Serpientes y escaleras - Comienzan los problemas

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Comienzan los problemas

Con el registro de candidatos, empiezan los problemas en los partidos.

 

Comienzan los problemas

El inicio del registro de candidatos a los diferentes cargos de elección popular marca una nueva etapa en el proceso electoral: veremos a quienes competirán por los diferentes cargos a través de los distintos partidos; también podremos observar los efectos que la selección provocará en aquellos que no logren acceder a una candidatura. Con nombres será más fácil comenzar a dibujar escenarios. Los buenos y los malos.

El partido con más rentabilidad electoral es Morena, por eso mismo es también el que más problemas tendrá una vez que defina a sus representantes en las urnas; muchos quieren competir bajo las siglas del Movimiento de Regeneración Nacional y esa emoción va a convertirse en enojo entre quienes no resulten favorecidos.

La labor de conducción política en los partidos debe ser minuciosa antes, durante y después del proceso electoral; después de la aspiración, viene la depuración con el registro formal de candidaturas, luego el acompañamiento durante la campaña y finalmente los resultados. El control de daños debe hacerse en dos momentos: cuando se registren los candidatos y después de las votaciones.

Esta primera etapa es sustantiva para las campañas, porque quienes no obtengan una candidatura se convertirán en los más férreos opositores dentro del partido; este fenómeno no es exclusivo de una institución, es algo que aparece en todos lados, porque las esperanzas, las desilusiones y el enojo son una condición humana.

Este fin de semana el coordinador de los senadores de Morena Ricardo Monreal reconoció que su partido vive momentos difíciles porque la selección de candidatos no está en su mejor momento; “muchas posiciones serán decididas a través de una encuesta y esta situación resulta sumamente peligrosa porque parte del triunfo de Morena en el 2018 fue la confianza”.

El líder del senado advirtió un escenario posible, muy grave para el movimiento de la Cuarta Transformación: “Si Morena no logra estar a la altura de la circunstancia en la selección de candidatos y en su organización interna, el sistema de partidos en el país podría colapsar… lo más insensato sería embriagarnos con el éxito electoral y por ello perder la racionalidad y el buen juicio con el que debemos conducirnos, procurando el bienestar social y el cambio propuesto”.

Hasta antes del registro de candidaturas todo era esperanza y especulación; todos los que buscan un cargo se hacen ilusiones e ilusionan a los demás, planean lo que harán y siempre suponen que la decisión los va a favorecer. Si eso no ocurre la expectativa se transforma en enfado, en reproche y casi siempre en boicoteo a quien les gana.

Esto pasa en todos los partidos, pero se presenta con más fuerza en las instituciones que tienen más posibilidades de triunfo. Obvio: nadie pelea por una candidatura que saben que no ganará.

En Morelos ya inició el de registro de candidatos y en los próximos días los partidos formalizarán las candidaturas con las que van a competir el 06 de junio; en todos los cargos hay varios aspirantes y para algunas posiciones existen más de una decena de postores. La decisión de las diputaciones federales corresponde a los comités nacionales en tanto que las alcaldías y las diputaciones locales casi siempre se acuerdan en el comité estatal.

Todos los partidos necesitan alguien que se encargue de la operación cicatriz, una persona o equipo que dedique tiempo en hablar con los que se queden en el camino, para evitar la ruptura y mantener cohesionados los proyectos. No es una tarea sencilla porque quienes quedan fueras están enojados y quieren desquite; la clave es hablar y convencer para que las cosas no se compliquen demasiado.

Las primeras señales de conflicto están a la vista; Morena, el PAN y el PRI son los partidos con más conflictos en la selección de candidatos. O resuelven sus problemas ahora o los enfrentarán en las campañas.

  • posdata

Desde que perdió la gubernatura de Morelos hace poco más de 20 años, el Partido Revolucionario Institucional ha venido hundiéndose presa de sus propios conflictos; la derrota del PRI fue electoral, política y anímica, pegó hasta los cimientos y dio pie a un proceso de aniquilación que los propios priístas se han encargado de ejecutar.

