Serpientes y escaleras - Bloques morenistas
En opinión de Eolo Pacheco
A Rabindranath Salazar no le ganaron la candidatura; perdió por su ausencia y mal equipo.
Bloques morenistas
En la carrera por la sucesión en Morelos hay dos bloques políticos y varios grupos compitiendo; primero está Morena y las diferentes fracciones que lo integran, enfrente está la oposición y quienes buscan recuperar el estado o jugarán el rol de fraccionadores del voto. Las encuestas muestran un solo resultado posible… a menos que algo suceda en los próximos meses.
Según el último estudio de aprobación presidencial en 150 municipios de México, elaborado por Consultas Mitofsky, Morelos confirma su simpatía obradorista con el 66 por ciento de aprobación ciudadana en cuatro municipios, incluyendo la capital. Esta superioridad se refuerza con la inexistencia de una oposición estructurada y la falta de liderazgos ciudadanos del lado de quienes se oponen a Morena.
Dentro del Movimiento de Regeneración Nacional podemos observar cambios sustantivos en su conformación: el otrora grupo dominante liderado por Rabindranath Salazar ha quedado reducido a su mínima expresión y despojado del halo triunfalista que lo mantuvo firme durante varios años por la idea (vendida por ellos) de que el nativo de Tejalpa sería candidato porque el presidente López Obrador “se la debía”.
Los morenistas originales, no solo los rabinistas, cometieron un error estratégico en el proceso de renovación de su consejo estatal: confiaron en Rabindranath Salazar. El funcionario federal encomendó su estructura y representación a su hermano Radamés y mientras él estuvo a cargo las cosas iban bien a pesar de los malos modos y las terribles actitudes de su madre. El problema vino con la ausencia de Radamés Salazar, cuando tomaron el control personajes como Alejandra Flores, Jaime Rosas, Miguel Lucia y Agustín Goicoechea, todo se vino abajo.
Sin la presencia y calidez de Radamés, el rabinismo entró en crisis y el clima favorable cambió: ahí se comenzó a notar la ausencia de Rabindranath y se acentuaron los vacíos políticos de su equipo; el grupo perdió cohesión y aliados estratégicos se alejaron. La crisis estalló en el proceso de elección de consejeros: los Rabines no hicieron nada, solo convencieron a sus aliados de hacer un frente común contra la nueva corriente cuauhtemista encabezada por Ulises Bravo Molina, hermano del gobernador, pero no hicieron un trabajo real de base para ganar. El resultado fue su derrota.
El error de cálculo no fue solo de los rabinistas: el resto de los grupos morenistas se confiaron y creyeron que no había nada que temer, porque se creían dueños del partido. Frente a la pasividad rabinista Ulises Bravo trabajó de manera intensa en todos los municipios, con la mayoría de los alcaldes y dentro de las propias estructuras afines al entonces subsecretario de gobernación. La presentación de Bravo Molina era simple: inclusión, suma de voluntades a favor del presidente… y espacios para todos, no solo para los Rabines. Y ganó.
Con el resultado de la elección interna hubo acusaciones de compra de voluntades, de acarreos, de dinero a cambio de votos y malas prácticas; y todo era cierto: en el proceso hubo mucho dinero de todos lados, pero solo un grupo que supo operar. En este punto hay un aspecto que sorprendió a más de uno: el voto que hizo la diferencia en el triunfo del grupo de Ulises Bravo fue el de la cuñada de Miguel Lucia, hecho que para muchos representó una traición y fue el clavo final en el ataúd del bloque rabinista.
Han transcurrido varios meses desde aquel álgido proceso interno y aunque al frente del partido se ha consolidado el grupo de Cuauhtémoc Blanco, la unidad morenista aún no llega, porque nunca hubo proceso de cicatrización, ni disposición de los grupos para dialogar. Cada bloque acarreó agua para su propio molino y de nueva cuenta en esta historia el que mejor lo hizo fue Ulises Bravo.
El resultado es que hoy en Morena hay al menos tres grupos que tienen la mira puesta en el proceso de sucesión: el de los neomorenistas (o cuauhtemistas), lo que queda de los Rabines y un tercer bloque de morenistas originales que no han decidido de qué lado caminar y se mantienen al margen de la disputa.
Estructurar lo que hoy existe dentro del partido no es cosa sencilla porque implica la conciliación de muchos intereses, la suma de voluntades y sobre todo la disposición de reconocer errores y dialogar. Nadie ha dado el primer paso.
Lo que queda de los rabinistas se está moviendo a través de Miguel Lucia, quien ya salió de la secretaría de gobernación y está de regreso en Morelos, de Jaime Rosas, cuñado de Rabindranath Salazar y becado en una delegación federal y Alejandra Flores, haciendo activismo político desde su Facebook. Ulises Bravo tiene la bendición de la dirigencia federal, la fuerza que le brinda el gobierno estatal y el impulso que le genera su participación en la precampaña de Claudia Sheinbaum. Hay una tercera ala obradorista que está presente en ambos grupos, en espera de ver hacia donde se mueven las cosas para tomar una decisión definitiva.
