Serpientes y escaleras - 2023, el principio del fin

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - 2023, el principio del fin

Arranca la sucesión y las cosas no serán sencillas para nadie

 

2023, el principio del fin

Con el inicio del año arranca la carrera por la gubernatura en Morelos; el 2023 será intenso, complejo y políticamente determinante en muchos sentidos: en este periodo Cuauhtémoc Blanco podría separarse de la gubernatura para buscar una nueva posición electoral y también se perfilarán muchas candidaturas para el 2024, incluida la del jefe del ejecutivo y las que buscarán los diputados actuales. El reto para todos será superar las vicisitudes que enfrentarán en el camino.

Todos los actores políticos que aspiran a proyectar su figura más allá del 2024 deberán ser cuidadosos de los pasos que den en el 2023; el panorama no es sencillo para ninguno, ni para el gobernador con todo y el apoyo presidencial, ni para los diputados opositores que hoy controlan en congreso, ni para los aspirantes a la gubernatura morelense en el 2024 que ya comenzaron a promocionar su imagen.

El arranque del nuevo año es complicado en muchos aspectos: financieramente se advierte un panorama con retos que derivan de la situación económica nacional y el agandalle de los diputados en el presupuesto 2023; políticamente hablando las cosas también serán intensas dada la polarización entre poderes y la animosidad que se vive en el escenario preelectoral.

Pero aunque los retos del nuevo ciclo son importantes, no distan mucho de lo que históricamente hemos visto en el pasado. Morelos es por naturaleza un estado complejo, con una sociedad activa, bien informada y sin temor a actuar cuando algo no le parece; cada tres y seis años los escenarios políticos se repiten, por ello es relativamente sencillo advertir lo que va a pasar. De ahí la importancia de conocer la historia.

A estas alturas del sexenio el jefe del ejecutivo siempre está desgastado, su imagen se ha deteriorado y su fuerza comienza a disminuir rápidamente; el caso de Cuauhtémoc Blanco no es la excepción, aunque en él destaca el apoyo que recibe del presidente de México y el interés de Morena de aprovechar su rentabilidad electoral en la capital de la república. Cuauhtémoc Blanco, igual que Graco Ramírez, Marco Adame, Sergio Estrada y Jorge Carrillo Olea representan una carga electoral para sus partidos en la carrera por la sucesión.

Lo que haga el ejecutivo estatal en este año será sustantivo para el futuro no solo de la administración en curso, también representará una acción determinante para todos aquellos que electoralmente dependen de ella y para quienes desde el partido que la abandera buscan proyectarse en el 2024.

En este periodo será clave el manejo político, la comunicación y la habilidad de los operadores del estado para construir alianzas más allá de las siglas partidistas, porque aunque el futuro del jefe del ejecutivo está fuera del estado, para que esas posibilidades se cristalicen es sustantivo que estabilice la entidad y no caiga en un escenario de crisis que anule sus expectativas.

El congreso local también es un espacio relevante en el devenir político de Morelos; sus integrantes son figuras mal vistas, cuestionadas por su probidad y con poco liderazgo social; los legisladores de oposición han tomado fuerza a partir de una alianza multicolor que les concede el control de la cámara de diputados y el manejo discrecional del dinero. Lo que al principio parecía ser una legislatura distinta, mejor, terminó convirtiéndose en un espacio de corrupción, de revanchas personales y de múltiples sospechas por sus relaciones personales peligrosas. Peor que las anteriores.

La cámara de diputados siempre juega un papel importante en el escenario de poder local y ahora no es diferente; los cambios que hicieron al presupuesto y las acciones que han emprendido contra el ejecutivo forman parte de una línea política en dos vías: desquitarse de Cuauhtémoc Blanco y ganarle terreno a Morena.

El problema de los legisladores radica en que a pesar de su superioridad numérica y el control de la cámara, sus acciones no tienen estrategia, sentido, ni consistencia; se trata de movimientos sin sentido, basados en ambiciones económicas, en el enfado personal y el manejo de un grupo de diputados que carecen de voluntad propia y no tienen visión política. El acuerdo de los 15 legisladores es económico, se sustenta en el beneficio personal que obtienen, sin tomar en cuenta el costo social y político que ello trae implícito; igual que en el pasado, será difícil que sus integrantes trasciendan a su legislatura.

La relevancia que cobró el congreso al final del año pasado es pasajera, se centró en el duelo presupuestal, pero más allá de eso no tiene nada, por eso los equilibrios pueden cambiar en cualquier momento; independientemente de lo que una autoridad judicial determine en cuanto al paquete económico 2023, la notoriedad ganada por los representantes populares será pasajera, porque el funcionamiento del estado continuará a pesar de sus intentos de boicot. Con o sin cláusula de transferencia el ejecutivo podrá hacer uso de los recursos a su cargo.

En la lucha por el presupuesto 2023 los perdedores ante la opinión pública son los diputados, porque se evidenció el abuso cometido al favorecer solo a tres de los 36 municipios que conforman el estado y el agandalle de casi cien millones que se destinarán a la bolsa de cada uno de los legisladores. Con 500 millones de presupuesto anual, la de Morelos se ha convertido en la legislatura más costosa de México y sus integrantes serán los mejor pagados del país, recibiendo mensualmente alrededor de 2 millones de pesos cada uno.

