Juego de Manos - ¿Por quién votamos?

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - ¿Por quién votamos?

Estamos a casi 3 semanas de que culmine el proceso electoral 2021. Las y los morelenses decidiremos a las personas que nos representarán en el congreso local y federal, así como a nuestros presidentes o presidentas municipales. Las posiciones en juego tendrán fecha de expiración de 3 años, pero algunos proyectos políticos están pensados para 9 años.

Esta no será una elección sencilla, puesto que el contexto en el que se desarrolla es atípico, conflictivo y desafortunado. En esta ocasión quiero enfocarme en el proceso que va a definir a la próxima persona que encabece la presidencia municipal de la Ciudad de la Eterna Primavera.

Para la contienda en Cuernavaca se inscribieron 19 personas de distintos partidos políticos y coaliciones. Nuestro sistema partidista tiene la virtud de brindarle múltiples opciones políticas al electorado, con la finalidad de que existan opciones suficientes para representar los intereses e ideales de cada persona. Sin embargo, en esta ocasión, 23 partidos políticos tener un efecto contraproducente para nuestro sistema político. Habrá que revisar cuantos de estos logran mantener el registro después del 6 de junio.

Los rostros —algunos conocidos, otros nuevos— han estado buscando posicionarse en la mente de las y los votantes durante los últimos meses. Dentro de los nombres más reconocidos se encuentran el actual alcalde de Cuernavaca, Antonio Villalobos (quien ganó bajo la bandera de Morena, PES y PT), Sergio Estrada Cajigal (ex alcalde y exgobernador), Matías Nazario (ex legislador local y federal) y Cipriano Sotelo (ex asesor jurídico de Cuauhtémoc Blanco).

Ahora bien, luego de varios meses de campaña, de caminatas, de bombardeos en redes sociales y de discursos; hoy la competencia final se reduce a dos personas —quienes lideran las preferencias electorales en Cuernavaca— para encabezar el ejecutivo municipal durante los próximos tres años.

A partir de datos de encuestas y de lo que se puede percibir en las calles, podemos ver que esta contienda se definirá entre el candidato de Morena, PES y Nueva Alianza, Jorge Argüelles; y el abogado y contendiente del PAN y el PSD, José Luis Urióstegui. Hay que tener presente que las opciones que les siguen en las preferencias se encuentran muy distantes, y en este punto del proceso electoral no tendrán posibilidad de aspirar por un puesto más allá del tercer lugar.

Es decir, debemos hacer un ejercicio razonado de nuestro voto y tener en cuenta las consecuencias de optar por una u otra opción política. El puntero hoy es Jorge Argüelles, quien es seguido muy de cerca por José Luis Urióstegui. En este sentido, por lógica electoral, el voto que se haga hacia cualquier candidato ajeno a esta dupla favorecerá únicamente a quien se encuentre en el primer lugar, en este caso, el diputado federal del PES.

Esto es algo que se debe tener bien presente a la hora de hacer uso de nuestro sufragio, puesto que en contiendas de esta naturaleza un voto tiene un impacto superior al mero apoyo directo a una opción política. Reitero, por el funcionamiento de la dinámica electoral vale la pena reflexionar sobre las consecuencias de un voto y, a su vez, y si estas van acorde a nuestros intereses.

Si bien el voto es un ejercicio caracterizado por ser libre y secreto, vale la pena mencionar que quienes simpatizan con los candidatos que se encuentran fuera de los primeros lugares, deberán tomar una decisión entre si ejercen su voto por estas opciones —a pesar de que sus posibilidades de victoria están agotadas— u elegir a una segunda opción que se encuentre en los punteros, de manera que puedan tener un impacto directo sobre quien ocupará la presidencia municipal del 2021 al 2024.

En esta contienda no hay ganadores ni perdedores definidos, es una competencia muy cerrada entre dos fórmulas distintas en todo sentido. Los próximos días serán cruciales para definir el desenlace de estas elecciones. Los errores serán más costosos, y las victorias más difíciles de conseguir. Nuestra responsabilidad, como ciudadanos de esta gran ciudad, será hacer saber nuestra decisión este 6 de junio. No faltes, ahí nos vemos.

 

Por cierto

 

Como cada 3 años, la guerra sucia electoral ha dado inicio a lo largo y ancho del país. El lodo vuela de un lado al otro y las candidaturas (en su mayoría)… sin sombrilla. Aquí nadie saldrá limpio, se cancelan los tenis blancos hasta nuevo aviso.

Ahora, a través de redes sociales se va propagando una serie de contenidos que van desde los textos argumentativos y las fotografías comprometedoras, hasta los videos producidos y las noticias falsas. Los discursos, independientemente del contenido, parten de una misma lógica: hacer uso de las emociones de las personas para reafirmar o intentar modificar las opiniones de las personas.

Es verdad que desinformación tiene un nivel de efectividad, más no es definitivo a la hora de definir las preferencias electorales. Su mayor virtud, es que a veces funciona para reafirmar la opinión de aquellos que simpatizan con el discurso que presentan. Dicho de otra manera, sirven para dar herramientas a las personas para buscan argumentos para reafirmar su postura —a favor o en contra— de una u otra opción política.

En el contexto actual, estos mensajes cobran especial relevancia, puesto que el uso de las redes sociales ha tenido un alza en el escenario de pandemia. Asimismo, hay que recordar que esta misma contingencia sanitaria ha hecho muy complicadas las reuniones presenciales entre quienes aspiran un puesto de elección popular y a quienes representarán. Esta barrera espacial dificulta la ya complicada tarea de construir vínculos con la ciudadanía, mientras que favorece al caos siempre vivo de las arenas digitales.

En el caso particular de Cuernavaca, esta batalla ha pasado de recuerdos olvidados a ficciones disfrazadas de realidades. Como ciudadanos, ¿qué hacemos? Tenemos la fundamental tarea de verificar la información que consumimos, consultar fuentes confiables y razonar nuestro voto con la mente fría, pero el corazón ardiente.

 

¡Aguas!

diegopachecowil@gmail.com