Serpientes y escaleras - El menos malo

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El menos malo

 ¿Cuáles serán las opciones que ofrecerán los partidos a los morelenses en el 2024?

 

El menos malo

En Morelos no hay líderes, si acaso algunos personajes con presencia municipal o en algunas regiones. Ni en la política, ni en los sindicatos, ni en el campo, ni en el gobierno, ni en la iglesia existe una figura que mueva masas y provoque cambios. En los partidos políticos hay dirigentes nombrados por un plazo determinado, pero sin influencia más allá de un grupo reducido de militantes. La que viene será una elección importante por lo que implica la renovación de los gobiernos y los poderes legislativos, pero intrascendente por la influencia que generará en la sociedad.

¿Cuándo fue la última vez, lectora lector queridos, que viste o escuchaste a un líder en Morelos? Alguien cuyas palabras influyeran, moviera conciencias, cambiara las cosas e hiciera reflexionar ¿Cuándo fue la última vez que conociste a alguien que realmente te generara esperanza? ¿Cuál fue el último político que te motivó para que votaras por gusto y no para evitar que alguien peor ganara?

Los últimos cuatro sexenios nos han demostrado que ni el liderazgo ni el compromiso se adquieren por decreto: Sergio Estrada Cajigal y Marco Adame Castillo son oriundos de Morelos, nacieron en Cuernavaca y toda su vida se desarrollaron en la tierra de Zapata; Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco no son de aquí, llegaron al estado por azares del destino, pero el resultado de unos y de otros en el ejercicio de gobierno no ha sido muy distinto.

La del 2012 fue una elección muy dolorosa para los morelenses: los partidos lanzaron una oferta política desastrosa y los ciudadanos tuvimos que elegir entre lo menos malo: un ebrio como Adrián Rivera, un ladrón como Graco Ramírez, un personaje acusado de estar relacionado con delincuentes como Amado Orihuela y un ignorante como Julio Yáñez. No había manera de que a Morelos le fuera bien con cualquiera de ellos. ¿Con qué veneno se quieren matar? Parece haber sido la pregunta de los partidos a los votantes.

La del 2024 puede ser la oportunidad de que la situación en el estado mejore; en la mesa hay nombres distintos a los de hace once años: Margarita González Saravia, Víctor Mercado, Juan Ángel Flores, Rabindranath Salazar, Rafael Reyes, Cecilia Rodríguez, Juan Salgado Brito y José Luis Urióstegui. Independientemente de las posibilidades que tengan para ser postulados, cualquiera de ellos es mejor que los que compitieron en el 2012 y podrían hacer un mejor papel.

La oferta partidista que podríamos tener los morelenses en la contienda electoral del 2024 podría ser mucho mejor que la del 2012, lo cual no significa que los postulados sean líderes; individualmente cualquiera es mejor de los que hubo en el 2012, pero para que hagan un buen papel como ejecutivos necesitan poner de su lado a la sociedad, algo que hace mucho no sucede.

En los últimos procesos electorales el votante ha elegido entre el menos malo de la boleta; rara vez se ha dado el caso que en un mismo espacio coincidan dos propuestas atractivas para el ciudadano o que en campaña se mire a una figura que genere simpatías al menos por carisma, como ocurrió en el año dos mil con el panista Sergio Estrada Cajigal.

Los nombres de quienes están en la mesa preelectoral son mejores, porque en casi todos los casos se trata de personas con identidad, arraigo y cierta fama pública, lo que hace falta es liderazgo social, es decir, autoridad moral para conducir el destino de un estado que desde hace años se encuentra a la deriva por el constante enfrentamiento entre poderes y el avasallamiento de la narcopolítica.

Los partidos decidirán qué elementos para ellos representan rentabilidad electoral, lo cual no necesariamente implica ascendencia con la gente; el análisis de los ciudadanos debería ir más allá, porque en la boleta electoral podrían aparecer figuras similares, es decir, personalmente respetables y con cierto grado de confianza. En ese caso la reflexión debe ser: ¿Quién tiene la capacidad y el carácter no solo para administrar un estado, sino para reconstruir el tejido social y reconciliar a la gente?

La carrera por la sucesión en el 2024 en Morelos caminará por tres vías: la de Morena y sus aliados, la Alianza Opositora y Movimiento Ciudadano, éste último caminando solo, sin posibilidades de ganar, pero con la capacidad de hacer una propuesta disruptiva que dividirá el voto y dependiendo de quién sea el abanderado, ser un factor que influya en el resultado de la elección.

La falta de liderazgo social y político está presente en los partidos e influye en el proceso de selección de candidatos, por eso las dirigencias federales tendrán la última palabra. En el Movimiento de Regeneración Nacional el reto es unificar los deseos y ambiciones de todos sus precandidatos, en la alianza opositora el problema son las dirigencias y sus intereses personales, mientras que en Movimiento Ciudadano el punto clave estará en la construcción de una oferta alternativa que, si bien parece lejana del triunfo, sí podría impulsar a ese partido hasta ponerlo por encima del PRI.

Para los precandidatos de todos los partidos la apuesta debe ir más allá de la postulación: si en verdad quieren hacer un buen gobierno y lograr un cambio positivo en la entidad, el camino es reencontrarse con la gente, incorporar al ciudadano a la marcha del estado y romper la inercia que ha prevalecido desde hace varios sexenios, en donde el choque entre actores políticos y poderes ha llegado hasta la sociedad, generando un distanciamiento/enfrentamiento permanente entre gobernantes y gobernados.

