Serpientes y escaleras - Campañas en tiempos de covid

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Campañas en tiempos de covid

La pandemia ha modificado todo, hasta la forma como serán las elecciones.

 

Campañas en tiempos de covid

El proceso electoral del 2021 será distinto a todos los que hemos visto en el pasado; la pandemia de covid obliga a los partidos políticos y a sus candidatos a diseñar estrategias distintas, acordes con la situación, con un enfoque diferente. Casi todo lo que se ha hecho antes resultará obsoleto en un contexto como el actual; para ganar se necesitan votos y los votos ahora se obtendrán de una manera diferente. Quien lo entienda primero llevará ventaja respecto a sus adversarios.

La pandemia y sus repercusiones sanitarias, sociales y económicas pegaron directamente en lo político, cambiaron las reglas del juego y modificarán la manera como serán las campañas. Los caminos para los políticos ahora serán distintos porque la pandemia covid no les permitirá actuar igual que siempre; no veremos actos ni reuniones masivas, se olvidarán de los saludos de manos y de los besos, los recorridos tendrán que realizarse cumpliendo estrictamente los protocolos de salud y el contacto humano será mínimo.

El reto de todos los contendientes es alto, porque lo que vivimos no es sencillo para nadie. Los cuidados para los candidatos y sus equipos deben ser totales no solo por el riesgo de contraer la enfermedad, sino porque cualquier error en este sentido se puede convertir en un serio problema de imagen.

Pensemos, por ejemplo, en los candidatos: aún cuando anden con cuidado estarán en constante exposición con muchas personas y el riesgo de infectarse de coronavirus será alto todos los días. Con 45 días de campaña el salir positivo a covid puede significar el fin del proceso, porque en el mejor de los casos los obligará a aislarse de 3 a 4 semanas, sin descontar que la afectación en su salud puede ser grave y ello tendría otro tipo de repercusiones.

Algunos de los precandidatos que ya padecieron SARS-Cov-2 son el alcalde de Jojutla Juan Ángel Flores, el alcalde de Jiutepec Rafael Reyes Reyes, José Luis Urióstegui Salgado, quien competirá en Cuernavaca bajo las siglas del PAN, Matías Nazario Morales, quien lo hará por el MAS y Maricela Velázquez, que buscará la diputación local por el segundo distrito en el PRI. Aunque se supone que tras haber superado el covid se adquiere cierta inmunidad, las autoridades de salud refieren que los cuidados deben ser los mismos, porque ya se tiene registros de personas que sanaron y volvieron a infectarse.

Luego está el tema de la propaganda; en un ambiente como el que vivimos la promoción de las candidaturas es más importante que antes, porque sustituirá los encuentros cara a cara que otrora se daban en reuniones multitudinarias, a través de propaganda impresa y artículos utilitarios. La crisis económica obligará a los equipos de campaña a ser muy cuidadosos con el manejo de los recursos, porque además de que los egresos serán fiscalizados por las autoridades electorales, un derroche de recursos sería muy mal visto por la gente. Como siempre el dinero es necesario en los procesos electorales, pero ahora su administración debe ser muy cuidadosa para no ofender a miles de familias que están viviendo momentos complicados en lo económico.

En tiempos de pandemia es recurrente el comentario: “hay que hacer campaña en redes sociales”; lo que nadie dice es cómo la van a realizar, porque lanzar mensajes a través de diferentes cuentas o saturar de publicidad las redes no funciona. Un análisis reciente presentado hace unos meses por una empresa de estudios de opinión nacional reveló que si bien es cierto las redes sociales son muy populares entre las personas, el impacto que generan en la toma de decisiones es sumamente bajo; la gente las consulta, pero no definen su juicio, ni mucho menos influirán en su voto.

Las estrategias, dijo el especialista en manejo de opinión pública, tienen que considerar diferentes canales, deben incluir medios de comunicación y líderes de opinión, requieren información atractiva y sobre todo deben conectar con el público objetivo. De nada sirve contratar anuncios que lleguen a miles de personas si se los van a saltar sin verlos; es infructuoso saturar al ciudadano de mensajes que no conectan, porque el resultado puede ser contraproducente al que se busca. En una campaña política o publicitaria, el canal de comunicación puede llegar a ser más importante que el mensaje mismo.