Las dirigencias que ha tenido el tricolor en lo que va del milenio no han sabido estar a la altura de las necesidades de ese partido, ni tampoco han sido representativas de su militancia; en algunos momentos han capitalizado la coyuntura para obtener algunos triunfos, pero nunca en función de un proyecto integral que permita al PRI recuperar su liderazgo; ganan y pierden por razones que van más allá de la dirigencia.

Para esta elección al PRI no se le veía forma, ni tampoco posibilidades de ganar; entonces vino el relevo de la dirigencia y llegó un joven surgido de las bases del tricolor, oriundo del estado, fogueado en la política nacional y amigo de los amigos de Alejandro Moreno. La gran virtud de a nueva dirigencia estatal no era la capacidad del recién nombrado presidente, sino su cercanía con el comité nacional y el respaldo que tuvo para tomar cualquier decisión.

Los primeros pasos de Jonathan Márquez parecían acertados: intentó calmar a los grupos para dar paso a candidaturas ciudadanas; la idea, dijo, era dejar de pelearse entre ellos y enfocar sus baterías hacia el exterior, postulando figuras ciudadanas que lavaran el rostro al partido, pero apalancadas detrás con priístas experimentados que les dieran fortaleza a las candidaturas. Quien no aceptara esa fórmula estaba en su completo derecho de irse, afirmaba el joven presidente.

En la teoría la idea era buena, rescataba lo mejor de dos mundos para relanzar al PRI en una contienda importante, pero no sustantiva; “tenemos que sembrar hoy para poder cosechar en el 2024” presumía Márquez.

A la vuelta de los meses las expresiones, ideas y la actitud del dirigente han ido cambiando; ya no se habla de una renovación política ni generacional, se ha caído en lo mismo que se hizo en el pasado y las peleas están presentes por todos lados. Incluso las amenazas de tómalo o déjalo perdieron fuerza, porque varios personajes han renunciado a su militancia y otros más han retomado la guerra de guerrillas en contra de la dirigencia y los gemelos malvados.

Hoy todo es caos en el partido revolucionario institucional: no hubo renovación ni un rostro ciudadano en las candidaturas, el plan de la reconciliación fracaso, lo mismo que las amenazas contra quienes retaron la línea institucional. La teoría chocó con la realidad: Jonathan Márquez se asume como un político maduro, experimentado, con carrera nacional, pero en los hechos quedó como un priísta de medio pelo que no pudo domar a la fiera y terminó haciendo negocios con los gemelos Polanco Saldivar.

Electoralmente el PRI sigue siendo impresentable socialmente, ganará algunas posiciones, pero será resultado del esfuerzo individual de algunos personajes que vienen trabajando sus parcelas desde hace años, no del trabajo de la dirigencia. Desde hace años es visible que el priísmo morelense anda mal, es sabido que el PRI ya no gana porque los presidentes utilizan el cargo para hacer negocios y favorecer a su grupo sin pensar en la institución.

Cuando parecía que el revolucionario institucional no podía estar peor, llegaron Jonathan Márquez y los gemelos malvados.

  • nota

La elección del 2018 y las nuevas reglas electorales dieron paso a la conformación del primer congreso con mayoría femenina en la historia de nuestro estado: de 20 integrantes que conforman la 54 legislatura morelense, 14 son mujeres.

Esta abrumadora mayoría nos hizo pensar que veríamos un parlamento distinto, diametralmente opuesto al anterior, que retomaría la agenda social y de género, que impulsaría una nueva manera de hacer política y validaría el discurso obradorista y el que desde hace años enarbolan diversos grupos sociales promotores del respeto y la igualdad de género.

A unos meses de que concluya la legislatura 54 la historia es muy distinta a la que muchos pensamos: las damas no hicieron la diferencia y por el contrario, algunas de ellas cayeron en las viejas prácticas que siempre les criticaron a los hombres. En un principio se habló de combatir la corrupción, de acabar con la impunidad, de castigar a los ladrones y hacer valer la ley, pero nada de eso ha pasado.

