Penuria municipal y posible crisis social

En opinión de Juan Salgado Brito

Penuria municipal y posible crisis social

 

La aprobación de las leyes de ingresos de los municipios a cargo del Congreso del Estado y los presupuestos de egresos que cada ayuntamiento discutirá y aprobará en su cabildo, reflejarán las penurias financieras que pasarán los municipios durante el próximo año, cuando por más que estiren los recursos disponibles no les alcanzara seguramente ni para lo indispensable del gasto corriente que implica mantener el funcionamiento los servicios públicos básicos como son limpieza de las calles, recolección de basura, agua potable, alumbrado público, etc., etc.; menos aún para obra pública y mantenimiento del equipamiento urbano.

La autoridad municipal es la más próxima a la población, por eso las exigencias y reclamos serán a los presidentes municipales a quienes la gente no sólo echara en cara los problemas de su competencia o el incumplimiento de sus promesas hechas en campaña, sino la falta de respuesta de algunas autoridades federales y estatales o de legisladores que han olvidado a sus representados. Todo esto, la deficiencia e insuficiencia para atender las más elementales demandas de la sociedad por lo precario de los presupuestos puede dar lugar a la gestación de manifestaciones de inconformidad y protestas que deriven en una posible crisis social a gestarse desde la célula básica de nuestro sistema político e institucional que es el municipio libre.

Ante la falta de recursos económicos, porque ni los ingresos propios ni las aportaciones Federales y Estatales vía participaciones les serán suficientes, los ayuntamientos deberán hacer acopio de imaginación y talento para que con todos los recursos políticos posibles involucren a la sociedad, al sector empresarial y a la ciudadanía en general para emprender proyectos que contribuyan a generar paz social y estabilidad para poder gobernar; En esto desde luego va implícito el deber de responsabilidad de cada alcalde y su cabildo para bajarle al gasto corriente y restringir sueldos y canonjías de los ediles y funcionarios, gastando solamente lo indispensable. Así, apretándose el cinturón, dando la cara, atendiendo y escuchando a la gente podrán los ayuntamientos enfrentar la crisis económica y desde luego una posible crisis social.