La Manifestación
En opinión de César Daniel Nájera Collado
El pasado jueves 14 de noviembre, se suscitó un acontecimiento que ha dado mucho de qué hablar. En la alfombra roja de los Premios Grammy Latinos, la cantante chilena Mon Laferte posó con el busto descubierto, dejando ver una frase que decía: “En Chile torturan, violan y matan”. Todo esto en relación a las violentas represiones policiacas que se viven en dicho país, ya que se han realizado varias manifestaciones por las alzas en el precio del metro y las malas administraciones públicas. Lo que me interesa tratar es la forma con la cual Laferte se expresó y la reacción de innumerables personas ante esto.
En primera, la cantante expuso su cuerpo de una manera impactante, sí, pero al final de cuentas, SU cuerpo. La gente se quejaba de cuando manifestantes feministas en México pintaron paredes, pero ahora, ¿de qué forma afecta a terceros?
En segunda, los que digan que esa no es la manera son, en parte, culpables de este tipo de manifestaciones, porque son ciegos hasta que algo polémico se les cruza. Su pseudo-moralidad incita a formas de expresión más llamativas, ya que levantar un periódico les resulta muy poco atractivo. Estoy seguro que hay más enterados del topless de Laferte que de los datos de violencia, porque el lunes 15 de noviembre, el Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile reportó que 197 manifestantes quedaron ciegos debido a represalias de las fuerzas policiales. ¿Dónde está su indignación? ¿De verdad pertenece a la alfombra roja de unos premios?
Hay que recapacitar, alzar la voz, y dejarnos de banalidades. No entiendo en qué momento unos pechos se volvieron más ofensivos que los golpes. Esta doble moral es en exceso hipócrita, porque se indigna en este caso pero permanece tranquila al ver pinturas o esculturas de mujeres desnudas en algún museo. Se trata de un cuerpo humano. Si para despertar el interés se tienen que desnudar miles de personas, que así sea. Y a quien no le parezca, que procure darle más importancia a los hechos que la merecen, antes de que se requieran manifestaciones que ofendan su “pureza”. Vamos a avanzar como civilización cuando un cuerpo deje de ofender más que la violencia.