Serpientes y escaleras - El partido se partió

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El partido se partió

 

Todo iba más o menos bien, hasta que llegó la elección.

 

El partido se partió

Por un voto, luego de muchas horas de discusión y en una segunda vuelta, Ulises Bravo Molina se alzó como nuevo dirigente de Morena en Morelos; aunque un tribunal haya revocado su calidad de consejero y por ende no podrá presidir el partido, el triunfo del hermano del gobernador en el proceso interno del Movimiento de Regeneración Nacional marca un antes y un después en la historia del obradorismo morelense. Para bien o para mal Cuauhtémoc Blanco es el rostro de la 4T en la tierra de Zapata.

No es difícil anticipar lo que sucederá con el movimiento guinda luego de la elección del fin de semana; cualquier viso de unidad quedó anulado luego de que antes y durante la elección interna las corrientes se descalificaron, se atacaron y mostraron que la pelea es por todo o nada.

El triunfo de Ulises Bravo no fue tan sencillo como ese grupo esperaba, ni se dio con la suavidad que cualquier morenista hubiese querido; la lucha por el control del partido fue feroz, frontal y si considerar que el manejo de la institución es solo el primer paso de cara al 2024.

Cualquier cosa que se diga más allá de lo que dejaron ver los consejeros es demagogia; desde sus redes sociales hubo ataques y con todas sus letras se acusaron de las mismas cosas que históricamente criticaron al PRI. El golpeteo en las redes sociales fue feroz, con el sello de la casa y utilizando argumentos que lastimaban al partido en lo general. Aunque las campañas con bots ya no sirven para nada, poque su impacto es sumamente bajo, su implementación muesta el tamaño del encono que existe en quien lo lanza.

El punto importante de esta historia no radica en lo que unos y otros se dijeron, ni siquiera en quien se quede al final con la dirigencia; lo verdaderamente importante está en el hecho que Morena se partió y frente a la corriente afín al jefe del ejecutivo se ha formado un bloque integrado por todos los que no comulgan con la manera como se ejerce el poder en el estado.

La postulación del hermano del mandatario por la dirigencia estatal de Morena no dejó opción a quienes guardaban las formas o se cuidaban de no aparecer abiertamente como adversarios de Cuauhtémoc Blanco. Ante lo cerrado de la elección todos los consejeros tuvieron que abrir sus cartas y definirse, lo cual evidenció quién está con quien en esta historia.

Esta circunstancia favoreció al coordinador general de política y gobierno de la presidencia Rabindranath Salazar porque muchos de quienes no estaban de acuerdo con su forma de operar, ni se habían convencido de su candidatura tuvieron que decidir entre sumarse a un bloque opositor con él como figura principal o respaldar a Ulises Bravo, quien representa a la corriente política de Cuauhtémoc Blanco. Ahí fue cuando el partido se partió.

Lo que dejó la elección del dirigente en Morena es una división en dos partes, con una corriente afín al gobernador Cuauhtémoc Blanco, alineada temporalmente a las directrices de Ulises Bravo y otro bloque integrado por los fundadores del partido, por alcaldes, por funcionarios federales y figuras radicales de izquierda. Vista la manera como definieron su dirigencia no queda duda que el proceso de selección de candidatos será aún más intenso, porque cada bloque querrá las mejores posiciones para los suyos y no dudarán en hacer lo que sea necesario para lograrlo.

Si el nuevo dirigente de Morena, quien sea, entiende el contexto de la sucesión, las circunstancias que vive Morena y actúa en consecuencia, trabajará en la reconciliación; lo peor que le puede suceder al Movimiento de Regeneración Nacional en Morelos es dividirse justo antes de la contienda del 2022, porque eso facilita las cosas  a sus adversarios. La posibilidad de que los morenistas se peleen es muy alta.

La circunstancia es obvia, verdad de Perogrullo, pero siempre difícil de comprender por quienes la enfrentan. Una y otra vez las dirigencias de los partidos se han topado con este tipo de escenarios y aunque las consecuencias son siempre las mismas, la soberbia y las ambiciones personales les impiden reaccionar. El tiempo dirá si en Morena la historia es diferente.

