Serpientes y escaleras - El candidato de la oposición

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El candidato de la oposición

La oposición prepara el terreno en Morelos para competir en el 24. Pero les falta candidato

 

El candidato de la oposición

La posibilidad de que la oposición gane la gubernatura de Morelos en el 2024 es una posibilidad a partir del número de ciudadanos que gobiernan en los municipios. Estadísticamente hablando una alianza opositora podría hacer frente a Morena con posibilidades de triunfo en la siguiente elección, pero para que eso suceda primero deben ocurrir dos cosas: que los partidos se pongan de acuerdo y que tengan un buen candidato. ¿Quién podría abanderar a la oposición en la siguiente elección?

El primer nombre que viene a la mente de muchos cuando se habla de un candidato con la capacidad de unir a la oposición morelense y generar empatía social es el actual alcalde de Cuernavaca José Luis Urióstegui Salgado. Se trata del presidente municipal de la capital, el municipio más poblado y que más votos aporta a la elección estatal, también de un hombre con reconocimiento e identidad. No hay mejor candidato que él, afirman algunos políticos opositores.

Pero para que el abogado encabece una alianza opositora a la gubernatura se requiere, primero, que haga un buen papel como gobernante de la capital y eso, hasta ahora, no parece estar ocurriendo. Como jefe municipal Urióstegui está dejando mucho que desear, se nota agobiado por los problemas económicos, distraído con la juventud legislativa, ausente de la supervisión de su equipo y presa de los intereses económicos de algunos de sus colaboradores.

El resultado está a la vista: los problemas se están multiplicando más rápido de lo que el gobierno puede reaccionar, se acumulan los pasivos económicos, políticos y sociales, y crecen aceleradamente los rumores de que desde las secretarías de Obras y del Ayuntamiento se fomenta la corrupción.

La imagen del edil es un asunto que ya entró en una fase crítica, porque la mala comunicación institucional se traduce en una creciente animosidad en contra de la administración. Varios personajes que fueron promotores importantes de su campaña en el 2021 han manifestado abiertamente su descontento con el rumbo que lleva la capital y con la manera como el edil ejerce (y comparte) el poder.

Por razón natural de la ciudad que representa, José Luis Urióstegui es la mejor carta que tiene la oposición para competir en las elecciones del 2024, pero la suma de conflictos que vive la ciudad está acabando muy rápido con la imagen y confianza que se tenía del abogado al inicio de su administración.

El rumbo que sigue Cuernavaca bajo el mando de José Luis Urióstegui va más allá de un gobierno municipal, para algunos representa la plataforma opositora para proyectar a un candidato que compita contra la propuesta oficial y capitalice el descontento social hacia el gobierno y el partido de la esperanza.

El problema es que la elección que viene no será igual a la que ganó en el 2021 Urióstegui, en principio porque se trata de una contienda mayor, que demanda trabajo en los 36 municipios e implica una suma de esfuerzos, recursos y voluntades que hasta ahora no hemos visto del lado opositor. Eso pasa por incorporar a las dirigencias de los partidos y superar el ego y las ambiciones personales de sus nefastos y mediocres dirigentes,

Para que José Luis Urióstegui sea el candidato de la oposición al gobierno de Morelos en el 2024 lo primero que tiene que hacer es un buen trabajo en la capital. Pero si derivado de su caída en popularidad la oposición busca un candidato diferente la historia se complica, porque no hay a la vista figuras que puedan aglutinar a los partidos y atraer la simpatía del electorado.

Los pasos que ha dado el congreso local en las últimas semanas tienen como objetivo el 2024; obviamente la oposición quiere arrebatarle a Morena el gobierno estatal y eso solo se logrará capitalizando el desgaste de la administración en curso. Pero golpear al gobernador y desgastar a Morena no basta si no existe un receptor del enojo, alguien que aparezca ante la ciudadanía como una alternativa a lo que hoy gobierna.

A menos de dos años de que concluya el régimen actual y uno de que arranque oficialmente el proceso de sucesión, la oposición en Morelos aún no tiene una figura que los represente, alguien que pueda convertirse en una opción diferente, que capitalice el descontento y logre traducir el enojo en votos.

Los diputados Francisco Sánchez y Agustín Alonso son figuras con capital político y reconocimiento, con estructura electoral y recursos para ir a campaña, pero ninguno tiene hasta ahora la presencia estatal necesaria para competir por la gubernatura. Si cualquiera de ellos quisiera convertirse en el candidato de una alianza opositora en el 2024 tienen que comenzar a trabajar desde ahora en varios aspectos, empezando por fortalecer su imagen pública.

Por supuesto que hay enojo en contra del gobierno actual y un descontento creciente en contra de Morena; es inocultable que muchas personas están en desacuerdo con la manera como se ha ejercido el poder y sobre todo con los resultados obtenidos. El problema es que en Morelos no hay oposición, ni existen figuras que atraigan simpatía colectiva o que representen algo mejor a lo que pudiera presentar Morena en el 2024.

El presidente municipal de Cuernavaca es la mejor carta que tiene la oposición en Morelos, pero no lo será por mucho tiempo si su administración sigue siendo tan mala y la corrupción del pasado se repite en el presente.

José Luis Urióstegui es una buena persona, pero eso no basta para hacer un buen gobierno.

·         posdata

El fiscal de Morelos Uriel Carmona acudió a comparecer ante los diputados, el objetivo fue conocer la situación de inseguridad y escuchar de viva voz lo que ha pasado con la muerte de la joven Ariadna. Los titulares de la secretaría de gobierno Samuel Sotelo y el comisionado de seguridad José Antonio Ortiz Guarneros también fueron citados por los legisladores.