Entendamos algo: la mayor parte del voto no es razonado, como algunos dicen; el hecho que alguien decida por quien sufragar a partir de lo factible de sus propuestas, de sus brillantes ideas o de lo realista que pueda ser su opinión sería muy bueno, pero no es real. El voto casi siempre es resultado de un interés o de un sentimiento, de la empatía que logre el candidato con la gente y de que sus palabras conecten con la mente o el corazón del votante. Una imagen, una frase, una idea o una acción pueden ser más efectivas que un discurso bien elaborado. Triste, pero cierto.

Last but not least: la estructura. Al final de las elecciones del 2018 muchos pensaron que las estructuras de los partidos habían llegado a su fin, por el grado de prostitución que habían alcanzado. Por muchos años las estructuras eran las niñas consentidas de los políticos: las presumían, las atesoraban y representaban su arma más importante en las campañas. Cada tres años a los líderes les daban mucho dinero y recursos para mover a la gente, los candidatos los procuraban y llenaban de efectivo porque en ellos recaía la labor de identificar y hacer salir a los votantes.

Fue tan buen negocio ser “líder” que para muchos se convirtió en una profesión: se cotizaban alto, pedían muchas cosas y en los últimos años se vendían al mejor postor. De un tiempo a la fecha los líderes dejaron de ser gente de partido para convertirse en proxenetas electorales que vendían “su estructura” a varios candidatos; a todos les cobraban y al final dejaban suelta a la gente. Esos líderes se llevaban una enorme tajada de dinero, se quedaban con la mayor parte y repartían muy poco a sus seguidores.

Varios candidatos cayeron en esta trampa y perdieron: en el 2015 Maricela Velázquez invirtió mucho dinero en “su estructura” y al final, dicen, sus líderes terminaron movilizando a la gente a favor de Cuauhtémoc Blanco. También le ocurrió en el 2018 a Rodrigo Gayosso: el hijastro incómodo se pasó todo un año inyectando dinero y despensas a su estructura y luego de gastar cientos de millones de pesos perdió de forma vergonzosa. Por casos como estos muchos políticos comenzaron a renegar de los líderes y de sus estructuras, porque entendieron que no había convicciones, que no tenían palabra, que se vendían y no les garantizaban nada.

La apuesta en este 2021 es a una estructura propia, manejada directamente por los candidatos y sin intermediarios; algunos actores políticos comenzaron a trabajar en ello desde hace tiempo y hoy tienen confianza que pueden contar con ese respaldo porque depende de ellos mismos y porque conocen directamente a las personas.

El voto duro y el voto simpatizante de los partidos es parte de la mezcla que definirá el resultado, pero este es intangible. Cada dirigencia tiene un cálculo aproximado de lo que representa su voto duro y cada tres años tiene que suponer cuál será su voto simpatizante; el primero se mide a partir del sufragio mínimo obtenido en las últimas elecciones, en tanto que el simpatizante depende del momento, de la circunstancia y del candidato.

Todo lo anterior (y lo que falte) debe ser tomado en cuenta por aquellos que quieran competir en la próxima elección. Ir a campaña no es sencillo, se requiere de un esfuerzo mayúsculo, de muchos recursos y una buena estrategia; en tiempos de covid, además, se necesita entender el contexto, buscar caminos más efectivos y tiros de precisión.

Con tantos partidos en la boleta cualquiera puede ser candidato; hacer una buena campaña y ganar es otra cosa.

  • posdata

Otra manera de ver las campañas es a partir de los candidatos y de sus perfiles, es decir, la personalidad de quienes buscarán el voto.

Rafael Reyes y Juan Ángel Flores, por ejemplo, son políticos de tierra, les gusta el contacto directo con la gente y se sienten cómodos compartiendo y departiendo con sus seguidores. Su base electoral la tienen bien identificada no solo por el tamaño de sus comunidades, sino porque a lo largo de muchos años han convivido con ellos.