La constante en este congreso ha sido la falta de acuerdos y los conflictos internos; el mayor inconveniente que enfrentan los legisladores son ellos mismos: no saben dialogar ni pueden entenderse entre sí; desde hace meses hay asuntos atorados en su agenda, como la designación de magistrados y consejeros del Imipe, y no se ve para cuando las cosas cambien. Tras quedar acéfala la presidencia de la Mesa Directiva las mujeres siguen sin acordar el nombre de quien estará al frente en este último tramo de la legislatura, aunque tienen los votos necesarios para designar a quien quieran.

La lucha por la igualdad de género y para abrir más espacios de participación a las mujeres tiene un punto en contra en este congreso, porque la mayoría femenina no se ha traducido en acciones favorables ni para la vida legislativa, ni para la política estatal, ni para la lucha de género; ni siquiera ha servido para demostrar que las damas son capaces de impulsar el cambio que requieren las instituciones.

La falta de acuerdos parlamentarios no solo le pega a este congreso, afecta al movimiento feminista de muchos años que busca igualdad y respeto, que impulsa un cambio y trata de generar equilibrios. Nuestras diputadas locales no han estado a la altura de esta lucha, no han sabido representar el feminismo, ni son capaces de hacer valer el respeto que demandan las mujeres. Ni siquiera han querido actuar con firmeza contra un diputado acusado de violación.

Las fallas de este congreso, empero, no pueden ni deben ser motivo para dar marcha atrás en el avance que han logrado las mujeres, deben servir para que en la apertura de espacios para las mujeres se tome en cuenta el género, pero también la capacidad, la preparación, la trayectoria, la congruencia y los valores que caracterizan a las damas.

La capacidad, la honestidad y la valentía no es un asunto de género.

  • post it

Ayer se hicieron públicas las listas de candidatos de Morena en los ayuntamientos y los distritos locales; el oficio de la Comisión Nacional de Elecciones enumera uno a uno los nombres de quienes competirán bajo las siglas del Movimiento de Regeneración Nacional en las elecciones del próximo 06 de junio.

No hubo grandes sorpresas: se confirmaron las candidaturas de Rafael Reyes y Juan Ángel Flores en Jiutepec y Jojutla, respectivamente; también se valida la participación de la diputada Keila Celene Figueroa por a alcaldía de Zacatepec. Algunas propuestas morenistas más son: Cuautla con Luis Arredondo, en Emiliano Zapata Amador Esquivel, en Puente de Ixtla Claudia Mazari, en Tepoztlán Felipe Alfonso Ceja, en Xochitepec Norberto Peralta, en Huitzilac Jazmín Rayas y en Tlaquiltenango Carlos Franco. Para el congreso local repiten en el primer distrito Alejandra Flores y Ariadna Barrera en el seis.

En la lista no se dan a conocer a los candidatos a las presidencias municipales de Cuernavaca y Temixco, tampoco a quienes competirán por los distritos locales 2 y 10. ¿La razón? Esas alcaldías y diputaciones forman parte del convenio de coalición y los candidatos serán propuestos por otros partidos.

Después de que se hicieron públicos los nombres de los abanderados, una consejera estatal de Morena de nombre Ana Laura Figueroa desmintió las listas, afirmó que existe una “queja muy fuerte” por parte de la presidenta del consejo Bertha Luján contra la diputada Ariadna Barrera y añade que se convocó al presidente del partido Gerardo Albarrán a una reunión con representantes de la dirigencia nacional, pero ni él ni la diputada respondieron al llamado.

Según la consejera Figueroa “No hay candidatos y esas listas no son ciertas”, sin embargo el listado de candidatos fue publicado en la página oficial de Morena Morelos.

“Necesitamos organizarnos, compañeras y compañeros, porque si no nos organizamos estas listas pueden concretarse” remata suplicante Ana Laura Figueroa.

Así están las cosas entre los morenistas de Morelos. Lo dicho: la unidad se rompe cuando los intereses se cruzan.

¿Quién va a llevar a cabo la operación cicatriz en Morena?

  • redes sociales

¿Qué candidato o partido sacará provecho de las desavenencias que hay entre los morenistas morelenses?

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