Nuestra tradición oral, una historia contada en tiempos de pandemia
En opinión de David García Figueroa
A 500 años de la caída de Tenochtitlan y a 200 de México independiente, hemos venido en estos días contando nuestro pasado a las niñas y niños de primaria, surcando en la memoria un lugar en el ombligo de la luna. Frente al uso virtual he preferido poner la mirada en la tradición oral como lo hacían los abuelos cuando daban testimonios de la antigua palabra “Huehuehtlatolli”, la adecuación curricular, la he tomado desde el core (núcleo) o aún mejor, desde el cuore (corazón).
El material que se pide a los niños y que es guía para este viaje son una moneda de 10, y otra de 5 pesos, pues en ellas se revela nuestro origen. Se comienza con la de 10, se platica sobre las imágenes que componen el lado de lo que conocemos como el águila, enunciamos los elementos que la componen y nos vamos en forma de leyenda a platicar del viaje de Aztlán hasta la llegada a un lugar lacustre donde se apreciaba un nopal y un águila con una garra posando en él y con la otra devorando una serpiente, ¡aquí es! gritaba el colibrí del sur (Huitzilopoztli), fundaremos el lugar de las tunas sobre la piedra “Tenochtitlán”.
El reverso de la moneda a la cual le llamamos el lado del sol, representa al calendario azteca o, piedra solar, en la cual vamos identificando los elementos que la componen. En su centro, mencionan los niños, ¡se ve una carita!, esa es la cara de Tonatiú el dios sol, a quien también se le conoce como Huitzilopoztli, el mismo que alumbró con su luz a los aztecas. Para continuar la lectura de la piedra solar, les pido que observen el contorno de la moneda de 5 pesos, ahí encontramos un anillo que muestra diversas imágenes entre elementos y animales, este es el denominado calendario que cuenta los días y especifica las ceremonias (Tonal pohualli) que junto con el Xiupohualli la cuenta solar conforman el calendario azteca.
En nuestro recorrido hacemos una pausa para enunciar entre otros a León Portilla, Silva Galeana, Jacues Soustelle, como personas que han entregado a manera de tributo su tiempo y conocimiento para acercarnos estos saberes.
Como práctica les invito a un viaje guiado a través de la cámara del teléfono, en el cual previamente he puesto en el patio un camino de obsidianas, ahí nos detenemos para platicar sobre la composición y uso de herramientas, enseguida nos encontramos con otro camino de piedra volcánica y con piedra espuma de lava (tezóntle), platicamos sobre los materiales para edificar los santuarios, casas y centros cermoniales, y de este último, conversamos sobre uno en específico; el temazcalli, baño de vapor de plantas medicinales, este tema nos abre al mundo de la salud y su relación con el cuidado de sí y de la armonía con los elementos de la naturaleza, así entonces nos explicamos del porqué se guardaba un respeto a los elementos como el agua (acatl), viento (ehécatl), fuego (tletl), tierra (tlalli) y a diversos animales como serpiente (coatl), conejo (tochtli), águila (cuautli), perro (itl-cuintli), etc