Lo primero que llama la atención es que a la comparecencia fuera incluido el titular de la política interna, porque el tema no le corresponde de manera directa. En castellano: Samuel Sotelo nada tenía que hacer en esa comparecencia.

También fue llamativo el contexto de la reunión, porque amén de que las comparecencias nunca sirven para nada, en casos como este funcionan como una caja de resonancia en donde los diputados hacen valer su localía y dejan entrar solo a las personas que quieren. En este caso solo pasó la gente que fue a aplaudir al fiscal.

Lo dicho por el abogado Uriel Camona no revela nada nuevo; lo que a todos interesaba escuchar era lo ocurrido en el caso Ariadna y el fiscal se ciñó a las líneas que le dieron sus asesores, las mismas que le han marcado desde el principio: reiteró que su autopsia fue “impecable”.

Nada había que esperar, insisto, de esta reunión, porque como siempre se trató de una perorata en donde cada uno dijo y escuchó lo que quiso; los dichos de los convocados se escucharon, se repitieron y quedaron en el aire sin que a nadie le interesara ahondar en el tema. Afuera del recinto parlamentario, por cierto, se quedaron las feministas que exigen la renuncia del fiscal.

La comparecencia del miércoles no sirve de nada ni a nadie: no aportó ninguna información relevante que hiciera cambiar la percepción de las cosas ni tampoco derivó en alguna acción formal de parte de las autoridades. Lo visto esa mañana expone cómo están las cosas entre los poderes: adentro los legisladores atrincherados y afuera sus críticos gritando.

Uriel Carmona enfrenta un severo problema con el caso Ariadna: en términos de percepción el asunto lo ha lastimado severamente, le ha restado credibilidad, confianza y el apoyo público que había ganado con otras actuaciones; legalmente la historia va más allá del congreso, porque si bien para su destitución se requieren los votos de los diputados, en caso de que la FGR le inicie un proceso y compruebe que actuó de manera incorrecta, no será necesario el consenso legislativo, porque su salida vendría de una acción penal. Si eso sucediera Uriel Carmona no solo dejaría la fiscalía, también puede perder su patente de notario.

Hay algo importante de fondo en esta historia: mientras las autoridades discuten y politizan el tema, el actuar de las fiscalías a quién beneficia es a los asesinos de Ariadna.

“In dubio pro reo” es el principio jurídico que provoca el diferendo entre instituciones.

·         nota

La tercera ley de Newton dice que para cada acción hay una reacción igual y en sentido opuesto, lo que implica que cada vez que se mueva, empuje u oprima otro objeto, este último reaccionará devolviendo la misma fuerza.

En términos políticos la acción emprendida por el congreso en el tema presupuestal puede no tener una reacción opuesta, pero sí acarreará consecuencias. Lo primero que se debe observar en el movimiento parlamentario es que una vez más los diputados se movieron sin estrategia, sin tomar en cuenta todo lo que implicaría su decisión y posiblemente sin un objetivo en concreto. Fue pegar por pegar.

El discurso de algunos legisladores es que se trata de un presupuesto social que beneficiará a muchos (empezando por ellos), pero el congreso en su conjunto no ha tenido la capacidad comunicar ni de socializar su decisión, tampoco ha logrado poner de su parte a los sectores que aparentemente se verían beneficiados, como los municipios ni mucho menos a la opinión pública.

Obvio: los alcaldes, los representantes de los poderes y los titulares de las dependencias que viven del presupuesto entienden que la decisión tomada unilateralmente por los diputados no es la última palabra, ni tampoco se concretará en el corto plazo. El año pasado cantaban victoria y al final lo único que sucedió es que los legisladores se desgastaron, porque afectaron a todos.

Por muy favorable que presenten su presupuesto, para que aplique deben suceder varias cosas. No hay manera que el ejecutivo acepte que le retiren la facultad de transferencia, ni tampoco parece sencillo que desde el gobierno federal dejen pasar una acción que sentaría precedente y podría repetirse en otros estados.

El argumento de aprobar un presupuesto social es válido en el discurso, pero no sirve para justificar el rompimiento entre poderes; una decisión como la que tomaron los diputados debe tener sustento, pero sobre todo un objetivo. Si la idea es quitarle al gobernador la facultad de libre transferencia debe existir una razón más allá de la demagogia pública. ¿La tienen?

Los legisladores defienden su voto con argumentos superfluos, demagógicos, pero no saben aclarar cuál es el objetivo final de su acción. Suponiendo que retiren al ejecutivo la cláusula de transferencia ¿En qué los beneficia a ellos? ¿En qué ayuda al estado? Porque ninguno de ellos es garante de honestidad.

La posibilidad de que el congreso concrete su decisión presupuestal complicaría el accionar del ejecutivo, pero no lo frenaría, ni tampoco eliminaría la capacidad del gobernador para mover el dinero; sin duda sería más complicado, pero cualquiera que haya manejado un presupuesto público y conozca la ley sabe que sí se puede hacer.

Reitero ¿Cuál es el objetivo de los diputados más allá del discurso? Porque si actuaron solo por hacerlo, sin tener una meta concreta, su capacidad política es mucho menor de lo que muchos imaginábamos.

·         post it

Lo dice el gobernador a propósito de lo que publica la revista Proceso: “No tengo nada qué ver con el crimen organizado… pero hay grabaciones de Graco Ramírez pactando con ‘El Carrete’”

Tsss. ¿Y como para cuándo presenta una denuncia formal con todo y grabaciones?

·         redes sociales

Imaginemos que el congreso actúa con un objetivo electoral de cara al 2024. Si ese fuera el caso la pregunta es obvia ¿Quién será su candidato?

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