Serpientes y escaleras - El puente colgante

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El puente colgante

El problema no es la mala calidad de esta obra, sino la mala calidad de casi todas las obras.

 

El puente colgante

El colapso del puente colgante del Paseo Ribereño en Cuernavaca pone en la mesa un debate añejo, pero poco observado: la calidad de las obras públicas. El accidente que sufrió el presidente municipal de Cuernavaca José Luis Urióstegui, su esposa, varios miembros de su cabildo y la comitiva que lo acompañaba en el acto inaugural obliga a revisar la manera como desde hace años se manejan los recursos públicos en el estado. El accidente de ayer fue grave y tiene que haber consecuencias.

Las imágenes hablan por si mismas, reflejan con todo dramatismo un hecho que no es resultado de un accidente, sino de la corrupción; las derivaciones de ello son graves, pudieron haber sido trágicas y ameritan una reflexión profunda que vaya más allá de lo que vimos en los videos, para tener claro todo lo que puede suceder.

Ubiquémonos en el Paso Exprés de Cuernavaca, una obra cuyo costo superó los 3 mil millones de pesos, que casi llegó al doble de su presupuesto inicial y que a la vuelta de los años ha provocado la pérdida de muchas vidas por su mala calidad. En esa vialidad lo más llamativo fue el socavón que apenas unos meses después de inaugurado se formó y cobró la vida de dos personas, pero desde su construcción hasta la fecha los efectos de la mala planeación y ejecución de dicha carretera se puede contabilizar en dinero y en vidas humanas.

La obra fue ejecutada con recursos federales, pero en ella intervino el gobierno estatal a través de empresas cercanas al exgobernador Graco Ramírez y a sus hijos Rodrigo Gayosso y José Domingo Ramírez; fue secreto a voces que en complicidad con las autoridades del gobierno de Enrique Peña Nieto, el tabasqueño colocó a constructoras afines que subarrendaron la obra, cobraron cientos de millones de sobreprecio y son responsables de mucho de lo que ha ocurrido en el paso exprés, aunque hasta ahora ninguno ha pagado por sus errores.

Lo mismo se puede observar en muchas de las obras realizadas en ese sexenio, como la construcción del mini parque en la colonia Patios de la Estación, una tarea a la que se le destinaron más de ocho millones de pesos y que en menos de un año ya mostraba fracturas en el concreto hidráulico, en los topes y en el mobiliario urbano. Lo mismo se vio en las calles Ricardo Linares, Gutenberg, Vicente Guerrero y en el puente Porfirio Díaz, a estas calles se les destinaron en conjunto más de doscientos millones de pesos y hoy, apenas unos años después, lucen en pésimas condiciones, peor que muchas que fueron construidas hace más de dos décadas.

Luego aparece la remodelación de la plancha del zócalo, obra suntuosa de casi 200 millones de pesos que el gobernador Graco Ramírez adjudicó de manera directa a la empresa de un amigo de sus hijos y cuya calidad quedó expuesta unas semanas después de ser abierta al público. El sello característico en la obra pública de Morelos en los últimos años, hablando de los tres niveles de gobierno, es que se trata de contratos muy elevados, por encima de la media nacional y con materiales de muy baja calidad que muchas veces, como pasó en el Paso Exprés y ayer en el puente colgante de Cuernavaca, derivan en accidentes o en tragedias.

Hasta el momento de escribir esta columna el gobierno municipal no había fijado una postura técnica oficial respecto a los hechos, aunque reportes extraoficiales daban cuenta de lo ocurrido y detallaban los nombres y la condición en la que se encontraban las personas que cayeron: el alcalde José Luis Urióstegui sufrió golpes, pero salió del lugar por su propio pie, su esposa Luz María Zagal requirió hospitalización, lo mismo que varios regidores y miembros de la comitiva.

Sobre la obra no hay claridad, pero quedó confirmado que fue realizada por el gobierno del estado durante la administración de Graco Ramírez; la secretaria de desarrollo económico del gobierno estatal confirmó que el Paseo Ribereño recibió 3.4 millones de pesos del Fondo de Competitividad y promoción del Empleo, recursos que se destinaron a la recuperación de la zona durante la administración de Antonio Villalobos; este dinero, empero, fue destinado a una zona distinta a la que ayer fue escenario de los hechos. Un documento del ayuntamiento señala que la administración municipal 2019-2021 pagó 2´937,035.84 pesos por un dictamen técnico en la zona donde ayer ocurrió el siniestro.