Lo que sigue en el partido obradoista luego de que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la federación declarara “inelegible” a Ulises Bravo Molina no es del todo claro, salvo en el hecho que el hermano del gobernador dejó de ser consejero y dirigente electo del partido. Internamente es probable que al menos una parte del proceso de elección interna se reponga y obviamente los morenistas tendrán que ir a una nueva elección para definir quién se encargará del partido.

Esta circunstancia no cambia el hecho de que en Morena surgió un bloque abiertamente opuesto al gobernador Cuauhtémoc Blanco. Independientemente de la forma como los morenistas resuelvan el tema de su dirigente, la presencia de Ulises Bravo en el partido es innegable y se dejará sentir a través de quienes lo acompañan.

El peor escenario para el Movimiento de Regeneración Nacional en Morelos está en la mesa: el partido con mejor posicionamiento y mayores posibilidades de triunfo vive una crisis interna que ya llegó a tribunales y se agudizará; en ninguno de los dos bloques que conforman la 4T existe una verdadera disposición al diálogo, ni tolerancia hacia el bando opuesto.

Del lado del gobernador Cuauhtémoc Blanco se impulsa un proyecto político de continuidad, con figuras del gabinete estatal y personajes cercanos al poder, como Christian Carmona, que nada tienen que ver con el proyecto de nación que propone el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Frente a ellos está todos los demás, es la suma de varios grupos que hasta antes de la elección estaban distanciados, divididos y en algunos casos enfrentados, pero que se unieron ante la posibilidad de que el régimen actual se prolongue. Esta corriente no es menor, ni se puede menospreciar: ideológicamente se trata de los fundadores del partido, de figuras que acompañan a López Obrador desde hace muchos años, pero también de actores de poder, con estructura, recursos y presencia en todos los municipios, capaces de hacer mucho daño si se lo proponen.

El choque de estas dos corrientes es altamente probable y ello representaría no solo la derrota de Morena en el 2024, sino el inicio de un calvario para el cuauhtemismo. Del lado del gobernador deben tener claros los escenarios, porque sin menoscabo de la importancia que representa el triunfo en las urnas, para ellos la historia implica también la posibilidad de ser perseguidos una vez que concluya el sexenio.

El ejercicio del poder conlleva responsabilidades legales, fiscales, administrativas y políticas; los heridos que está dejado el régimen actual son muchos e incluyen a figuras de la 4T; muchos de quienes hoy se agacha frente a Cuauhtémoc Blanco serán los primeros en atacarlo cuando deje de ser gobernador. Los rencores acumulados son enormes, en algunos casos personales y no se reflejarán solo en el titular del ejecutivo. Pase lo que pase, desde ahora es posible advertir quienes serán los objetivos de la persecución.

Electoralmente hablando Morena requiere un profundo ejercicio de conciliación, pero personalmente el gobernador, su hermano y su equipo deben priorizar la concordia, porque después del 2024 ya no habrá un presidente que meta las manos al fuego por ellos y sí, en cambio, veremos a diversos actores políticos locales y nacionales interesados en revivir los expedientes que existen en contra de familiares del ejecutivo, figuras del gabinete y gente cercana al primer círculo de poder.

Ahora las persecuciones políticas son más severas que en el pasado, el destierro político ya no es lo único que debe preocupar a quienes pierden el poder, la existencia de expedientes radicados en la UIF y en la FGR con información que ha recopilado la Marina y la Unidad de Inteligencia Financiera no son cosa menor, ni algo que podrá ser anulado por orden presidencial. Las investigaciones están vivas, no avanzan porque hay orden de que se detengan, pero las carpetas se siguen ampliando y las demandas se acumulan.

Los morenistas son los más interesados ahora en este tipo de expedientes, son ellos quienes corren la voz, los que compaten su contenido y lo utilizan para atacar al grupo del gobernador; la prudencia que había hasta hace algún tiempo se acabó cuando el hermano del gobernador se postuló como dirigente del partido, esta circunstancia encendió las alarmas de la militancia porque representó un proyecto de continuidad en el que ellos no están contemplados.

Son muchas las derivaciones políticas que vivirá Morena luego de su proceso de elección interna, la mayoría complejas y muchas de ellas de alto riesgo para el gobernador y los suyos.

