Secreto a voces - Los imperios no viven de aranceles
En opinión de Rafael Alfaro Izarraraz
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Los imperios son una potencia, como el ejemplo del imperio romano, que se impone en todos los ámbitos: espiritual, económico y militar, principalmente. No se anda con miserias perdiéndose en minucias (como imponer agendas arancelarias a sus aliados). Los imperios cuando, lo son, van e imponen su poder por las buenas o por las malas a quienes quieren y pueden avasallar. El poder que han acumulado lo usan porque tienen confianza en que ese poder que los respalda les dará el triunfo en última instancia. Si no lo tienen no son tontos para arriesgarse innecesariamente.
El imperio romano dominó el mediterráneo y las naciones costeras, Europa, hasta sus límites con las tribus germánicas y hacia el oriente hasta Mesopotamia y los ríos (el Éufrates) que fueron la sede de las civilizaciones que sentaron las bases de la cultura occidental. Dominó lo que ahora es la península ibérica, obviamente Italia, teniendo como sede Roma que de una ciudad-Estado fue la base de una transición hacia los imperios posteriores. Desde aquellos tiempos no ha habido algo similar.
Coexistía, el imperio romano, con otra región fue la más importante, el oriente (con los chinos como imperio dominante en estas otras áreas del mundo) y el sur de esta región en donde se ubica lo que ahora es la India. El poder del imperio romano se sostuvo a partir de imponer tributos (saqueo) de otras regiones. De qué tipo de bienes o tributos, principalmente alimentos como el trigo que era la base de la alimentación, productos o bienes para satisfacer la élite que vivía en Roma, así como metales.
El imperio romano fue una fuerza espiritual en el sentido de que llevaba a los conquistados un modelo de vida que no existía en otros lugares de la zona de influencia hasta donde extendió sus fronteras. Era como una marca o, como diríamos ahora, pertenecer a un imperio que no había existido antes: el imperio se convertía en una matriz que regulaba la vida de los individuos, quienes entregaban su libertad a una entidad mayor. Por eso las tribus germanas se resistieron, amaban su vida en libertad de horda.
Pero sobre todo era una potencia que imponía tributos porque los ejércitos y la guerra de los imperios no generan riqueza como lo dijo Engels hace tiempo. El ejército requiere de la economía para poder mantenerse. Y de aquí es importante reconocer que, si bien es cierto que la economía estadounidense es la primera en el mundo, también es verdad que en términos epocales (del dominio occidental) como conjunto (como Occidente) lo económico está en picada ante la aparición de China y la India y de Rusia en el plano militar.
Habría que agregar a lo dicho por Engels, otro aspecto que en todo caso, es fundamental: el plano económico debe sustentarse en un modelo que permita a los cuerpos y sus mentes el impulso creador de ideas tanto para la economía como para la guerra o la vida.
Una economía como lo fue Occidente, en conjunto, fue producto de las guerras coloniales principalmente. El siglo XX con las creaciones de estados nacionales, la experiencia comunista y las luchas dentro del mismo bloque occidental, cambió el panorama e inició la fase que implicó que ese poder se debilitara. El neocolonialismo sustituyó a los imperios coloniales por la vía de la dominación económica. La mayoría de la riqueza que se producía en el mundo fue a parar a los países hegemónicos y EU.
Fue exitoso hasta que la élite occidental se le ocurrió la “brillante” idea de trasladar la producción a China y Asia, en tanto ellos mantenían la hegemonía tecnológica y el proyecto de imperio económico se traducía en una especie de imperialismo verde. EU, fue la potencia militar que después de la posguerra pudo dominar el mundo económico y ajustarlo a sus necesidades utilizando para ello el poder militar. Pero, de nueva cuenta, debe recordarse a Engels: el poder militar mueve los intereses económicos por no produce riqueza ni mueve espíritus.
El sustento espiritual de Occidente ha venido a menos porque Europa, la principal aportadora de la filosofía de la época, la intencionalidad de construir una humanidad fundada en el ser espiritual que busca la verdad, la libertad y la igualdad ha dejado de ser un motor que impulsa a los pueblos hacia el futuro. El “Ser” como una figura metafórica que ilumina un futuro de la humanidad brillante ha perdido su luz. Convertir el sufrimiento del pueblo palestino en una “Riviera” para ricos no es el ser sino la certeza de que las élites están perdidos en lo ente, en los intereses mundanos.
Primero le dieron muerte a “Dios” dejando a la humanidad ante el frío universo que nos congela el cuerpo al no encontrar caparazón que nos proteja. Con el paso del tiempo el hedonismo occidental ha pasado a sustituir el esfuerzo sostenido, cotidiano, por la máquina que ha desplazado a la mujer y al hombre de sus quehaceres productivos. El discurso del vicepresidente de EU, J. D. Vance, ante los europeos, no deja duda con respecto a que el futuro está en la tecnología y no en el ser. Son los tiempos de los dominadores de conciencias a través de las tecnologías digitales.
Los europeos, los fundadores de Occidente, están y se quedaron estupefactos, sin respuesta ante quien los acusaba ni más ni menos de haber abandonado el principio democrático, es decir, su razón de ser aunque en realidad todo eso haya sido una mentira y la historia respalda lo dicho. La idea de que van a recuperar la paz en Ucrania por la vía de las armas es lo único que faltaba, la muestra de la más absoluta ingenuidad, torpeza y regreso a las fórmulas como la guerra que fueron su tumba.
A partir de las guerras mundiales de la primera mitad del siglo pasado tuvieron que ceder la hegemonía a EU. EU pudo levantar un imperio económico y militar a partir de reconstruir a la Europa que, aunque les duela, la ex Unión Soviética rescató del fascismo alemán. Europa fue poco a poco perdiendo el poder económico en el mundo porque se construyeron estados nacionales independientes. Económicamente, fue superada por China en Latinoamérica y en sus antiguas colonias de África y Asia.
La hegemonía militar de EU no le generó riqueza. La caída económica de Europa minó la fortaleza de Occidente, afectando el poder económico de EU porque al debilitarse la economía de sus aliados es un golpe directo a su propio poder. No es lo mismo tener a Europa dominando en segundo orden a las naciones menos evolucionadas que encontrarse cona China como segundo proveedor de recursos financieros y mercancías. Menos aún, cuando al poder de China se ha sumado el militar de Rusia que desafía a lo que queda de Occidente: EU.
Occidente, su poder económico, no se debe medir por la economía estadounidense sino por el significado que tiene Occidente como modelo de poder que está en franca retirada ante el poder de Oriente. Europa desplazado su poder de las naciones del mundo ex colonial y de la competencia con China y militar con Rusia, implica un cambio espectacular para el mundo no sólo por los aspectos económicos que son de por sí fundamentales, sino en el plano de las ideas de una región que dominó el mundo.
Esto lo sabe EU, lo que se puede apreciarse en los “movimientos corporales” de sus líderes y de sus efectos concretos en el mundo de la economía familiar estadounidense. Trump, tira las cartas para apantallar a otros jugadores. Sabe que no tiene en sus manos cartas de gran valor y que debe aumentar su apuesta en la mesa para evitar que lo miren como un adversario débil. En el pasado jugó cartas que fortalecieron a sus oponentes. Está en un punto en el que juega para mantenerse en le mesa o de plano puede ser expulsado por jugadores más hábiles.
Va firmar la paz como en el pasado lo hizo otro jugador que ahora ha estado de su lado, jugando cartas a su favor como lo ha hecho Inglaterra. No tiene salida, porque los imperios no son eternos, es una ley de la ciencia social, como ocurrió con el imperio romano.