y la secretaría de gobierno; su relevo no era una decisión sencilla para Cuauhtémoc Blanco, porque además del rol profesional que desempeñaban, ambos personajes eran amigos personales del gobernador y uno de ellos había estado a su lado los últimos treinta años de su vida.

Los cambios se esperaban desde mucho tiempo atrás, pero el futbolista no se decidía precisamente por el factor personal que implicaba removerlos del cargo; pero la situación se fue complicando hasta el punto de que para el gobernador fue insostenible mantenerlos en sus posiciones. Un acto salomónico fue la salida de ambos.

Pasado ese trance lo que ha seguido es la reconstrucción de un escenario descompuesto en lo político y en lo social, sumamente complejo en la operación y peligroso de cara al cierre de la administración. La necesidad de que el gobierno estatal se relacionara con los demás poderes, abriera canales de diálogo con las distintas fuerzas políticas y buscara conectarse más con la ciudadanía es obvia, aunque pocos dentro del gabinete lo tienen claro.

La clave de esta historia tiene que ver con las condiciones sociales, políticas y electorales por venir, está en el hecho de que conforme avance el sexenio y se acerque el proceso de sucesión los enemigos del régimen aumentarán, crecerán y atacarán con más fuerza al gobernador.

Lo que se está haciendo ahora en el gobierno es interesante, porque han tendido puentes de dialogo y comunicación con distintos sectores, mantienen al mandatario en giras constantes con acercamiento directo con la gente y apuestan por la conciliación antes que el enfrentamiento o la indiferencia, actos característicos en el pasado reciente.

Este mismo panorama existe en los gobiernos municipales, principalmente en aquellos en donde sus titulares tienen una proyección electoral para el 2024. Guardadas las proporciones, pero en las comunas también es fundamental que se entienda que el ritmo de trabajo en estos tiempos es distinto y la imagen de las autoridades tiene un valor agregado ante a la sucesión.

La combinación de intereses políticos en el estado y en los municipios son una mezcla compleja que eventualmente se tornará peligrosa para quienes no entiendan que además de los conflictos cotidianos habrá un ritmo diferente en la política y la sensibilidad de los actores de poder estará a flor de piel.

Luego aparece el congreso local, un organismo multipartidista en donde coinciden por razones democráticas diversas personalidades, pensamientos e intereses que una vez más han demostrado no ser capaces ni de ponerse de acuerdo entre ellos.

En esta segunda mitad del sexenio las cosas van a ser diferentes, porque todo será más acelerado y veremos la reaparición de personajes que durante los últimos años habían estado distantes de la vida pública, como el exgobernador Graco Ramírez.

El regreso del tabasqueño no es fortuito, ni representa el simple deseo del perredista de aparecer en las fotografías de la prensa, detrás de sus recientes apariciones está el interés de reincorporarse a la vida política y encabezar un movimiento político que apunta al 2024, pero pasa por el ataque y la persecución de su sucesor y de varios de sus familiares y colaboradores.

La estrategia de aislamiento que aplicó en el gobierno estatal durante la primera mitad del mandato es tiempo perdido en muchos aspectos y representó un lapso de inactividad política que permitió a los adversarios del régimen reagruparse y tomar fuerzas para el desquite.

Al exgobernador Ramírez se le ha acusado de múltiples actos de corrupción, por hacer del gobierno estatal un botín personal para él y para su familia, por proteger a narcotraficantes y vincularse con personajes de la delincuencia organizada, por perseguir y reprimir a sus adversarios, pero por lo que nunca ha sido señalado es por ser un tipo tonto.

El gobierno de Cuauhtémoc Blanco sí ha intentado procesar al exgobernador por distintos actos de corrupción, pero los esfuerzos institucionales han sido infructuosos por dos razones: 1- Porque el tabasqueño tejió una enorme y muy sólida red de protección y 2- Porque los responsables de llevar a cabo los procesos legales contra los graquistas son incompetentes.

En esta etapa del sexenio aparecen, además, dos temas que pueden tomar fuerza desde el congreso local: el juicio político contra Cuauhtémoc Blanco y la formalización de la revocación de mandato. Ambos forman parte de la agenda legislativa y no han avanzado porque el parlamento está dividido: para el primero se requiere el consenso mayoritario interno, pero el segundo obligadamente tendrá que ser discutido por la cámara, porque se trata de una ley federal que debe ser armonizada en la constitución local.

En la agenda política estatal hay muchos temas que no han sido atendidos y vienen otros que aparecerán en los meses próximos. Aunado a ello es lógico pensar que conforme se acerque el término del sexenio veremos nuevos ataques contra el régimen y señalamientos directos contra algunos de los personajes que lo conforman, porque golpear al gobierno será la forma más rápida y efectiva que tendrá la oposición para poder competir en el proceso electoral del 2024.

El ritmo del sexenio ha comenzado a cambiar después del proceso electoral y conforme avance el tiempo veremos acciones distintas y más personajes interviniendo en el escenario de poder. El cambio en la estrategia del gobernador es bueno, se da a tiempo, pero requiere de mucho trabajo antes de que en el ejecutivo puedan asumir que la situación se ha estabilizado.

Los problemas que ha enfrentado el ejecutivo morelense han podido ser controlados porque no hay oposición, ni personajes que abanderen estas causas y mantengan activas las crisis; hasta ahora todo lo que ha pasado se controla con el tiempo, pero ello ha generado un enorme rencor social que se volverá peligroso en el momento que surja una persona o una corriente política que lo encabece.