En todas las legislaturas ocurre lo mismo: sus integrantes se asumen todopoderosos, eternos e inmunes a la opinión pública; una y otra vez hemos visto disputados abusivos, corruptos, ignorantes, pero nunca como los actuales, que además de haberse evidenciado por su infinita ambición económica personal, sobresalen por sus relaciones sospechosas con grupos de la delincuencia organizada.

Todo lo anterior forma parte de la historia que se contará en el 2023, con figuras que tienen poder pasajero, instituciones que se manejan a partir de intereses personales y una carrera electoral en donde más que propuestas habrá ataques.

En la historia actual, como en todas las pasadas, la clave será el manejo mediático de las instituciones y las personas, su capacidad para conectarse con la gente, para informar, para comunicarse y para hacer valer su verdad.

Los golpes políticos como los lanzados a últimas fechas por los diputados son importantes, pero no tanto como la capacidad que se tenga para posicionar las ideas ante la opinión pública.

Quien mejor comunique llevará la delantera en todo.

·         posdata

Tres de los cinco precandidatos de Morena a la gubernatura de Morelos iniciaron desde hace tiempo su precampaña de promoción personal de cara a las encuestas que levantará Morena después del primer semestre del año para identificar a la figura mejor posicionada rumbo al 2024.

Los tres actores políticos se manejan en la frontera de la legalidad, se promocionan individualmente con el riesgo de ser acusados de cometer actos anticipados de campaña, pero lo hacen porque tienen claro que independientemente de cualquier otro factor que influya en la definición de la candidatura, la encuesta es un filtro que todos los interesados deberán superar.

El secretario de movilidad y transporte estatal Víctor Mercado ha combinado sus apariciones permanentes al lado del gobernador Cuauhtémoc Blanco con una campaña de promoción en anuncios espectaculares y redes sociales que utilizan el sobrenombre de “El Güero” para hacer crecer su conocimiento público.

Tratándose de alguien con el historial y posición de Mercado Salgado lo primero que llama la atención es la ambigüedad de su campaña, lo poco profesional que luce y la indefinición que proyecta; digámoslo en castellano: la cercanía con el gobernador es su más fuerte apoyo político, pero no su mejor carta de presentación ante la sociedad; en lo referente al manejo de su imagen es visible que no se trata del trabajo de un experto, ni de alguien que tenga claro el objetivo que se persigue.

Luego está Margarita González Saravia: la directora de la Lotería Nacional es una dama con arraigo local, pero poca presencia más allá de la capital del estado; su fuerza como precandidata se basa en la posibilidad de que la decisión se tome en función del género y ante el escenario que ninguna otra mujer tiene la cercanía que ella tiene con el jefe del ejecutivo federal.

Pero amén de que lo que hace fácilmente se puede tipificar como una campaña de promoción anticipada, lo que resalta es la falta de calidad y profesionalismo en sus mensajes; quizá lo que aparece en anuncios espectaculares es hecho por algún amigo de Margarita que quiere apoyarla, pero la imagen que utiliza y las letras que promueve además de no ayudar a la dama, sobresalen por su falta de claridad. ¿Qué no tiene a ningún profesional que le ayude?

El caso de Juan Ángel Flores también es peculiar: el alcalde lleva un año promocionando su imagen a través de los medios de comunicación y las redes sociales, a base de relaciones públicas y un buen manejo individual logró posicionarse como un fuerte aspirante a la gubernatura a pesar de no tener padrinazgo político nacional, ni aliados de peso dentro de Morena.

Su trabajo en Jojutla es bueno, pero no mucho mejor que el de su homólogo de Jiutepec; la diferencia entre Juan Ángel y Rafael es la manera como se comunica, su habilidad para conectar con la gente y su presencia en muchos foros fuera de su municipio.

Con todo y ello el manejo del edil no ha sido pulcro, porque en su intento de lucir fresco pasó de lo natural a lo frívolo y dejó la impresión de que se la pasa de fiesta, descuidando el trabajo de su ayuntamiento. Lo que al principio fue el punto fuerte del alcalde, a la vuelta del tiempo se convirtió en algo que lo desgasta y lo equipara con figuras como Sergio Estrada, que prefirieron la fiesta antes que cumplir con su responsabilidad constitucional.

·         nota

El inicio del nuevo año representa una oportunidad para que el alcalde de Cuernavaca replantee el camino de su gobierno y enfoque su administración hacia un mejor destino. José Luis Urióstegui es un hombre bueno, decente, pero como autoridad está sujeto a la falta de capacidad de varios integrantes de su gabinete.

A final del año pasado el alcalde dijo que evaluaría el desempeño de su equipo y realizaría los ajustes necesarios. Ojalá lo haga: los cambios son obligados.

·         post it

Informa la secretaria de seguridad pública capitalina que el ayuntamiento tendrá su propio sistema de comunicación, por lo que el número de emergencia 911 pasará a segundo término; “seguirá operando, pero ahora todas las llamadas serán atendidas y despachadas por Cuernavaca” dijo Alicia Vázquez Luna al tiempo de informar que la inversión en para ello fue de 9 millones de pesos.

Cualquier sistema tecnológico que se implemente depende del factor humano que lo utilice, especialmente tratándose de tareas de seguridad.

La principal falla en la estrategia de seguridad capitalina está en eso, en el factor humano. Empezando por la secretaria

·         redes sociales

Dieciséis diputados pusieron su futuro político en manos de cuatro legisladores a cambio de dinero. Hoy les va muy bien, pero lo que ganen no les durará por siempre. Vean a sus antecesores.

Los vemos en el 2024.

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