Observador político - Otra vez los priistas
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
Durante los últimos procesos electorales, la votación que alcanzado el Partido Revolucionario Institucional (PRI), tanto en las elecciones concurrentes como en las intermedias, han sido comparadas con aquellos institutos emergentes, es decir, organismos morrallas que apenas y alcanzan el registro con el sufragio mínimo requerido.
LA LUCHA ENTRE PRIISTAS.- Y ha sido durante estos procesos tanto en los internos como en los constitucionales, donde se han evidenciado actos de traición a diestra y siniestra de muchos qué se consideran priistas distinguidos, quiénes al no obtener alguna candidatura a los diversos cargos de elección popular, molestos han decidido postularse por otros partidos políticos antagónicos al tricolor.
Casos han sido muchos los que participaron en otros partidos, apoyando e impulsando candidaturas de otros colores distintos al tricolor en la búsqueda de espacios y posiciones dentro de las administraciones municipales o el Congreso del estado así como la Cámara Baja del Congreso de La Unión.
Incluso, en muchos de los casos los personajes son irrelevantes y como tal insignificante, por lo que las dirigencias pasadas han hecho caso omiso a los actos de traición y en consecuencia, regresan como si nunca hubiera pasado nada.
Esta situación es ya cíclica, debido a que se registra en cada proceso electoral y ocurren porque no hay castigo ni sanciones o expulsiones de los militantes priistas que deciden aportarle a otros proyectos políticos partidistas distintos al suyo, y que en determinado momento, si son favorecidos ya no regresan al PRI pero si pierden en los comicios internos en automático regresan.
Un ejemplo de ello, es la elección próxima pasada del 6 de junio donde se registraron 23 partidos y en la que muchos de los militantes priistas fueron tocados y convencidos para que se postularán a diferentes cargos de elección popular, otros más, apoyaron propuestas distintas cómo sucedió con Maricela Sánchez Cortés, quién se registró en la primera posición pronominal por el Partido Fuerza por México, que a la postre no solamente no gano sino que este instituto perdió el registro al no alcanzar el umbral del tres por ciento que se exige en el estado de Morelos.
Otro caso concreto es el de César Cruz Ortiz, quien tomó la determinación de apoyar abiertamente la candidatura del empresario de la educación, el candidato a la alcaldía de Cuernavaca por el Partido de la Revolución Democrática, Jorge Arizmendi García, quien a la postre no solamente perdió en los comicios constitucionales sino que el sol azteca desaparecerá del mapa político electoral al no lograr tampoco el 3% de la votación.
Otro personaje de negros antecedentes y cuya dirección fue más que desastrosa es Alberto González Martínez, “La Pava”, quién fue destituido feamente tras el accidente automovilístico en el que estuvo inmiscuido al andar en estado de ebriedad y que le costó incluso, salirse en pleno proceso electoral en el año 2018 de la dirigencia del Comité Directivo Estatal del PRI. Además de que sus cuentas financieras no han sido aprobadas ni solventadas, aunado a que durante este periodo de La Pave, se registran dos autorobos vinculados con quien fuera candidato a la gubernatura del estado Jorge Meade Ocaranza, sin que jamás se haya informado ni transparentado o mucho menos presentado una rendición de cuentas de forma clara y oportuna, por lo que sigue siendo sujeto a diversas auditorías e investigaciones por su negro pasado por el CDE del PRI.
Estos personajes, aunados a otros de negros antecedentes al interior del partido tricolor son quienes hoy están demandando la salida de Jonathan Márquez, quién pese a todo, logró en este proceso intermedio constitucional una diputación local de mayoría y una plurinominal así como cuatro alcaldías a diferencia de la que tiene actualmente tienen en la figura de Rosalina Mazari Espín y dos ayuntamientos que se obtuvieron en el 2018.
Jorge Martínez Quien fuera también dirigente estatal del PRI en el estado, es otro de los que está solicitando la destitución del actual dirigente del color, sin embargo su hija Claudia Martínez Lavín, decidió también apostarle a otro proyecto político distinto al tricolor al convertirse en candidata a diputada local en Cuernavaca por el Partido Fuerza por México, que tampoco ganó y como ya se dijo líneas arriba, ha perdido su registro por la escasa votación obtenida durante la jornada electoral pasada.
La lucha jurídica y política es entre los propios priistas que son ellos sus auténticos y verdaderos enemigos del PRI, por lo que no solamente continuará en los próximos días esta guerra interna sino que se intensificará aún más, en virtud de que muchos siguen viviendo de los recuerdos y no quieren dejar bajo ninguna circunstancia, de vivir del presupuesto público por lo tanto hoy que los resultados electorales han quedado evidenciado y se ha visto la realidad de la mayoría de los candidatos perdedores, estos últimos están buscando reacomodos y espacios para aguantar en los próximos tres años que estarán en la banca, ante la imposibilidad de integrarse a las administraciones municipales e incluso en el propio congreso del estado.
Más aún, cuando el tricolor morelense busca echar a varios considerados desleales, como César Cruz, así como a la actual secretaria general del CDE del PRI está vinculada al presunto robo de un vehículo. El argumento es por “desleales” el presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Jonathan Márquez, inició un proceso de expulsión ante la Comisión Nacional de Justicia Partidaria de este instituto político en contra de la ex candidata priista al gobierno de Morelos -2006-2012- Mariela Sánchez Cortés y de su hija, la ex abanderada tricolor a la alcaldía de Cuernavaca, Maricela Velázquez.
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