Serpientes y escaleras - El equipo de la gobernadora
En opinión de Eolo Pacheco
“La autoridad no se impone, la autoridad se merece”
Juan Salgado Brito
El equipo de la gobernadora
El nuevo gobierno de Morelos significa muchas cosas: para algunos la esperanza de que las cosas cambien, de que las autoridades sean mejores y los funcionarios hagan mejor su trabajo; para otros es la oportunidad de actuar correctamente, de corregir errores, de cumplir compromisos y transformar las promesas en acciones. Pero también hay quienes ven el cargo como un negocio personal, una oportunidad de ganar dinero y en algunos casos, de lucrar con el poder. De todo hay en el equipo de Margarita.
En tres meses el gabinete que acompaña a la primera gobernadora de Morelos ha mostrado qué quiere y hacia donde va; algunos se mantienen firmes a los lineamientos de Margarita González Saravia, entienden su visión y atienden sus indicaciones. Ese grupo se ha metido de lleno al trabajo, atiende rezagos, se esfuerza por profesionalizar las instituciones y está definiendo una nueva línea de actuación.
Otros llegaron a aprender y por ende han cometido muchos errores, confunden demagogia con trabajo, son visiblemente desconocedores de sus áreas, tienen notorias limitaciones profesionales y rápidamente se han distanciado del sector al que deben atender. En este segundo bloque lo que sobra es soberbia, arrogancia y actitudes que replican las prácticas que históricamente han sido despreciadas por la gente; esos funcionarios no entienden el proyecto del cual forman parte, ni la importancia de responder la confianza con resultados.
Como en la época de Graco Ramírez, cuando el gobernador normalizó el tuteo e hizo de lado el respeto y la institucionalidad, en este gobierno a funcionarios de todos los niveles les resulta fácil dirigirse a la jefa del ejecutivo como “Margarita”, presumiendo historias que pretenden demostrar cercanía con ella y confianza absoluta en su trabajo. “Me habló Margarita… me pidió consejo… me pidió que le ayudara… somos muy amigos desde hace años… la ayude desde el principio”, son algunas frases que repiten en las mesas algunos funcionarios estatales.
La cercanía con la gobernadora es real porque ella lo ha permitido, porque su carácter afable y sencillez concede a todos la posibilidad de hablarle y tratarla como igual, lo cual no significa que lo sea; el que muchos presuman que son “muy cercanos e influyen en la gobernadora” es una falta de respeto a la institución y un abuso de confianza con la jefa del ejecutivo.
Margarita González Saravia es una mujer muy decente (más quizá, de lo que se necesita en un cargo como el que ocupa), algunos de sus colaboradores no valoran esa generosidad, confunden su sencillez y abusan de la confianza al poner su nombre en todos lados y por cualquier cosa, tratando de sentirse importantes y mostrarse intocables.
El problema no es que en esta nueva administración todos sean amigos de “Margarita”, presuman que llevan “años a su lado”, que estuvieron con ella desde el inicio de este proyecto, que existe una deuda personal y confianza absoluta; lo indebido es poner el nombre de la gobernadora en todos lados y hacer compromisos en su nombre sin que ella lo sepa, porque cuando los acuerdos no se cumplen o las cosas se van de control, como sucedió en el sexenio de Graco Ramírez, o en la Lotería Nacional, las críticas escalan.
Entendamos algo: alrededor de la jefa del ejecutivo hay diversas figuras, muchas cercanas, pero no todas con la misma influencia; están los que son políticamente cercanos a ella, tienen poder, toman decisiones gozan de su confianza y les permite influir. Otros son cercanos por afecto, lealtad y porque realmente llevan años a su lado; a ellos les confiere cariño personal y aunque podrían no estar en posiciones tan relevantes como otros, se trata de figuras que la cuidan, la respetan y siguen sus instrucciones al pie de la letra. Ninguno de ellos, por cierto, se refiere a la gobernadora como “Margarita”.
Tutear a la gobernadora ha pasado de ser un reflejo de confianza a un signo de vulgaridad; solo quienes no conocen la historia de la gobernadora o su personalidad se creen los cuentos de quienes presumen ser muy cercanos a ella, haber sido nombrados directamente por ella y acordar directamente con ella. Insisto: poner su nombre para todo es una falta de respeto y una naquez.
Pero el problema va más allá de la trivialidad en la que han caído muchos personajes que hoy ocupan posiciones de buen nivel en el gobierno, lo peligroso es que a tres meses de haber iniciado el sexenio está confirmado que el gabinete con el que arrancó la administración está muy por debajo de las expectativas y no está ayudando a cumplir los objetivos.
Margarita González Saravia está agobiada de trabajo, se ha metido de lleno al territorio y por ende ha descuidado las labores de oficina que incluyen la supervisión de los secretarios. No es casual que en este primer trimestre la única figura que sobresalga y a quien la gente reconoce por su esfuerzo es a ella, mientras que en otras áreas comienzan a aparecer señales de alerta, porque sus titulares no tienen la capacidad, ni la experiencia, ni el tacto para el cargo.
Los propios funcionarios lo confirman: “no todos trabajamos al mismo ritmo, hay algunos que no tienen idea de lo que deben hacer, unos ya están haciendo negocios y otros de plano se hacen pendejos”. Más claro ni el agua.
Y la gente lo percibe: el arranque optimista de la administración encabezada por una mujer comienza a generar dudas porque el reto es enorme y no podrá superarlo sola; ella está bien calificada, no así su gabinete. Margarita González Saravia tiene figuras valiosas a su lado, hay funcionarios que están en sincronía, atentos a sus áreas, que desde el primer día comenzaron a trabajar. Otros aún no tienen idea de lo que hacen, duplican funciones, pierden el tiempo y con su ineficiencia incrementan las dudas en el nuevo gobierno.