Los números de las encuestas son hasta este momento favorables a la 4T, sobre todo porque del lado de la oposición no existe nada que pueda hacerles contrapeso, ni figuras que por su carisma, trabajo o representatividad aparezcan como una alternativa viable. El reto más grande de Morena está adentro, entre ellos, depende de que logren dominar sus propios intereses y contengan las ambiciones de quienes apostarían por la crisis antes que apoyar a correligionario un rival.
Como siempre ha sucedido en los procesos de sucesión en Morelos, el partido que encabeza la preferencia electoral comienza a mostrar signos de división. El tiempo dirá si en este caso logran contener la desintegración, concilian y llegan al punto de arranque en una sola pieza.
El reto no es sencillo y el tiempo es poco.
· posdata
En la carrera por la sucesión en Morelos la primera interrogante que tienen los que participan o la observan desde el Movimiento de Regeneración Nacional es ¿La candidatura será para hombre o para mujer?
De la respuesta derivan los siguientes puntos de discusión: si es hombre los candidatos más conocidos son Rabindranath Salazar, Juan Ángel Flores, Víctor Mercado y Rafael Reyes; si la candidatura es para mujer la lista se reduce a dos: Margarita González Saravia y Cecilia Rodríguez. Por razones de género, la competencia no será directa entre unas y otros.
Salazar Solorio es el precandidato con más tiempo en la carrera a pesar de su evidente ausencia del estado, su problema no es solo que desde hace años se ha mantenido alejado de Morelos, también carga con los negativos que le dejan sus operadores locales y el veto que hacia su figura ha colocado el gobernador Cuauhtémoc Blanco. En el caso de las damas existe una situación similar: la precandidata movida por más tiempo es Margarita González, aunque recientemente se incorporó a la carrera Cecilia Rodríguez; Lucía Meza ha intentado meterse a esta carrera, pero al igual que el funcionario federal, la senadora no está en el ánimo del gobernador y en su caso, ni del partido.
Si la candidatura en Morelos es para mujer, la secretaria de desarrollo económico estatal Cecilia González debe acelerar el paso, porque en este momento Margarita González Saravia lleva la delantera; si es para hombre la decisión podría favorecer a Víctor Mercado o a Juan Ángel Flores, pero ambos deben trabajar más en la proyección de su imagen, no solo para ser conocidos, sino para estar en condiciones de ganar las diez variables que toma en cuenta Morena en sus encuestas.
Una vez resuelta la candidatura al gobierno estatal, que se definirá en la dirigencia nacional, vendrá el análisis para las posiciones locales, empezando por la presidencia municipal de Cuernavaca. Ahí Morena aún no tiene candidato, aunque se menciona a Alejandro Mojica, al secretario de agua Jaime Juárez y hasta a Ulises Bravo.
El candidato al gobierno estatal y a la capital deberán caminar de la mano durante varios momentos de la campaña.
· nota
Aunque se trata de un asunto “personal” como lo describió el alcalde de Cuernavaca José Luis Urióstegui, la muerte de la expareja del regidor panista Fernando Carrillo es un tema que el edil debe observar con cuidado, por las derivaciones legales y sociales que pueda tener este asunto.
Tras el deceso de la dama, el concejal publicó en sus redes sociales un mensaje de despedida que para muchos parece una coartada para tratar de librarse de la sospecha de que la muerte de la joven podría estar relacionada con él.
Fernando Carrillo es un personaje cercanísimo a los hermanos Martínez Terrazas y al igual que ellos carga con una mala imagen que deriva en recelos sobre malas acciones. La tragedia de su expareja no pasó desapercibida por muchas personas sospechan del regidor y exigen una investigación a fondo dados los antecedentes de malos tratos y violencia contra la finada y con su personal.
Puede ser que Fernando Carrillo ni siquiera sea investigado por las autoridades competentes, pero para un sector amplio de la opinión pública local la muerte de su expareja lo dejará marcado y bajo sospecha eterna.
En política lo que parece suele ser tan importante como lo que es.
· post it
La jefa de gobierno Claudia Sheinbaum vino de visita a Morelos y le fue bien: primero tuvo un desayuno con el gobernador Cuauhtémoc Blanco y su equipo cercano y luego impartió una conferencia en el parque Chapultepec a la que, según los datos de su equipo, acudieron más de 3 mil 500 personas.
Claudia Sheinbaum es precandidata a la presidencia de la república y puntera en la carrera por la sucesión; su visita a Morelos forma parte de su agenda nacional y trasciende porque aunque se trata de un estado pequeño, el obradorismo morelense es muy fuerte.
Junto a la jefa de gobierno estuvieron tres precandidatos locales: Víctor Mercado, Margarita González Saravia y Cecilia Rodríguez; también el presidente legítimo del partido Ulises Bravo y diversas figuras morenistas.
Todo cuenta en la carrera por la presidencia… y por la gubernatura.
· redes sociales
“Uno de mis espacios de trabajo preferidos es sin duda #PalacioNacional. Las historias que guardan sus muros inspiran a dar cada día un esfuerzo mayor por nuestro #México. #4T #CuartaTransformación”
Así escribe en su cuenta de redes sociales Rabindranath Salazar Solorio; el texto va acompañado de dos fotografías suyas afuera de Palacio Nacional. Dato curioso: el morelense no tiene oficina en Palacio Nacional y recientemente le pidieron que entregara el espacio físico que aún ocupaba en la Secretaría de Gobernación; su oficina está en Constituyentes.
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