Dentro del gabinete saben que hay personajes que representarán un severo dolor de cabeza para el gobernador, porque sus actos, además de abusivos, están fuera de la ley; en el equipo que gobierna se comparten historias de personajes que aún sin ser titulares en una dependencia, mueven muchas cosas y sus nombres están en varias carpetas de investigación que comparten la UIF y la Marina.

Para quienes llevan hoy las riendas de la política en el gobierno es importante recomponer lo más posible el escenario antes de que estallen estas crisis, necesitan aliados que los acompañen en este tramo de la administración y menos enemigos que hagan frente común en su contra.

El trabajo de Mónica Boggio es muy importante, pero requiere de más manos que le ayuden a construir o retomar relaciones.

El año peligroso para los cuauhtemistas no es el cuarto, ni el quinto ni el sexto. Es el séptimo.

  • posdata

Informa el comisionado de seguridad estatal que en Morelos operan 14 grupos delictivos, diez de ellos, añade, son los responsables de la ola de violencia que azota a varios municipios, incluyendo la capital Cuernavaca.

Lo que sigue en la declaración del almirante es sorprendente: “Tenemos plenamente identificados a esos criminales, pero no hay orden de aprehensión contra ellos”. Detengámonos un momento en este punto:

Lo dicho por José Antonio Ortiz Guarneros expone la compleja situación que enfrentan las autoridades para frenar la inseguridad y la violencia: por un lado está la pelea desigual entre los criminales y los policías, los primeros escondidos en el anonimato, protegidos por distintos grupos de poder, apoyados por actores políticos y beneficiarios de la desconfianza que tiene la gente en la autoridad. Eso sin descontar que los grupos criminales tienen un enorme poderío económico y una gran fuerza operativa, mucho mayor a la del estado.

Luego están los caminos formales que deben seguir las autoridades en su lucha contra los grupos delincuenciales, los procedimientos que deben cumplir en coordinación con las demás instituciones y las enormes lagunas legales que permiten a los delincuentes salir libres en caso de ser detenidos. A eso se refiere el almirante Guarneros: hay personas a quienes tiene bien identificadas como criminales, pero no se puede proceder contra ellos a menos que exista una orden de aprehensión o se les capture en flagrancia.  

Es en este punto donde destaca la importancia de la coordinación entre autoridades de los tres niveles de gobierno y en los tres poderes del estado, porque mientras la lucha sea solo entre policías y delincuentes, dejando de lado a los jueces y a los actores de poder que los protegen, el duelo siempre favorecerá a quienes se mueven al margen de la ley.

Hasta ahora la lucha contra la delincuencia en Morelos ha sido infructuosa, con resultados limitados, muy por debajo de lo que la gente y el propio gobierno quisiera. Las razones de ello están a la vista: no hay suficientes policías, el armamento es limitado, la estructura de inteligencia no funciona y los grupos criminales gozan de la complicidad de muchas personas.

Por supuesto que esto no implica dar por perdida la batalla, por el contrario, identificados los puntos críticos es fundamental que las autoridades cierren filas y atiendan el problema de manera integral, sumando fuerzas y actuando en función de un objetivo común que al no cumplirse afecta a todos.

La guerra contra la delincuencia no se gana en solitario.

  • nota

Afirma Roberto Yáñez que su presencia en el congreso como integrante de la 55 legislatura de Morelos no genera conflictos internos, ni aviva las diferencias entre los diputados; lo dice a propósito de las expresiones de su homóloga Paola Cruz, quien afirmó que la legalidad de su designación la determinará el Tribunal Estatal Electoral.

Veamos: jurídicamente hablando la designación de Yáñez Moreno sí ha generado conflicto al interior de la cámara, de ahí las declaraciones y posturas del G8 y los procesos de impugnación que iniciaron ciudadanos que consideran que el hermano Lelo no debe estar ahí. Lo dicho por la legisladora tampoco es del todo cierto, porque la última palabra en el tema no la tendrán los magistrados locales, sino una instancia federal superior; por este tipo de ignorancia jurídica el G8 hay perdido todos los procesos legales contra el G11.

Puede ser que de cara a una recomposición en las relaciones parlamentarias la discusión por la permanencia de Roberto Yáñez baje de tono al interior del recinto, pero ello no quiere decir que su situación legal haya quedado definida; eso depende de una autoridad judicial.

Digámoslo de esta forma: quizá la presencia física de Roberto Yáñez no genere conflictos legislativos, pero es un hecho que hace ver muy mal al congreso en su conjunto.

  • post it

Una nota buena para la Fiscalía General de Morelos: luego de varias semanas lograron ubicar y detener al asesino de la joven Evelyn, una estudiante de Cuautla que fue privada de la vida cuando acudió a una entrevista de trabajo.

A pesar de la torpeza del diputado Julio César Solís, quien filtró a la prensa la identidad del asesino, lo que permitió su huida temporal, la dependencia a cargo de Uriel Carmona logró su captura en coordinación con autoridades de Querétaro.

Muchas veces se ha criticado el desempeño del fiscal morelense; hoy es válido reconocer su esfuerzo y sus resultados.

  • redes sociales

¿Qué tanto les importa la percepción a los actores políticos y a los gobernantes de nuestro estado?

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