El recorrido por el Paseo Ribereño fue organizado y supervisado por el secretario de Turismo municipal Humberto Paladino, quien también resultó lesionado en el percance. A decir de algunos especialistas en el tema el accidente deriva de la falta de señalización, porque la capacidad del puente fue rebasada, es decir, el peso de quienes estaban en ese momento superó con creces el límite de capacidad permitida. ¡Pero no había advertencias en ninguna parte para que los paseantes y en este caso la comitiva guardara las precauciones necesarias!!

Otras opiniones refieren que la obra tiene vicios de origen, como el hecho que “no hay unión estructural entre las cadenas atirantadas y el cable que corre por debajo de las tablas del piso muestra una especie de endebles puntas blancas rotas, pero jamás se ven grapas, pernos o anclajes de acero derivados de un cálculo estructural”.

Lo claro es que a pesar de que se trataba de un puente en aparente buen estado y relativamente nuevo, por la pintura que recién le aplicaron, en el fondo es un trabajo mal hecho en lo general y carente de mantenimiento; el problema de que no aguantó a quienes estaban sobre él empieza porque en ninguna parte dice cuál es el límite de carga, lo cual derivó en que tanto el alcalde como su comitiva cruzaran al mismo tiempo sin considerar que el sobrepeso tendría consecuencias.

Lo ocurrido ayer en el paseo Ribereño fue grave, pero pudo terminar en tragedia; las lesiones del presidente municipal son menores, no así la de algunas otras personas que están hospitalizadas y pudieron perder la vida. Las autoridades municipales están obligadas a realizar una investigación a fondo para deslindar responsabilidades y actuar en caso de que exista algún tipo de negligencia.

Pero sobre todo este accidente, si se le puede llamar así a un hecho que deriva de un mal trabajo y un evidente acto de corrupción obliga a las autoridades de los tres niveles de gobierno a revisar la manera como se está construyendo o reconstruyendo, a vigilar que las empresas encargadas cumplan con todas las especificaciones técnicas que establecen los contratos y a aplicar las fianzas e inhabilitaciones de ley en caso de que surjan vicios.

El puente colapsado en el Paseo Ribereño de Cuernavaca fue construido durante la administración de Graco Ramírez por el gobierno estatal y lo mismo que la gran mayoría de las obras realizadas a lo largo de ese sexenio, incluyendo el Agustín Coruco Díaz, es un trabajo de mala calidad y peligroso para los usuarios. Las calles y avenidas realizadas en ese periodo de gobierno hoy lucen totalmente destrozadas, a la plancha del zócalo de la capital ya le urge una nueva remodelación, el estadio de fútbol que fue el gran orgullo del graquismo se inunda y carece de estacionamiento y el museo tampoco resiste las lluvias típicas de esta ciudad.

La obra pública ha sido a lo largo de los años un gran negocio de los gobernantes, se trata de un área a la que se canalizan decenas, cientos o miles de millones de pesos, muchas veces de manera discrecional y casi siempre sin supervisión ni sanciones por mala calidad. Lo de ayer expone la realidad de la obra en Morelos y el riesgo que representa para los ciudadanos; en las calles los baches cuestan dinero a los automovilistas, pero cuando se trata de un puente el saldo pudo haberse traducido en pérdida de vidas.

Hacia atrás es necesario que las autoridades revisen y si es el caso, sancionen. Hacia adelante lo prioritario es que toda obra pública sea supervisada para confirmar que se cumplen con todos los requerimientos técnicos y de seguridad.

La corrupción en obra pública puede costar vidas. Ya lo vimos en la Línea 12 de la Ciudad de México y ayer en el puente colgante de Cuernavaca.

En ambos casos el meollo de la historia está en la construcción y el mantenimiento de las cosas.

  • posdata

En el accidente ocurrido ayer en el paseo ribereño no podía faltar la teoría de la conspiración; fue la figura de una persona vestida de negro que se agarra de las cadenas y comienza a saltar justo en el momento que a su lado pasa el alcalde José Luis Urióstegui, quien acaparó las miradas porque fue el único que quedó colgado de la estructura del puente.

La polémica respecto a esta persona fue tanta que el propio alcalde culpó a la imprudencia de quienes brincaron (en plural) lo que ocasionó que el puente colapsara; el sujeto en cuestión fue identificado más tarde como el ayudante del poblado de Amatitlán, a quien atribuyeron cercanía con el exalcalde Antonio Villalobos.

