Juego de Manos - Sin fines de lucro

En opinión de Diego Pacheco 

Juego de Manos - Sin fines de lucro

Luego de una reunión de más 14 horas, el Instituto Nacional Electoral determinó las multas correspondientes al proceso electoral del 2021. La cifra total para los partidos y figuras políticas —federales y estatales—asciende a 1,203 millones de pesos.

Algunos de los casos que llamaron la atención fueron el de Morena, penalizado por 373 mdp (el partido más castigado); el del Partido Verde, sancionado por 41 mdp —y que le fueron suspendidos los spots en radio y TV durante un año— por haber contratado publicidad con influencers durante la veda electoral; y la multa a Samuel García por 448 mil pesos y a Movimiento Ciudadano por 55.4 mdp, por la publicidad emitida en las redes de Mariana Rodríguez Cantú.

Respecto al último caso, el presidente de la República declaró que las y las influencers deben participar como todas las personas en los procesos electorales, sin límites. Asimismo, hablando específicamente del caso de Mariana Rodríguez, señaló que la promoción a su esposo es de esperarse dada su relación. En este sentido, concluyó que estas sanciones impuestas por el órgano electoral se tratan de politiquería.

Esta reacción era de esperarse por dos motivos. Primero, el antagonismo entre el presidente y el INE, que ha sido verdugo de tácticas y personajes del partido en el poder. También, porque las mismas excusas utilizadas por Mariana Rodríguez son frecuentadas por el mandatario federal. Las opiniones “en carácter de ciudadano” son utilizadas para López Obrador, que usa este discurso para evadir restricciones impuestas por el puesto en el que se encuentra.

En su defensa, Mariana Rodríguez subió una serie de historias a Instagram, así como un video en el que muestra fragmentos de la sesión del órgano electoral, donde se refieren a ella como “influencer”, “ente prohibido”, “persona física con actividad empresarial” y “negocio”. Ello, argumenta, se trata de violencia de género puesto que se le concibe únicamente como una herramienta u objeto al servicio de la campaña política de su esposo.

Esta postura fue adoptada también por el gobernador electo, Samuel García, quien a través de sus redes señaló que se objetiviza a la Influencer a la hora de determinar estas sanciones.

Ahora bien, antes de entrar al tema de violencia de género vale la pena señalar el peso de Mariana en la campaña de Samuel. El alcance mediático que tuvo el entonces senador previo al proceso electoral de 2021 fue alto; no obstante, vale la pena recordar que su fuerza en redes sociales fue a raíz del apoyo de su pareja, Mariana Rodríguez, quien lo promocionó a través de sus redes sociales, mismas que ya contaban con un amplio alcance.

Asimismo, analistas políticos afirman (y en este espacio, coincido) que la gran comunicadora política de la campaña de Samuel García fue Mariana Rodríguez; quien, más allá de sus números y presencia mediática, supo aprovechar temas coyunturales, medios de comunicación, memes, interacciones físicas y digitales para contar una historia que favoreció ampliamente al candidato naranja a la gubernatura de Nuevo León. 

Entonces, podemos afirmar que gran parte del éxito de la imagen de Samuel García a nivel mediático se debe al apoyo de Mariana Rodríguez; lo que implica el respaldo de sus cerca de 2 millones de seguidores. En este sentido, su soporte durante la campaña a la gubernatura no debe tomarse a con ligereza.

Ahora bien, el ser una figura pública no es un título que se puede quitar y poner a conveniencia —esto aplica para el sector público y privado—. En el caso específico de Mariana Rodríguez como influencer sampetrina, sus redes sociales no pueden deslindarse de los frutos de su trabajo. En ese sentido, al momento en que hace promoción de Samuel en sus redes, no se puede argumentar que dejó de ser una influencer para poder apoyar libremente a su pareja. La frase de Fiona “De día soy una, pero de noche soy otra”, no aplica en este caso.

Ahora bien, este tema se vuelve más complejo conforme se analiza, puesto que, en primer lugar, es difícil hacer una distinción acertada entre las acciones que realiza la influencer Mariana Rodríguez y la ciudadana Mariana Rodríguez, dado que el oficio de las redes sociales está íntimamente ligado con la vida personal de quienes lo practican; por ende, las barreras entre el trabajo y la vida se difuminan. Me explico.

El trabajo de ella (y de cualquier influencer) involucra la comercialización de la vida de la personal, ya que da una mirada a la intimidad, la personalidad, los gustos, fobias, actividades —reales o imitadas— de las personas en cuestión. Su “día a día” se hace público y rentable y, de esta manera, la imagen creada pasa a consolidarse como la “verdadera” identidad de la persona. A partir de ello, el proceso de diferenciar las acciones reales de las ficticias se complica, tanto para quienes observan como para quienes interpretan.

Entonces ¿hubo violencia de género? No, por lo menos por las razones que argumentan quienes fueron sancionados. La distinción entre la influencer —producto del trabajo de Mariana Rodríguez— y la persona es necesaria a la hora del debate para dar precisión a las imputaciones; no obstante, la manera peyorativa con la cual se refirieron a ella sí podría dar pie a una acusación de esta naturaleza.

La utilización de figuras públicas y recursos privados en campañas políticas no es nueva, tampoco la historia de la “pareja ideal” para ganar elecciones —recordemos a Peña Nieto y Angélica Rivera en 2012—; no obstante, las redes sociales y los oficios derivados de ellas sí generan nuevos espacios que deben analizarse para tener reglas claras en los procesos electorales. Podemos esperar que casos controversiales como los que vimos en este 2021 se potencialicen en el 2024. Esto apenas comienza.

 

 

Por cierto

 

Cómo se anticipó, la tercera ola de covid-19 ha llegado a México y va en ascenso. Morelos —así como múltiples entidades alrededor del país— deja su tan esperado semáforo verde para regresar al amarillo.  Lo bueno es que, a pesar del gran aumento de contagios, las hospitalizaciones siguen siendo menores, lo que es un indicio de que el riesgo de complicaciones ha disminuido considerablemente.  

Las vacunas han sido mecanismos eficaces para proteger la vida de las personas que se contagian. Al momento que se escribe la columna, la campaña de vacunación se encuentra en el sector joven, oscilando entre los 18 y los 30 años. Asimismo, los sectores mayores ya se encuentran totalmente vacunados o próximos a su segunda dosis, para contar con el escudo sanitario completo. 

A pesar de ello, es común escuchar voces que se rehúsan a vacunarse por una falta de confianza hacia las vacunas o por un rechazo a fármacos específicos. Estas opiniones, evidentemente, no se fundamentan en un conocimiento científico o técnico del funcionamiento de estos fármacos y de sus efectos, sino que parte del debate público que se tiene respecto a algunas de las vacunas.

Como ha ocurrido anteriormente, en momentos de incertidumbre surgen todólogos por todos lados. Ahora, especialistas en virus, medicina y fármacos han surgido en redes y en el espacio físico para hablar de la ineficacia de ciertas vacunas y sus riesgos derivados de los efectos secundarios.

Ojo, no podemos caer en una prepotencia que vulnere la salud propia y ajena. Es sumamente importante que nos vacunemos todas y todos para reducir el riesgo colectivo de esta pandemia. En diferentes municipios de nuestro estado, la afluencia de personas en los centros de vacunación es muy baja, por lo que se ha abierto la puerta a las personas mayores de 18 años para ser vacunadas.

 

Que ironía que, en la tierra del taco acorazado, la salud se deje desarmada:

 

diegopachecowil@gmail.com