Juego de Manos - Ni un paso atrás
En opinión de Diego Pacheco
¡Vaya fin de semana del que pudimos ser testigos! “Histórico” ha sido el término que los medios y la opinión pública han utilizado para describir los hechos del 8 y 9 de marzo. El domingo, el país se pintó de morado y las jacarandas no fueron las únicas protagonistas.
La lucha feminista nos mostró su convicción y su capacidad de movilización con el objetivo principal de combatir la violencia contra las mujeres. Un día después, presenciamos el mismo fenómeno, pero en silencio. Millones de mujeres en todo México se unieron al Paro Nacional convocado en redes sociales por colectivas feministas. Como siempre, vamos por partes.
Les quitaron el miedo
El desenlace de las protestas en el Día Internacional de la[s] Mujer[es] era, en gran medida, incierto. Si bien, muchas personas esperábamos observar una magna asistencia a las marchas convocadas en diversos puntos de la República; también existía la —dolorosa— posibilidad de que las manifestantes resultaran heridas, debido a las amenazas de ácido y otras expresiones de violencia en su contra.
El punto con más luz mediática fue la Ciudad de México, en donde se concentraron alrededor de 80 mil personas, según las cifras del Centro de Información Vial de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. 80 mil personas que inundaron a la capital en un mar de diferentes tonos de verde y púrpura.
En Morelos, las mujeres se manifestaron desde la glorieta de Tlaltenango hasta la Plaza de Armas de Cuernavaca. Se contabilizaron cerca de 500 asistentes y se suscitó una discusión entre quienes pretendían realizar pintas y quienes no estaban de acuerdo.
Más allá del ya agitado recuento de daños y el muy rebasado discurso de luto por la infraestructura, hay que poner especial atención en el discurso que se llevó a cabo con la acción y en el testimonio de las mujeres que asistieron a la manifestación. El ruido de la protesta es importante, pero el impacto que tuvo en la agenda y en la solidificación de la sororidad mexicana. Juntas, ya no tienen miedo. Juntas lo están tirando.
Nadie se movió
El día hábil inmediato al 8m se convocó a un paro actividades (económicas, de cuidado y de servicio) de todas las mujeres en el país, como protesta por la violencia que sufren las mujeres (con un énfasis en las desapariciones y los feminicidios). Y así, después de la tormenta vino el vacío.
La Ciudad de México perdió por un día su insignia como la capital nacional del tráfico. El transporte público tuvo los dos primeros vagones vacíos. Muchos de los comercios cerraron, las oficinas se vieron desiertas y, para culminar, de acuerdo con la Concanaco, se tuvo un impacto de más de 30 mil millones de pesos.
Este día estuvo pensado para enfatizar el papel irreemplazable de las mujeres en la vida nacional y para que los hombres utilizáramos el día para reflexionar nuestro papel protagónico en la violencia de género. Desde las acciones que sabemos qué hacemos y que forman parte del problema, hasta las que se han normalizado y, quizá, no sabíamos qué lo eran; que no es excusa.
A pesar del alcance y la enorme participación que tuvo este acto de protesta, no todo fue color morado. Desde el “permiso” de instituciones para que sus trabajadoras formarán parte (para después cobrarles las horas de ausencia), el aprovechamiento de la fecha por personas ajenas a la manifestación como fin de semana largo, la descalificación de las participantes y la tergiversación de las razones y objetivos del Paro Nacional de Mujeres; ese día nos demostró que en muchos casos los mensajes de lucha y la petición de solidaridad choca con oídos sordos. Nuestra participación no puede ser excusada. La problemática que enfrentamos como sociedad es real y va en ascenso, urge la suma de voluntades sociales, políticas y económicas.
Y dale con lo mismo
A partir de los dos días de lucha feminista, el presidente fue cuestionado en su rutinaria conferencia mañanera acerca de los mecanismos y estrategias que están siendo adoptadas por su gobierno para combatir los feminicidios, a lo que ofreció una rutinaria respuesta:
Esta ignorancia de la magnitud del problema, rechazo a darle seguimiento, o simple desinterés es grave, y si a ello se le agrega la descalificación reiterada que realiza hacia quienes protestan (en cualquier espacio) al respecto: Vamos a reforzar la misma estrategia, se van a fortalecer los valores, las causas de la violencia y a resistir los ataques de los conservadores hacia su gobierno.
El problema aquí es que los índices de violencia van a la alza y las respuestas del ejecutivo no sirven como remedio ni analgésico. El enfoque en toda la violencia es importante, sí; atacar las bases de la violencia es el camino para resolverlo, va; sin embargo, pensar que todo tipo de violencia tiene las mismas bases es pecar de inocencia (o ingenuidad).
A las mujeres las siguen matando todos los días y parece que la estrategia es no tener estrategia.
Se peleó una batalla, falta la guerra
Pese a la importante llamada de atención realizada por las mexicanas el pasado 8 y 9, es imperativo adoptar medidas de contención inmediata compuestas por atención a víctimas, detección de violencia y castigo severo a los victimarios; y medidas de combate profundo al problema, cuyo punto de enfoque debe ser la educación pública y la concientización en espacios violentos como el trabajo.
Con ello, se reducirá la incidencia actual de violencia de género; sin embargo, los frutos de estas acciones serán visibles en varios años, cuando las generaciones que reciban esta nueva educación y conciencia formen parte activa de nuestra sociedad.
Estamos viviendo un momento histórico, las manifestaciones pasadas no tuvieron precedentes, pero sería un error tomarlas como una victoria. Queda mucho por hacer. Nos enfrentamos a un gigante estructural, pero con ellas juntas y nosotros solidarios, podremos derrotarlo.
Por cierto
Durante un evento público, el alcalde de Cintalapa, Chiapas, Francisco Nava (Morena) se pronunció a modo de burla acerca del Paro Nacional de Mujeres. “Yo creí, dije, 'algunas sí van a ir a trabajar' [...] nuestras compañeras hoy están haciendo aseo en su casa, yo creo, haciendo labores domésticas"
Esta declaración recibió cobertura nacional y un rechazo colectivo; sin embargo, no debería causar sorpresa. Durante el mismo día, los memes, las burlas y la descalificación a las mujeres que decidieron participar en el paro fluyeron a mares. Hubo incluso quienes utilizaron la fecha como puente, ignorando por completo el trasfondo de la protesta y su lugar dentro del problema.
Es importante tomar la problemática con seriedad y comprender que, en este tema, nadie es inocente y los esfuerzos por darle solución apenas comienzan. Aquí no hay puntos medios ni medios apoyos. La lucha no es un accesorio para redes u ornamento para los discursos. La apatía y la solidaridad falsa cuesta vidas.
En esta lucha es fundamenta señalar los actos de violencia que presenciamos; empero, no cometamos el error de pensarnos inocentes. Dentro de esta labor de crítica se encuentra como punto central la autocrítica. No cometamos el error de escupir al aire.
Con esmeraldas y jacarandas se va a cambiar al país:
diegopachecowil@gmail.com