INFLACIÓN: EL CANDIL DE LA CALLE

En opinión de José María Román Román

INFLACIÓN: EL CANDIL DE LA CALLE

La economía tiene una lógica muy elemental en su manejo y como toda lógica, al desobedecer sus reglas, hay serias consecuencias.

Y cuando se trata de la economía de una nación, los efectos son muy serios tal como ya lo vivimos en 1985. Pero la lección, los políticos no la entienden o la ignoran a propósito. Por eso es triste y desde luego lamentable que no se escuche a las voces prudentes cuando se trata de la economía nacional manejada por el presidente de la Nación. En el PRI y sus vetustos tiempos este país sufrió las acometidas de políticas públicas financieras que a todo ciudadano afectaron. Era tal la inflación y tan serio el descontrol en tiempos desde Echeverría, Salinas, López Portillo etc., que las cosas comunes en la administración de Salinas costaban miles de pesos como por decir un kilo de huevo o cualquier mueble. A veces eso se convertía en millones. Por ejemplo, tener mil pesos, era tener en los nuevos pesos producto de la inflación un millón de pesos. Fue la locura. Previo a la inflación propiciados por gobiernos irresponsables hubo dispendio, corrupción e impunidades. La última que viví fue la crisis generada entre Salinas y Cedillo, que originó un pleito entre ambos a tal grado que Salinas anduvo errante una semana por varias ciudades del país ante el temor de que Cedillo, el presidente entrante, lo detuviera, cosa que no hizo para no fracturar al PRI, ni a la nación. De esa, Salinas salió impune.

Hoy, en diciembre para ser exactos el actual presidente le echó gasolina a la hoguera de la inflación que por motivos extranjeros en sus inicios de su gobierno se comenzaba a perfilar por razón de la escasez de productos vitales que tradicionalmente han llegado tanto de Rusia como de Ucrania, dos de las naciones conocidas como graneros del mundo, junto con la Argentina de hace 30 años. Esto independientemente de que agotó los fondos para desastres, dejando sin respaldo económico cualquier evento trágico que pudiese ocurrir en el país que afortunadamente no ha pasado, como por decir un sismo de gran magnitud.

El golpe de diciembre del año pasado fue imprudente y estamos mirando como espectadores sin que nada podamos hacer como las cosas aumentan de precio, sobre todo las usuales, tales como leche, tortilla, quesos, aceites, etc. Cualquier ama de casa se percata del fenómeno que día a día y mes con mes van incrementando precios sin que haya un equilibrio razonable para ese fenómeno. Y menciono que es en diciembre cuando se dimensionó aun más la inflación porque por motivo del alza del 20% del salario decretado por AMLO, las cosas comenzaron a incrementarse inexorablemente para el consumidor. De nada ha servido el aumento al salario para el obrero y en general para la sociedad porque contra toda congruencia el gobierno no midió los efectos y esos eran obvios a la vista de cualquier persona que meditara un poco, me explico: Si subes en pleno proceso inflacionario los salarios, el proveedor en automático tendrá que pagar el 20% más en todos los rubros respectivos inmediatos, tales como IMSS, RENTA, VACACIONES, INFONAVIT, AGUNALDO, TELEFONO, AGUA, REPARTO DE UTILIDADES SI LAS HAY, ETC Y MAS ETC. ¿Qué hace? A su vez ajusta sus precios al alza para poder cumplir con sus obligaciones, y eso a su vez provoca más inflación.

¿Dónde queda el beneficio?, al contrario, los hechos demuestran que el pretendido aumento ya se rebasó y que la inflación sigue a al alza hasta que como dicen los ciudadanos, las cosas alcancen su nivel y en aguas turbulentas como las generadas por la inflación sucede el fenómeno de que a Rio   revuelto, ganancia de pescadores, es decir, muchas personas terminan enriquecidas con la inflación, y la ley no lo puede evitar porque se trata de la oferta y demanda, una regla de oro que nadie en ninguna parte no importando el sistema que gobierne, puede eludir. Ahora, antier, El presidente, el nuestro no otros despistados que tenemos en la región, quieren componer la economía de los países Latinoamericanos, ¡imagínese! Y precisamente anuncia AMLO que habló con Lula, el de Brasil, el paupérrimo Cuba, el de la descontrolada inflación de Argentina, etc.  y se lanza a esbozar un plan que, según él, salvará a Latinoamérica de los daños que causa la inflación desde el Rio Bravo, hasta la Patagonia. Nuestro presidente no puede con la inflación domestica y quiere dar ejemplo de lo inútil de sus actos para dirigir la economía nacional a países que, si se descuidan, van a terminar peor de lo que están. En la región latina de ciegos, nuestro tuerto quiere ser rey, parodiando la frase.