Observador político - El Obispo Ramón Castro Castro…
En opinión de Gerardo Suárez Dorantes
A principios del año 2014, el Obispo Ramón Castro Castro, cansado de tantas denuncias anónimas y casos en los que feligreses fueron parte de la delincuencia organizada, decidió, realizar la primera marcha por la paz y la seguridad en Morelos. Desde ante, la ola delictiva se había incrementado y con el paso de los años, no ha disminuido pese a todos los operativos que se implementan y hoy en día, un ingrediente más ha sido la injerencia del narco en la tierra de Zapata.
TOCAR FONDO.- La delincuencia ya toco fondo. Hoy, hasta el clero sufre las consecuencias de la ola de violencia que se sigue reflejando en Morelos, a pesar de los discursos trillados del gobierno en el sentido de que “vamos bien”. Por lo pronto, monseñor Ramón Castro Castro, otra vez, con la calidad moral que tiene como jerarca de la iglesia católica en la entidad, denunció los actos delincuenciales que le han pegado ya directamente a los sacerdotes y que por tanto, se han visto en la necesidad de cambiar sus hábitos y servicios que ofrecen.
Cómo olvidar las más de 10 mil personas que hace cinco años marcharon los católicos pese a la casi nula difusión que hubo en los medios, porque en aquél entonces, se tenía un registro de más de 40 personas que habían sido secuestradas, y en algunos de estos casos, eran los propios sacerdotes quienes estaban intercediendo por el temor existentes en las familias en desgracia, y el rechazo hacia las corporaciones policías. El objetivo era el de interceder para su liberación. Y a pesar de que en aquella ocasión como en todos los años que levanta la voz y denuncia la situación de violencia, en automático inicia una campaña en su contra. En razón de ello, el líder católico de Morelos ha sido claro y contundente al precisar que a él nadie lo manipula.
Para nadie es un secreto lo que sucede en el país, en Morelos y en casi todos los municipios, como sucede en el oriente, una de las zonas más afectadas por la gravísima situación de inseguridad. Y es en esta zona en dónde desde hace años, donde el hampa ha echado raíces. Por ello, la percepción es totalmente diferente para los ciudadanos con relación a las autoridades. Nadie en su sano juicio puede decir que la delincuencia ha bajado cuando las familias siguen sufriendo de este grave flagelo. Por ello, al menos 30 sacerdotes de igual número de iglesias decidieron desde esas fechas cerrar sus parroquias y en otras cambiaron sus horarios tal y como está sucediendo ahora a decir de Castro Castro.
Lo triste, lo preocupante es que los secuestros, las extorsiones y amenazas han llegado a todos los sectores de la población y la iglesia católica no ha quedado libre de violencia.
TALÓN DE AQUILES DEL GOBIERNO.- Hay cámaras de video vigilancia sin embargo, estas en muchas de las ocasiones no funcionan o no hay y por lo tanto, no se sabe –o no quieren saber- quienes colocan las mantas con mensajes violentos denominadas como las narcomantas. Por ello, urge que se haga un análisis minucioso y se conozca a fondo la situación de estas cámaras para conocer e inhibir los delitos que ha sido el talón de Aquiles del estado y del país. Aunque de igual manera, es conocido que las principales causas de la inseguridad en Morelos en gran medida se deben a teas que tienen que ver con la pobreza, la desigualdad, el desempleo y falta de oportunidades, a decir de los especialistas del tema en materia de prevención y procuración de la justicia. Quizá la herencia financiera y los conflictos sociales en la mayoría de los municipios y la falta de recursos que ha provocado que haya más pobreza en diversos puntos de la entidad, lo que pudo contribuir aunado a la falta de capacidad y talento de las autoridades actuales para frenar los delitos de alto impacto y hoy en día, esté considerado Morelos como uno de los estados más violentos del país y de la historia local.
Preocupantemente, en algunos municipios de la entidad como en la zona sur poniente, la vida social y laboral por el tema de la inseguridad los han obligado a que tan pronto se hace de noche la vida social y laboral literalmente se muere. Y es que, en muchos puntos los propietarios de establecimientos han decido cerrar sus negocios a temprano hora para no poner en riesgo su integridad y la de sus empleados o familiares. Pese a que todo va muy bien y de que las cosas se están haciendo de la mejor manera, la ciudadanía tiene una percepción diferente, totalmente diferente y esta va en el sentido del temor que existe porque además de los delitos la impunidad es algo que no se logra asimilar por la gravedad del asunto.
No es exagerado que hoy la sociedad viva con el “Jesús en la boca” por la ola de sangre que se derrama a lo largo y ancho de la entidad, y que, lamentablemente, Morelos sea ya de forma constante y permanente noticia en medios nacional especializados en la nota roja. Y obvio, esta información le pega durísimo a los comercios nocturnos como bares, restaurantes, discotecas, cafeterías, taquerías, entre otros porque el miedo empieza a apoderarse de algunos sectores de la población quienes en una afán de auto protegerse, optan por la medida más fácil como es el dejar de salir por las noches, afectando de manera directa a los prestadores de servicios nocturnos.
Da tristeza que la ciudad de la eterna primavera se encuentre en estas condiciones tan deplorables, por ello, la importancia de las declaraciones del obispo Ramón Castro Castro, se ha sumado a las exigencias de que se cambie la estrategia de seguridad porque no han dado resultado, sobre todo, porque Morelos está viviendo el peor momento en materia de seguridad al registrarse cientos de ejecuciones en el actual periodo de gobierno.
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