Serpientes y escaleras - El costo de los escándalos

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El costo de los escándalos

El morbo se convirtió en el eje conductor de la discusión pública.

 

El costo de los escándalos

De unos años a la fecha la vida pública mexicana se ha convertido en un espectáculo marcado por los escándalos; con la evolución y crecimiento de las redes sociales las actividades oficiales y privadas de la gente quedaron expuestas a un escrutinio permanente, donde el juicio es sumario y la condena aparece casi de inmediato, muchas veces sin pruebas y sin importar cuál sea el fondo de la historia. La lupa que hay sobre los actores de poder ha servido para frenar algunos excesos y limitar los abusos que eran comunes en esos espacios, pero también ha dado pie a situaciones que vulneran a la vida privada y victimizan a inocentes. ¿Hasta qué punto es posible identificar la verdad detrás de un escándalo?

La reflexión no tiene como objetivo defender a nadie en particular, ni mucho menos meter las manos al fuego por políticos que justificadamente reciben el rechazo social por su manera de actuar, de comportarse y de abusar del poder momentáneo que tienen. Lo que vale la pena reflexionar es cómo, por su enorme influencia, las redes sociales han dado paso a situaciones que constantemente ponen la mira en figuras conocidas y reconocidas, pero también afectan a las instituciones y a muchas familias.

Ejemplos de esto hay muchos: a través de los medios de comunicación y las rede sociales la sociedad se entera de eventos cotidianos, acciones de gobierno, decisiones públicas y por supuesto de la vida de los famosos; la diferencia entre unos y otros es que en los primeros existe una regla que obliga al periodista a confirmar sus fuentes, a ser cuidadoso de lo que se publica a través de sus diferentes plataformas y a tener cuidado de la vida privada de la persona, porque ello impacta a sus familias.

En las redes sociales no hay reglas ni fronteras: cualquiera puede crear una página, portal o cuenta, sin estar obligado siquiera a proporcionar los datos reales de quién es, ni mucho menos verificar lo que difunde. ¿Cuántas veces en las redes sociales se ha dado por muertos a tal o cual personaje de la vida pública? ¿Cuántas veces hemos leído o escuchado de “influencers” noticias llamativas por su contenido y narrativa, pero sin sustento, por lo que a la vuelta del tiempo se convierten en “fake news”? ¿Cuántas y cuántas veces los morelenses hemos sido testigos de campañas orquestadas desde alguna oficina en contra de un rival, difundiendo información tergiversada o de plano falsa, con el único objetivo es desprestigiar? ¿Cuántos consejos de salud, belleza o alimentación, tutoriales o estudios que se publican en las redes sociales son ciertos y comprobables? ¿Cuántas personas han sufrido algún daño personal por seguir consejos que ven en las redes sociales?

Lo anterior viene a colación por el momento que estamos viviendo en Morelos en materia social y política; el cierre de administración de Cuauhtémoc Blanco se perfila como el más complicado de los últimos veinticinco años, más difícil incluso, que el de Jorge Carrillo Olea. ¿Por qué? Por la pelea abierta y sin cuartel que hay entre los poderes e instituciones del estado, pero también por el carácter de un gobernador polémico al que le gusta pelear, para el que no existe más verdad que la suya y que como el presidente de México, no reconoce errores propios.

El ambiente que prevalece en las redes sociales que abordan temas de la vida pública local refleja de cuerpo completo el ambiente político de fin de sexenio: varios actores del pasado como Francisco Santillán se dan vuelo agrediendo a gobernantes, políticos y periodistas actuales a través de cuentas con perfiles falsos; figuras públicas como Lucía Meza difunden encuestas alteradas, modificadas con Photoshop y visiblemente falsas, para tratar de aparentar algo que no es. Y así como ellos muchos más que desde el anonimato o falseando datos creen que cambian la realidad desde las redes sociales.

El problema no es que este tipo de información se difunda, porque en realidad su alcance es limitado; lo peligroso es cuando este tipo de comportamientos realmente llega a la sociedad y genera espirales de opinión que, entonces sí, tienen efecto colectivo y generan consecuencias. El secreto en la eficiencia de este tipo de mensajes es simple: causar morbo.

Políticamente hablando lo que ha provocado este estilo de hacer política es una descomposición social que se mezcla con el genuino malestar ciudadano ante la situación que vive el estado y la mayoría de los municipios. En la vida real la gente está enfadada porque la inseguridad es un asunto tangible, creciente y sin control, porque la economía no se ha recuperado y por el contrario, en muchos casos se ha contraído. Frente a ello aparece una clase gobernante que no solo abusa del poder, también le gusta presumir su nuevo estatus social y la riqueza económica que ha alcanzado en poco tiempo gracias al dinero público, sin considerar que la mayoría de los ciudadanos viven momentos difíciles.

Pongamos otro ejemplo: el congreso de Morelos tiene un presupuesto anual, que ellos mismos se autorizaron, cercano a los 600 millones de pesos; hablamos de un parlamento integrado por veinte diputados, de un poder legislativo que no realiza obra pública, que no presta ningún tipo de servicio a la comunidad y en donde la totalidad del presupuesto se destina al gasto corriente. Comparemos: en la legislatura 52 el presupuesto para 30 legisladores era apenas superior a 200 millones de pesos; diez años más tarde los recursos se triplicaron, convirtiendo a la 55 legislatura morelense en una de las más caras e ineficientes de la historia de México.

