Romper el cerco de la violencia digital

En opinión de Lorena Elizabeth Castillo

Romper el cerco de  la violencia digital

La violencia digital es cualquier forma de violencia o abuso que ocurre en un entorno virtual, y se divide en cuatro subcategorías: acoso en línea, difamación, el ciberacoso y la divulgación no consensuada de imágenes íntimas.

Al ser un tipo de agresión virtual, la perspectiva de género identifica las diferencias de género y las desigualdades sociales que afectan las experiencias individuales y colectivas que se dan en el fenómeno del ensañamiento en redesl.

Bajo este enfoque, la relación entre la crueldad digital y la perspectiva de género es compleja. Mujeres y personas de la diversidad de género son severamente afectadas por la violencia digital, experimentan acoso, stalking o amenazas en línea basadas en su género y con mayor frecuencia que el resto de la población.

Lo anterior tiene un grave impacto en su bienestar psicológico, aumenta el temor de participar en espacios en línea y limita su participación en diversas esferas de la vida digital.

Además, la brusquedad digital puede perpetuar y amplificar las desigualdades de género existentes. Las plataformas en línea se convierten así en espacios para la difusión de discursos de odio y estereotipos de género perjudiciales, lo que contribuye a la normalización de actitudes y comportamientos discriminatorios.

Estas conductas que ahora son legalmente consideradas como delitos y sujetas a sanciones, refuerzan dinámicas de poder desequilibradas y perpetúan la subordinación de las mujeres y personas de géneros diversos.

La perspectiva de género también nos permite analizar cómo la violencia digital afecta a diferentes grupos de manera desigual. Por ejemplo, las mujeres indígenas, afrodescendientes y transgénero enfrentan estigmatización y violencia, las cuales, son más intensas en línea debido a la intersección de múltiples formas de discriminación.

Por lo que el punto de partida para combatir el actual fenómeno de la crueldad cibernética y digital, consiste en que la víctima busque alternativas para identificar el problema y, al mismo tiempo, recibir terapia psicológica y asesoría jurídica, ya que es imprescindible romper el cerco y aislamiento impuestos por el acosador.  

Podemos entonces concluir que la violencia digital y la perspectiva de género están estrechamente relacionadas. Comprender esta relación es fundamental para abordar la violencia en línea, promover una participación equitativa en el espacio digital y construir entornos en línea seguros y respetuosos para todas las personas, con independencia de su género.