En Cuernavaca veremos a José Luis Urióstegui, un abogado respetuoso y respetable que no le tiene miedo a la calle, porque desde hace años ha dedicado tiempo a las actividades sociales y a la convivencia con la ciudadanía. El reto de José Luis va más allá de la proximidad que pueda lograr con la gente, necesita hacer algo para que su personalidad conecte, para que quienes lo observan se identifiquen con él y lo apoyen, para que no le digan que es aburrido.

Sergio Estrada no tiene problema con andar en la calle, de hecho es algo que le gusta y le sale bien; el neogordito tiene carisma, es bailador y conecta rápido con los ciudadanos (al menos así era hace veinte años), sus problemas vendrán cuando le recuerden los yerros cometidos al frente del gobierno estatal, sus presuntos nexos con el narcotráfico o cuando revivan el video que su padre grabó el año pasado.

Jorge Argüelles Victorero tampoco parece tener problema con la convivencia social a pesar de ser un hombre acaudalado, acostumbrado a los lujos y a la buena vida; su estilo puede resultar agradable para muchos porque no tiene empacho en salirse de su zona de confort y se mueve bien en cualquier ambiente. El diputado tiene que superar la controversia jurídica interpuesta por el comité estatal de Morena y luego necesita conectar con el obradorismo; si lo logra estará en la pelea.

Matías Nazario es el único de todos los candidatos a la alcaldía capitalina que tiene una estructura propia bien trabajada, a la que conoce y a quienes ha apoyado constantemente desde hace años. Matías no es el personaje más popular ni tampoco va por el partido más fuerte, pero conoce muy bien la capital, tiene experiencia en campaña y sabe para qué es el dinero.

Cipriano Sotelo es una incógnita, es un abogado que ha decidido participar en política sin ningún antecedente que deje ver lo que se puede esperar de él. El candidato del PRI no domina la administración pública, no sabe de campañas electorales, ni tampoco es un líder social; su postulación es como la canción de los perritos, porque era el único que le quedaba a Jonathan. No tiene ninguna posibilidad de ganar.

  • nota

El subsecretario de salud Hugo López-Gatell dijo que además de estar en semáforo rojo por covid, Morelos ha rebasado su “limitada” capacidad hospitalaria; los nosocomios están llenos y a los enfermos se los están llevando a estados vecinos, como Puebla, CdMx o Edomex, dijo esta semana el doctor en la conferencia mañanera.

Ayer las autoridades de salud lo desmintieron con datos duros: Morelos sí está en foco rojo con un alto índice de contagios, pero los hospitales no están saturados y los morelenses enfermos no se están mandando a otras entidades, por el contrario, un número importante de quienes están internados provienen de otras entidades.

La situación es crítica y no debemos bajar la guardia, pero no es como la describe el doctor Gatell. La premisa sigue: quedarse en casa y salir con cuidado.

  • post it

Bertha Luján respondió oficialmente en su carácter de presidenta del Consejo Nacional de Morena a la impugnación interpuesta contra la coalición Juntos Haremos Historia en Morelos, que une al Movimiento de Regeneración Nacional con Encuentro Social y Nueva Alianza.

Aunque no se ha dado a conocer el contenido de su respuesta, hay que recordar que desde la Reforma Electoral del 2014 se estableció que los órganos nacionales de los partidos políticos eran los facultados para suscribir convenios de coalición para postular candidatos en los estados; dicha facultad puede ser delegada a los órganos estatales, pero siempre mediante un acuerdo del órgano nacional competente.

En el caso de Morena es el Consejo Nacional el que autoriza y suscribe los convenios de coalición en los estados.

Digámoslo de esta forma: A menos que la dirigencia del Movimiento de Regeneración Nacional quisiera tumbar la coalición y así se lo pidiera al TEPJF, la alianza Juntos Haremos Historia en Morelos seguirá firme en los términos como fue firmada.

  • redes sociales

¿Habrá alguien a quien aún le interese ser candidato del PRD?

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