No hay manera que un gobierno sea exitoso si la mayoría de sus integrantes no son capaces de hacer su trabajo; la guía del titular del ejecutivo es importante y marca pauta, pero requiere del acompañamiento operativo de un gabinete que cumpla y demuestre su lealtad con resultados.
Más que vulgarizar la investidura presumiendo amistad con la gobernadora, los integrantes del gabinete legal y ampliado deben enfocarse en atender sus áreas y ayudar a su jefa a cumplir con las promesas de campaña.
El reto de Margarita González Saravia es enorme y no puede superarlo sola.
· posdata
La tercera encuesta de gobernadores de México coloca a la jefa del ejecutivo de Morelos entre los mandatarios mejor calificados del país. Es el tercer estudio que de manera consecutiva concede buenos números a Margarita González Saravia.
En octubre hubo una mejoría más atribuible al contraste que al desempeño, porque era el inicio de la administración y no había manera de medir el trabajo del gobierno. La sola presencia de la dama generó simpatía y una mejora inmediata en la percepción que los ciudadanos tienen de su gobierno.
La segunda y tercera encuesta son distintas, toman en cuenta el desempeño general de la administración y de manera específica la forma de gobernar de su titular. La calificación que en este caso concede la empresa FactoMétrica es a la jefa del ejecutivo, no a su equipo.
La de diciembre es una medición que ubica a Margarita González Saravia en el sexto lugar del país con el 70 por ciento de aprobación; la de Morelos es la segunda gobernante de Morena mejor calificada, solo debajo de Javier May en Tabasco.
En este ranking se miden, además de la aprobación general, dos temas específicos: transparencia y combate a la corrupción y combate a la inseguridad. En el primer renglón el 44.7 de los encuestados consideran que la gobernadora está haciendo un buen trabajo, mientras que en el tema delictivo la cifra baja a 37.4 por ciento.
Individualmente Margarita González Saravia genera confianza y ha despertado la esperanza en los morelenses, se trata de una gobernante sensible, cercana a la gente, que demuestra su intención de cambiar las cosas trabajando.
Reitero: para que la tendencia se mantenga y la confianza crezca, la gobernadora necesita un mejor equipo a su lado.
· nota
El 2025 será un año de desafíos para todos los gobiernos, los alcaldes tendrán un escenario complejo porque la mayoría de los ayuntamientos cierran en números rojos y quienes se van dejarán muchos pendientes financieros que limitarán la capacidad operativa en los municipios.
En el caso del estado el recorte de 2 mil millones afectará a todas las secretarías, dice la titular de Hacienda, situación que obligará a los secretarios a hacer más con menos y evitar duplicidad de funciones.
Si se revisa el organigrama y las funciones de las secretarías se confirmará que hay oficinas que duplican funciones. Ahí puede comenzar el ahorro y la eficiencia en el trabajo. Ejemplo: hay un Instituto Estatal de la Mujer y una Secretaría Estatal de la Mujer ¿Hacen cosas distintas? ¿No sería mejor concentrar todo en una misma área, lo cual además de ahorros volvería más eficiente el trabajo?
La austeridad no es solo gastar menos, es hacer rendir mejor el dinero.
· post it
Con su actitud, los gobernadores definen el perfil de su administración: Jorge Carrillo Olea nació en Jojutla, pero vivió casi toda su vida fuera del estado y cuando regresó a gobernar se hizo acompañar de figuras que, como él, estaban desconectadas de la sociedad, lastimaron a la gente y luego se fueron.
Sergio Estrada fue un gobernante frívolo que transmitió ese espíritu a su equipo: como él, la mayoría de sus funcionarios se dedicaron a la fiesta, ejercieron el poder por ocurrencias, actuaron sin profesionalismo ni respeto a sus cargos y ridiculizaron la investidura.
Marco Adame es un tipo serio, pero nunca pudo controlar a su familia, ni las ambiciones de su esposa; aunque personalmente trató de manejarse con sobriedad, los escándalos de sus hijos, los negocios de su esposa y las relaciones peligrosas de sus hermanos hicieron naufragar su administración.
Graco Ramírez ejerció el poder al estilo Vicente Fox: en pareja. Junto con Elena Cepeda y su hijo Rodrigo Gayosso depredaron Morelos, hicieron de las instituciones un negocio personal y del poder un arma política. El suyo fue un periodo oscuro para el estado porque además de robar, utilizaron el gobierno para perseguir a sus críticos y relacionarse con grupos criminales.
Cuauhtémoc Blanco es genio y figura: a nadie sorprende la vulgaridad como se condujo a lo largo de su administración porque esa ha sido y sigue siendo su forma natural de ser. El problema no fue solo su incultura, sino que dada su ignorancia y ambición permitió que su equipo robara a placer y vinculara al gobierno con la delincuencia organizada.
Toca el turno de gobernar a una mujer, la primera en la historia de Morelos, una dama que conjuga una trayectoria política siempre del lado de la izquierda y una actitud profesional intachable, sin ninguna historia turbia, ni escándalos. Margarita González Saravia es un gran ser humano y algunos de sus colaboradores se aprovechan; con el tiempo la jefa del ejecutivo se dará cuenta, como sucedió en Lotenal, que no todos los que dicen ser sus amigos lo son.
· redes sociales
Esta es la última columna del año. Nos vemos el 2025, pero nos seguimos leyendo en las redes sociales. Que el siguiente año sea mejor para todos.
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