Pero aunque su actitud de este hombre es peculiar y para algunos sospechosa, es imposible adjudicarle a él la caída del puente; item más: cuando el alcalde José Luis Urióstegui refiere que la gente se puso a saltar y que fue imprudente que hubiera más personas de las permitidas en el puente pasó por alto dos cosas: 1- En el video se puede ver claramente que solo saltó una persona. Y 2- En ninguna parte del lugar se indica cuantas personas pueden cruzar el puente al mismo tiempo, entonces no hubo imprudencia de parte de la gente, sino una falla de señalización adjudicable a quien supervisó la obra y planeó el recorrido: léase Humberto Paladino.

Lo ocurrido, informaron las autoridades, será objeto de una investigación por parte de las fiscalías. Dentro de lo malo, lo bueno es que pese a los heridos, no hay desgracias que lamentar.

Caer de más de cinco metros sobre piedras no es algo a lo que cualquiera pueda sobrevivir.

  • nota

Tras la cáida del puente colgante del Paseo Ribereño el gobierno estatal fijó postura:

  1. Poco después de lo ocurrido en el “Paseo Turístico Ribereño Alfonso Sandoval Camuñas”, donde el alcalde José Luis Urióstegui, regidoras, regidores, medios de comunicación y ciudadanía sufrieron un accidente, el Ejecutivo estatal mantuvo comunicación directa con el presidente municipal, ratificando en todo momento el apoyo necesario.
  2. Por instrucción del gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo a través de la Coordinación Estatal de Protección Civil se brindó atención en el sitio y traslado a los heridos a los diferentes hospitales para su atención médica.
  3. El lugar cuenta con dos puentes, uno peatonal y otro colgante que es el que desafortunadamente colapsó esta tarde; en este sentido, se puntualiza que el proyecto “Rehabilitación del Paseo Turístico Ribereño Alfonso Sandoval Camuñas” fue propuesto por el Gobierno municipal de Cuernavaca en el periodo 2019-2021 y el ejecutor fue la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas de dicho municipio, con recursos provenientes del Fideicomiso Ejecutivo del Fondo de Competitividad y Promoción del Empleo (Fidecomp).
  4. Se realizó la construcción de un puente peatonal ubicado bajo el puente vehicular Porfirio Díaz de 27 metros de longitud por 1.75 metros de ancho, para sustituir el existente que fue demolido por deterioro del sismo y desgaste natural. El nuevo puente que se construyó cuenta con estructura metálica y de alta seguridad para los usuarios, en la cual se designaron 985 mil 768 pesos para esta parte del proyecto, además de pintura en herrería por una cantidad de 144 mil 403 pesos; una caseta de vigilancia por 24 mil 50 pesos; la ejecución de sanitarios públicos, por una cantidad de  79 mil 303 pesos y un monto total de la inversión tres millones 410 mil 729 pesos.
  5. Se enfatiza que el puente colgante que desafortunadamente cayó, no estuvo incluido en este proyecto.
  • post it

Empresarios restauranteros entregaron ayer los primeros veinte paquetes de desayuno para policías de Cuernavaca; el objetivo es premiar a los buenos elementos, pero sobre todo reconocer la labor de quienes todos los días exponen su vida por los demás.

Gran iniciativa de Meggie Salgado; merece ser replicada en todos los municipios.

  • redes sociales

Esto es parte de lo que escribe en Twitter @AXL__tw una cuenta que aparece signada por Axel Belfort, quien se autodescribe como Architect & Lord of the Threads:

ERROR DE DISEÑO Y CONSTRUCCIÓN en las ménsulas de sujeción y conexión de cables de acero estructurales. El trabajo es artesanal, de pésima calidad en materiales y mano de obra, y sin el mínimo rigor profesional reglamentario.

Sumando a este hilo y conforme va fluyendo la información, estoy en posición de reforzar mi teoría de falla en las conexiones a los cabezales: NO HAY DISEÑO ESTRUCTURAL EN ABSOLUTO y las ménsulas de conexión no cumplen con ningún estándar ni reglamento.

Invito a @jluriosteguis a informarse con profesionales y medir con responsabilidad sus declaraciones, pues los usuarios y transeúntes NO SON RESPONSABLES en absoluto del desplome del puente, tal y como lo he explicado en este hilo.

Comentarios para una columna optimista: eolopacheco@elregional.com.mx

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