Repaso - En Morelos Morena debe ser oposición
En opinión de Carlos Gallardo Sánchez
Pase lo que pase en la inminente jornada electoral, hay que insistir en la oblicación de Morena de contituirse en una fuerza política de oposición. Sólo los ingenuos o los malintencionados, podrían asegurar que es el partido en el poder. La brecha entre los verdaderos militantes morenistas con quienes conducen los destinos de nuestra entidad es amplia. Son como el agua y la sal, así se haya concretado alguna alianza o coalición impulsada desde las dirigencias nacionales. El actual gobernador se rije por sus propios caprichos, apoyados por ese otro partido rémora que es Encuentro Social.
Ese carácter opositor deberá reflejarse en la conformación de la legislatura local que viene. La actual sólo ha causado lástima, ante la pobreza ideológica que demuestran sus integrantes.
A ver: hay indicios de sobra casi desde el inicio de la actual administracón estatal, que la relación de Morena con el gobierno que conduce Cuauhtémoc Blanco Bravo es, cuando menos, álgida y poco colaborativa. Cuando más, no aprecio coincidencia alguna. Contra lo que alguien pudiera suponer por los resultados abrumadores en elecciones, Morena en nuestra entidad, insisto, no es el partido en el poder. Más bien, no hay partido en el poder. Como lo he dicho en ocasiones anteriores, ni el Partido Encuentro Social, al que está afiliado el ex futbolista, lo es. Sólo le veo a ese organismo político condición de patiño, con todo y que lo dirija el hermano de Blanco Bravo.
Y aunque viniera las veces que quisiera Andrés Manuel López Obrador a leerles la cartilla, los hechos, los desencuentros, los desdenes, a mi juicio, seguirían colocando a Morena como fuerza opositora. Está claro que el causi mandatario estatal no los quiere y ellos no tienen por qué mantenerse supeditados a lo que ordene o sugiera para que los integrantes de una fallida coalición en la entidad, deban doblar la cerviz así porque sí.
Se fortalecerá en consecuencia, la versión de que los morenos están inconformes con la actual administración. Obviamente, pondrán por delante a Rabindranath Salazar Osorio y la fila de seguidores que esperaban una mejor suerte durante este sexenio. En el camino se refieren también a Miguel Lucía Espejo y al fantasmal Gerardo Albarrán Cruz, éste último aún presidente del partido en la entidad, a quien, por cierto, se le atribuyeron en ya varios meses pasados ciertas declaraciones en las que afirmaba que Morena no estaba representado en el gabinete de Cuauhtémoc Blanco Bravo.
Ese tipo de pronunciamientos también se ha utilizado para asegurar que los morenos le seguirán jugando trampas al actual gobernador. Con todo ello, interpreto que Morena debería posicionarse como la principal fuerza opositora en el estado y dejar claro su distaciamiento por la forma de gobernar de Blanco Bravo. Ninguno de los demás partidos, tanto dentro del congreso local, como desde sus respectivas trincheras, ha desplegado sus estrategias para cuestionar razonadamente a la administración estatal en funciones. ¿Lo harán después de las eleccioes del domingo próximo? Entendida esa condición opositora, que no los deshonraría, porque finalmente Blanco Bravo y sus gurú sde cabecera le han hecho feo a los morenos, se podría interpretar mejor, de manera contextualizada, lo que suceda entre esa expresión parlamentaria y política, con las demás fuerzas al servicio del gobierno de Cuauhtémoc.
Nada de tardanzas, conminan los miitantes irritados por el dedén gubernamental. Nada de caprichos ni arrebatos, esgrimen. De otro modo cargarán con el estigma de haber sido fueraz política imperante y no demostrarlo. Cabe aclarar que ser expresión opositora no significa estar en contra de todo.
Ello se da, insisto, en un contexto de un libreto anunciado. En esta película sexenal, los “buenos” serán los que estén a favor del gobierno que encabeza Blanco Bravo. Los “malos”, quienes presuntamente contradigan sus decisiones y acciones.
En conclusión, Morena está obligado a ser fuerza opositora razonada y razonable. Ojalá que no sea, como sostienen los prestidigitadores, comparsa de quienes lacean este bello estado.
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