Los morenistas de base pueden retroceder políticamente en el 2024, pero los cuauhtemistas tienen mucho más que perder.

  • posdata

Los integrantes de la 55 legislatura local no alcanzaron los acuerdos ni los votos necesarios para renovar la mesa directiva del Congreso local, ergo, Francisco Sánchez Zavala continuará al frente de la misma hasta que se sume los votos suficientes.

La intentona de Eliacib Polanco no prosperó aún con el apoyo del panista Oscar Cano; las ofertas económicas de ambos no surtieron efecto en sus pares, aunque sí dejaron ver el tamaño de su ambición.

Igual que sucedió en la legislatura anterior, cuando el PES mantuvo el control de la mesa directiva a lo largo de tres años con el apoyo de Morena, en esta ocasión el PAN podría hacer lo mismo con la suma de toda la oposición. La presidencia de la mesa directiva es clave no solo por el manejo económico, sino por la estrategia política que desde ahí se define. Con Paco Sánchez como presidente, el congreso tiene una figura experimentada, capaz de generar unidad y con posibilidad de proyectar al parlamento.

Mientras no se junten los votos necesarios para un cambio, las cosas continuarán como están ahora. Eso beneficia es a la oposición.

  • nota

Así explica el TEPJF la inelegibilidad de Ulises Bravo:

La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) determinó, por unanimidad de votos, declarar inelegible al ciudadano Ulises Bravo Molina para ser congresista nacional de Morena, en el marco del III Congreso Nacional Ordinario de dicho partido político.

La controversia surgió de la impugnación presentada por la actora contra la aprobación del registro del ciudadano Ulises Bravo Molina para ser congresista nacional de Morena, al considerar que era inelegible conforme a la normatividad interna del partido. Sin embargo, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena (CNHJ) declaró improcedente la cancelación del registro del ciudadano mencionado. Dicha resolución fue controvertida ante la Sala Superior.

A propuesta del magistrado Felipe Alfredo Fuentes Barrera, en sesión pública por videoconferencia, la Sala Superior revocó la resolución intrapartidista impugnada al considerar que Ulises Bravo Molina sí es inelegible para ocupar el cargo de congresista nacional de Morena.

Lo anterior porque, conforme a la base quinta de la Convocatoria al III Congreso Nacional Ordinario, no pueden ser congresistas nacionales las personas que hubiesen sido postuladas como candidatas de un partido político diverso a Morena en los procesos electorales federales y locales 2020-2021 y 2021-2022, con la excepción de que hayan formado una coalición o candidatura común con dicho partido en tales procesos electorales.

En el caso, el ciudadano mencionado fue candidato a diputado federal por el Partido Encuentro Solidario en el proceso electoral federal 2020-2021, lo que actualiza la prohibición mencionada. Esto, ya que, por un lado, no fue postulado por Morena y, por otro, el Partido Encuentro Solidario tampoco formó coalición ni candidatura común con este en dicho proceso.

Asimismo, la Sala Superior determinó que, como lo sostuvo la actora, la CNHJ asumió incorrectamente que el partido Encuentro Social y el Partido Encuentro Solidario son una misma entidad, pues el primero perdió su registro tras el proceso electoral federal de 2018, por lo que se extinguió su personalidad jurídica. Por ello, el hecho de que el partido Encuentro Social participara con Morena en coalición para el proceso electoral federal 2017-2018, no implica que el Partido Encuentro Solidario hubiera pertenecido a dicha coalición.

En consecuencia, la Sala Superior determinó revocar la resolución intrapartidista impugnada y declarar inelegible a Ulises Bravo Molina para ocupar el cargo de congresista nacional de Morena. En ese sentido, ordenó a la Comisión Nacional de Elecciones de ese partido a que cancele la aprobación de su registro y emita las medidas necesarias para garantizar el desarrollo efectivo del proceso de selección de congresistas nacionales, en términos de la convocatoria al III Congreso nacional ordinario de Morena (SUP-JDC-835/2022).

  • post it

“Aceptaré el resolutivo del tribunal; más allá de que ocupe o no el cargo yo ya triunfé, porque con sus votos la militancia demostró su confianza en mi” Ulises Bravo.

  • redes sociales

Esta historia continuará…

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