Observador político - Protagonismo legislativo

En opinión de Gerardo Suárez Dorantes

Observador político - Protagonismo legislativo

A casi dos meses de que inicio el segundo periodo ordinario de sesiones, las cosas en el Congreso Local no pintan bien, dado las grandes y graves diferencias que se han encolerizado por rebatinga y el hambre del dinero así como del poder, no solo se mantienen sino que amenazan con prolongarse en detrimento del pueblo morelense.

LAS BANDAS LEGISLATIVAS.- Por un lado, está Tania Valentina Rodríguez Ruiz, diputada del Partido del Trabajo, quien durante un año dejó mucho que desear como presidenta de la Junta Política y de Gobierno del Congreso del Estado. Durante este tiempo, estuvo vinculada en actos de corrupción y sólo un ejemplo de esto fueron los 10 millones de pesos que pretendía destinar mediante “engaños” en el presupuesto 2019 para dizque “apoyar la educación inicial” y que en realidad ella ejercería mediante la fundación que preside y que se denomina: “Unidos Vamos por Morelos AC”. Poco le importó que fuera un conflicto de interés, que era ilegal e inmoral. Sin embargo aferró a lograr ese objetivo malsano y perverso, pero tuvo que ser la organización ciudadana Morelos Rinde Cuentas, cuyo codirector es Roberto Salinas, quien desenmascara esta situación anómala y corrupta para mediante la presión social, lograr echar abajo este negocio de la también presidenta del Partido del Trabajo en Morelos.

ENTRAMPADOS.- Nadie cede. Ni el grupo mayoritario de legisladores locales que encabeza la morenista Alejandra Flores, ni el que lidera Tania Valentina Rodríguez. Ambos bandos han polarizado sus posiciones y pese a todo, la petista se aferra a mantenerse en el cargo como presidenta de la Junta Política y de Gobierno del Congreso, sin importarle que violente la ley en razón de que está impedida jurídicamente para continuar otro año en esa posición, por la simple razón de que la Ley se lo impide al tener que ser rotativa cada anualidad. En el mismo caso está la legisladora priista –casi independiente-, Rosalina Mazari Espín, en la Comisión de Hacienda. Lo cierto, es que la confrontación de las legisladoras y legisladores no le ayuda en nada al pueblo de Morelos, porque piensan más en sus intereses personales y económicos que los de la sociedad. Los argumentos del autodenominado “Frente Progresista”, es que detrás del grupo del G13 está el titular del Ejecutivo. Incluso los llama “sus empleados”. Pero lo que no dicen, es que desde hace varios meses las acciones y decisiones así como las críticas legislativas hacia el Estado, tienen un nombre y apellido: Graco Ramírez. En efecto, detrás de las mujeres dizque progresista está la figura gris y corrupta del ex mandatario de origen tabasqueño para evitar que las acciones jurídicas lo alcancen para evitar ser inquilino de la Ciudad Judicial en Atlacholoaya.

DENUNCIA ESTERIL VS MISÓGINO.- Si alguien en verdad aprecia al diputado chapulín que se pasó del PRI al Verde, luego a Morena y ahora que dice es independiente está ya pensando en incorporarse al Encuentro Social, partido del gobierno al que se le fue con todo cuando era aliado de Tania Valentina en el mismísimo “Congal”, le debería de asesorar y exhortar para que cierra la boca por un tiempo indefinido ante tantas barbaridades y estupideces que dice al momento de hablar la boca. Dice un dicho popular que “el pez por su propia boca muere”. Y esta situación es la que políticamente le está ocurriendo al tal José Casas.

Por cierto, después de la severa exhibida pública de Ciro Gómez Leyva a Tania porque no había hecho nada de lo que prometió, acudieron la legisladora con algunas de sus homólogas a denunciar a Casas. Lo malo, lo triste, lo penoso y vergonzoso es que, al no asesorarse bien con especialistas en la materia, solo hicieron su “oso” ya que se apersonaron en la delegación de la Fiscalía General de la República para denunciarlo por “violencia política en contra de la mujer”, tras sus desafortunadas declaraciones. Empero, las cuatro damas solo tuvieron un palmo de narices ya que no procedió su denuncia en virtud de que pretendieron acusar a José Casas, sin estar estipulado como delito federal. Solo son actos protagónicos porque están mal encausadas sus demandas justas y sin sustento, porque entre estas mujeres también utilizaron palabras y calificativos ofensivos en contra de sus propios compañeros legisladores, como el “se pasan las leyes por los tanates”, como lo vociferó Keila Celene Figueroa de Morena o Blanca Nieves Sánchez Arano, del Panal, cuando le dijo al mismísimo Casas, enano político.

SINOPSIS.- Ahora resulta que Roberto Soto Castor, esposo de Hortencia Figueroa Peralta, peca de honestidad y transparencia. Al presentar denuncia contra Cuauhtémoc Blanco, por dar trabajo a sus familiares. Cuando es de todos conocido que él fue uno de los beneficiados en ocupar un cargo de relevancia en la secretaria de gobierno bajo la dirección de Matías Quiroz, durante el gobierno de Graco Luis Ramírez. Cabe señalar que su arribo a ese puesto no fue por méritos propios, aun cuando cuenta con una licenciatura y maestría en derecho penal, no es un abogado reconocido en el gremio laboral como uno de los mejores penalistas; es más bien de bajo perfil profesional y de experiencia limitada en la litis. Es conocido como un burócrata mediocre, agresivo y ofensivo. De igual manera, es conveniente señalar que, durante su estancia en el Congreso del Estado, Hortensia Figueroa, colocó a familiares y amigos en la nómina del Congreso. Como su prima Yesica, que por cierto tuvo problemas familiares de confianza, a su amigo de la infancia Jair Mendoza, a quien pretendió jubilar, pero debido a que presentó documentación falsa se cayó su jubilación. A un tío que metió en nómina y al final de la legislatura trató también de jubilarlo. El caso más risible fue el de su hermano conocido como el “bimbito” en alusión al sobrenombre de su padre; y a quien trató de sindicalizar en el Congreso. Aun así, el esposo de la exdiputada presentó una denuncia en contra del gobernador actual ante la Fiscalía General del Estado de Morelos. Como bien decía el primo de un amigo: “No hay quien al cielo escupa, que a la cara no le caiga”. Cuestión de tiempo.

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