Juego de Manos - Aguas agitadas

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - Aguas agitadas

Para sorpresa de nadie, Miguel Ángel Barbosa, gobernador del estado de Puebla, fue motivo de atención y críticas después de hacer declaraciones a medios de comunicación respecto al covid-19. En rueda de prensa, el mandatario estatal acompañó la información referente al aumento de casos en Puebla (38 hasta ese momento) con un análisis del comportamiento infeccioso del coronavirus. “La mayoría son gente acomodada, ¿sí lo saben o no? Si ustedes son ricos tienen el riesgo, si ustedes son pobres no. Los pobres estamos inmunes”. Bien, aquí hay mucho de donde agarrar. Vamos por partes.

De acuerdo con su análisis, el índice de contagio está determinado por el estrato social de los individuos, y no por factores como el lugar en donde se labora, el medio de transporte que se utiliza; sino que se determina por el nivel socioeconómico de las personas. Esto, en un primer momento, podría haberse considerado ligeramente acertado, siendo que en la primera fase de infección del coronavirus, los casos confirmados eran personas que había viajado a alguno de los países que ya estaban infectados y, por ende, habían importado el virus a nuestro país.

Sin embargo, a estas altura del partido, con una segunda fase anunciada y pasando el medio millar de personas infectadas, este análisis ha quedado rebasado por la realidad. Como figura pública y como cabeza del ejecutivo poblano, hacer declaraciones de esta naturaleza —sin sustento y a partir de un análisis precario— es sumamente peligroso puesto que, a pesar de la poca verosimilitud de los señalamientos, el estandarte de la gubernatura “legitima” y oficializa la información. En tiempos de incertidumbre, de exceso de información (en muchos casos falsa o exagerada) y de miedo; lucrar con la tragedia y tergiversar información con fines políticos cuesta vidas.

Por otro lado, es interersante observar como el ejecutivo poblano se incluye dentro del sector socioeconómico bajo siendo que, de acuerdo con la Plataforma Nacional de Trasparencia, el salario neto que recibía el gobernador de Puebla al cierre del año pasado ascendía a los 93,808.34, después de impuestos; mientras que el salario mínimo para el 2020 es de 123.22 pesos diarios (3,696.9 pesos al mes). Asimismo, dentro de la declaración 3de3 del mandatario, se especifica que entre él, su cónyuge y su dependiente económico poseen un total de 6 bienes inmuebles (2 en la Ciudad de México y 4 en Puebla), así como 4 vehículos automotores.

Entonces, si el es pobre, ¿cómo se debe concebir al resto de la población que vive al día, que sobrevive con el salario mínimo o que tiene un empleo informal y, a veces, no alcanza a obtener 123.22 pesos al día? ¿Qué hay de las personas que no cuentan con ni con un vehículo ni con un techo propio? Más allá de la incongruencia y el cinismo dentro del discurso, es muy desafortunada la falta de empatía que presenta Barbosa, carencia que, como funicionario público, no debe permitirse.

Estas declaraciones fueron grabadas y publicadas por un periódico local y, claramente, fueron motivo de burla y criticas hacia el gobernador. Acto seguido, cuando un reportero del mismo diario le preguntó acerca de sus desafortunadas declaraciones, Barbosa, tajante, contestó “No voy a tener opinión y menos a El Sol de Puebla ¿sale?”. Vaya, parece que se lleva, pero no se aguanta.

 

Manazo divino

El covid-19, además de pandemia, ha sido herramienta de desinformacion, de crítica política y de alarma ciudadana. Con ella, se ha mostrado la incapacidado (o no) de la 4T para enfrentar hacer frente a la crisis sanitaria, la ineficacia (o no) de los gobiernos locales para seguir las medidas planteadas por el gobierno federal y las responsabilidad social (o no) que han mostrado las y los ciudadanos desde la llegada del coronavirus a México.

Asimismo, esta enfermedad ha tenido múltiples hipótesis acerca de su surgimiento. Desde la sopa de murciélago en Wuhan, hasta el elaborado plan de Felipe Calderón para delegitimar el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Todas tendrán su razón de ser y, en algunos casos, sus objetivos por alcanzar; sin embargo hay una que llama la atención por el su explicación y el contexto en el que se origina (más allá de la pandemia). De acuerdo con el Obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, la pandemia que hoy vivivmos es una advertencia de Dios, concecuencia de la pretención humana de querer jugar a ser él.

Esto, de acuerdo con Ramón, se deriva de los millones de abortos que se realizan en el mundo, que son asesinatos a los hijos de Dios; de la eutanasia y de que los padres den oportunidad a sus hijos e hijas a definir su género ellos mismo. Desde la óptica del Obispo, nos acercamos a un abismo y Dios nos está poniendo un alto.

Ahora bien, más allá de estar de acuerdo o no con la perspectiva del religioso, es interesante observar el camino por el que transita este discurso y tomar en consideración los movimientos sociales que se están llevando a cabo en nuestro país y en el mundo. El planeta, y su gente, están cambiando. Las prohibiciones y tabúes del pasado están perdiendo fuerza a paso lento pero seguro. La pregunta sería, ¿cuánto tiempo le queda a las instituciones más conservadoras antes de tener que comenzar a realizar cambios (por pequeños que sean) a su postura?

 

Quédate en casa. Quédate en casa. Quédate en casa

El pasado sábado, el subsecretario de salud, Hugo López-Gatell, hizo mucho hicapié en la urgencia de seguir las recomendaciones de salud ahora. De acuerdo con sus estimaciones, esta es la última oportunidad que tiene México para achatar la curva de infección. De no lograr cortar la cadena de contagio, los casos de coronavirus que requieran asistencia hospitalaria rebasarán la capacidad de nuestro sistema de salud, es decir, que habrá personas que necesiten asistencia médica y, por razones de espacio, personal y recursos, no puedan acceder a ella.

Por el bien de tu familia y de la mía, de nuestros amigos; de nuestro estado y nuestro país. Por favor, si te es posible, sigue todas las recomendaciones de salud al pie de la letra y quédate en casa.

 

Por cierto

¿Te diste cuenta que, después de semanas de no dar señales de vida, el Secretario de Salud, Dr. Jorge Carlos Alcocer Varela, dio la cara en la misma conferencia de prensa abordada en el apartado pasado?

Del lado derecho del subsecretario López Gatell, el secretario permaneció sentado, con la vista al frente y sin decir una sola palabra. Es interesante observar como, ante la mayor crisis sanitaria vivida por esta generación, el titular de la autoridad máxima de salud del Estado Mexicano ha quedado opacado por un personaje que se encuentra por debajo de él en la jerarquía institucional. Presente, pero mudo, Alcocer deja ver que frente a esta pandemia las riendas de la salud pública en México, por lo menos en el discurso, las lleva Hugo López-Gatell.

Ojo, esto no es necesariamente malo, el papel que ha tenido el subsecretario, con excepción de un comentario acerca del poder moral del presidente, ha sido positivo. López-Gatell ha logrado tomar y mantener el timón de un barco que llevaba tiempo sin capitán y navegando por aguas agitadas, ganándose el respeto y seguimiento de la población. Hay que seguir con atención el desarrollo de este personaje durante y después de esta crisis.

 

Lávate las manos, quédate en casa, cuídate (y escríbeme):

  

diegopachecowil@gmail.com