Los medios de comunicación y las redes sociales han servido para exponer este tipo de arbitrariedades, para que el ciudadano identifique a quienes están abusando del poder y cometiendo actos de corrupción, pero en algunos casos también se utiliza para que este tipo de personajes emprendan campañas de desprestigio contra quienes les resultan incómodos, contra los que no se doblegan ante ellos o simplemente les caen mal.

Este congreso es un ejemplo vivo de ello: sus integrantes suponen que a través de sus redes sociales personales puede modificar la percepción pública, hacer y deshacer, construir historias de éxito y anular a sus adversarios; nada más alejado de la realidad. A la vuelta de unos meses ha quedado claro no solo que estamos frente a un parlamento torpe, corrupto e ineficiente, también se ha evidenciado que casi todas las acusaciones lanzadas por los diputados en contra de sus rivales carecen de sustento y se ubican en el terreno de la especulación. ¿Qué pruebas han aportado los legisladores de todas sus acusaciones?

El escándalo es desde hace tiempo el arma más utilizada por la clase política local, la emplean de un lado y del otro y en ningún caso ha terminado bien, ni ha llevado a buen puerto a quienes las manipulan. Por el contrario: la gente observa con morbo la manera como los actores de la vida pública se atacan, se inventan historias o tratan de cubrir sus marranadas. Al final el juicio más importante no lo tienen los actores políticos, ni los medios de comunicación, ni mucho menos los influencers, lo tiene la gente y lo dará cuando en menos de un año acudan a las urnas a votar.

Los escándalos políticos son comunes, pero no necesariamente útiles para lo que algunos actores políticos buscan. Pegar por pegar nunca ha servido de mucho. 

·         posdata

El proceso de renovación de magistrados del Poder Judicial de Morelos está directamente ligado con el juicio político que el G15 impulsa contra del gobernador Cuauhtémoc Blanco. independientemente del debate sobre la consistencia legal de la solicitud o las razones de quienes lo promueven, lo que no se puede perder de vista es que, como su nombre lo dice, se trata de un juicio “político” que se valorará en ese contexto por un grupo de legisladores abiertamente confrontados con el jefe del ejecutivo.

Con los quince votos que tienen, los opositores al gobernador cuentan con todos los elementos para hacer que esta propuesta avance en la cámara, pero necesitan de la mayoría de los magistrados para que el proceso se consolide en el poder judicial; ahí entra la renovación del TSJ.

Hace un par de días el magistrado presidente Jorge Gamboa denunció que los ataques de que es objeto forman parte de un intento de presionar al poder judicial; señala que antes de que el escándalo en el que lo involucran explotara, fue advertido de que este aparecería a menos que respondiera a ciertas peticiones. Cuidadoso del proceso jurídico, Gamboa Olea no reveló detalles porque dijo que iniciaría acciones judiciales contra quien resultase responsable, pero los sospechosos de estar detrás de estos ataques están a la vista.

Visto el ambiente que. Envuelve a los tres poderes del estado es fácil suponer que los ataques que denuncia el magistrado provienen de uno de los grupos en disputa y forman parte del plan de quienes intentan expulsar del gobierno a Cuauhtémoc Blanco Bravo, porque de manera paralela la Comisión de Derechos Humanos le entró al asunto sin poder justificar el motivo de su repentina participación. Explico:

Dicho por el propio Ombudsman: la CEDH actúa “de oficio” ante el supuesto despido de tres trabajadoras “por un escándalo de índole sexual que involucra al presidente del TSJ Jorge Gamboa Olea”; Raúl Israel Hernández Cruz reconoce que “no existe” una denuncia presentada, “ni tampoco la certeza de que los hechos ocurrieron”, declara que no sabe si se trata de una “noticia fake”, pero dice que la nota se publicó en el portal de noticias Cuadratín de Morelos. Luego entonces: Si no existe denuncia, ni la certeza de que los hechos divulgados en un portal de internet son reales ¿Por qué la Comisión de Derechos Humanos de Morelos actúa de oficio? ¿A poco la CEDH inicia quejas de oficio en todos los casos de despido de personal, aún cuando no exista denuncia?

Reitero: el nivel de encono político local es enorme, va en aumento e involucra a muchas instituciones.

·         nota

Los tiempos políticos son inexorables: cuando Morena defina a su abanderado presidencial, de manera natural Andrés Manuel López Obrador perderá fuerza y el candidato de la 4T ganará terreno. Es la regla de siempre: el rey ha muerto, viva el rey.

Lo mismo pasará en Morelos en todos los espacios que se renueven.

·         post it

¿Cuántas de las encuestas de corte electoral que se comparten en las últimas semanas son reales? ¿Alguien se ha interesado en verificar su existencia en las páginas oficiales de las empresas encuestadoras?

·         redes sociales

Jorge Gamboa enfrenta una embestida ruin que se combina con la pésima reacción de su equipo de comunicación, si es que lo tiene. El magistrado está siendo atacado en lo personal, sin piedad y sin prueba alguna presentada hasta ahora.

Ese es el riesgo de las redes sociales. Hoy es él, mañana puede ser cualquiera.

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