Uno de los aspectos que los partidos deberían valorar en sus procesos de selección de candidatos es este ¿Quién es capaz de reconciliar a la sociedad? Morelos lleva más de veinte años de conflictos permanentes que han traído como consecuencia un retraso en el ritmo del desarrollo nacional, una degradación de las instituciones y un divorcio entre sociedad y gobierno.

¿Cuál de los precandidatos podría revertir esta situación? Para eso se necesita un líder.

·         posdata

Por enésima ocasión el diputado morenista Arturo Pérez Flores llamó a las autoridades a darle cauce a las denuncias por actos de corrupción en el fondo de reconstrucción Unidos por Morelos; “Hay documentado un desvío de 1 mil 360 millones de pesos del programa de construcción de viviendas”. El dinero estatal y federal que no se aplicó, dice.

El legislador Morenista señala de manera directa a quienes en ese momento eran los encargados del programa: Sergio Beltrán Toto y Alexis Ayala, el primero sujeto a proceso y el segundo asesor del diputado Agustín Alonso.

“Cinco años después del saqueo no hay ninguna persona sancionada penal o administrativamente por estos delitos que afectaron a miles de personas y a centenares de familias que perdieron todo su patrimonio en el sismo del 2017”.

Las anomalías, los actos delictivos y la desaparición de recursos en el manejo del fondo son evidentes y están documentados, añade, pero el fiscal estatal anticorrupción no ha hecho “absolutamente nada” al respecto.

“Hay tres carpetas de investigación que se analizan y en la que se ha documentado el desvío de más de 1 mil 300 millones de pesos, son denuncias que se deben judicializar”; el balón está en la cancha del fiscal Juan Salazar, otrora funcionario del gobierno de Graco Ramírez y designado en el cargo por la legislatura graquista.

La corrupción cometida en el fondo de reconstrucción es evidente y del dominio público, solo la fiscalía estatal anticorrupción se niega a verla. El problema es que mientras la sanción a estos delitos esté en manos de una institución cómplice de Graco Ramírez, la justicia nunca va a llegar.

·         nota

Lucía Meza quiere reconciliarse con el gobierno estatal atacando a su exjefe Graco Ramírez. Por recomendación de sus asesores políticos durante cinco años acusó de todo a Cuauhtémoc Blanco: lo culpó de la inseguridad y de la violencia del estado, lo tachó de incompetente en el manejo de la pandemia y utilizó diversos adjetivos para referirse a su desempeño como gobernador. De la noche a la mañana cambió.

La dama se retomó la denuncia en el fondo de reconstrucción Unidos por Morelos y a partir de ahí exigió a las autoridades que investigaran y procedieran contra los corruptos, incluido el exgobernador Graco Ramírez.

“Desde aquí le hacemos un llamado al fiscal para que actúe de manera inmediata, que no se queden en la impunidad todos esos presuntos desvíos, desfalcos que hubo al erario del Estado de Morelos, me parece que es muy grave que se siga andando este tema, este tipo de temas en las corrupciones que de alguna manera hay evidencia, como el caso de todos los apoyos que se brindaron durante en el sismo del 2017… me parece que se tiene que revisar qué paso con esos fidecomisos, qué paso con esos recursos que en ese entonces se tramitaron desde la federación para atender a las familias, me parece que estos actos no deben quedar impunes y este llamado que hicimos desde el Senado de la Republica para que se investigue a los ex funcionarios de Graco Ramírez y a él mismo por todos estos presuntos actos de corrupción”

Las expresiones de la senadora no pasaron desapercibidas para el exgobernador, quien de inmediato le respondió a través de su cuenta de Twitter y tildó de “piteras” las denuncias presentadas en su contra.

Lo dicho por la senadora respecto a la corrupción del gobierno anterior es válido, no así su postura; Lucía Meza es hechura política de Graco Ramírez, su crecimiento personal, político y económico se debe a él, sin contar que durante cinco años de ese sexenio fue operadora incondicional del perredista y vio de cerca todo lo que hoy denuncia.

Políticamente hablando la dama luce desesperada, buscando cobijo político sin importar el costo que ello implique, ni lo mal que se vea al cambiar su postura y discurso de un extremo a otro. Meza Guzmán quiere ser tomada en cuenta en el proyecto de Morena en Morelos y ahora se ha dado cuenta que eso solo ocurrirá si el grupo del gobernador Cuauhtémoc Blanco le abre la puerta; lleva cinco años jugando del lado equivocado.

El llamado a las autoridades judiciales para que sancionen los actos de corrupción del gobierno de Graco Ramírez es válido, pero viniendo de una graquista que fue parte del problema y ahora quiere reivindicarse se ven muy mal. 

La política debe tener un límite: dignidad.

·         post it

El alcalde José Luis Urióstegui debe ser prudente al extremo en los próximos meses; de manera natural se perfila a la candidatura al gobierno estatal encabezando una alianza opositora, situación que lo vuelve foco de atención de muchos.

Hechos “personales” como el que involucran al regidor Fernando Carrillo fácilmente pueden meterse a la agenda política y manchar la buena imagen que aún tiene el abogado.

No hay escenario electoral fácil para José Luis Urióstegui en el 2024, no importa el cargo que decida buscar. Hoy es cuándo debe echar mano de su prudencia excesiva.

·         redes sociales

El tabasqueño montó en cólera cuando vio que su otrora niña consentida lo atacó. “Eso pasa por excederse en el consumo del polvo blanco” habría dicho el perredista a un personaje de su confianza, al tiempo de afirmar que “Le da la espalda a su exjefe para quedar bien con su nuevo patrón”

¡Zas!

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