Escala de Grises - Violencia contra la prensa
En opinión de Arendy Ávalos
El martes 28 de noviembre cuatro reporteros acudieron al poniente de Chilpancingo para cubrir la noticia de un homicidio. Para realizar su trabajo de manera adecuada, los profesionales llegaron a la colonia Las Palmas donde un conductor de transporte público fue asesinado.
Una hora después de arribar al lugar de los hechos, los reporteros se establecieron cerca de la zona militar para realizar el trabajo correspondiente con la mayor seguridad posible en ese momento. Sin embargo, eso no bastó para evitar que fueran atacados con un arma de fuego.
Alrededor de las 10:00 horas, un hombre armado, a bordo de una motocicleta, atacó a los cuatro periodistas. Hasta el momento en que se redactó esta columna y de acuerdo con el medio “Amapola, periodismo transgresor”, dos de ellos estaban heridos de gravedad, uno resultó ileso y otro más con una herida superficial.
Esta situación se suma a las múltiples violencias que se han cometido en contra de periodistas en todo México, pero también en Chilpancingo. Tras la desaparición de tres periodistas en Taxco, las personas pertenecientes al gremio en la ciudad de Guerrero protestaron para exigir seguridad al gobierno.
Los ataques en contra de la libertad de expresión, la investigación y el periodismo se han convertido en problemas que atentan no sólo en contra del acceso a la información, sino también en contra de la integridad y seguridad de las personas que se dedican a buscar la verdad, que viven de esta profesión.
De acuerdo con la organización Reporteros Sin Fronteras, México fue el país sin guerra más peligroso para ejercer el periodismo durante el 2022, por cuarto año consecutivo; incluso por encima de Ucrania. Y todo parece indicar que la situación para este año no es distinta. Hasta los primeros días de noviembre, la cifra de periodistas asesinados durante este año permanecía en nueve, dos de ellos en Guerrero.
Nueve personas asesinadas por hacer su trabajo. La violencia en contra de la prensa se ha mantenido como un problema constante en nuestro país. Mientras las autoridades hacen caso omiso de las peticiones por parte del gremio, las agresiones siguen ocurriendo y la impunidad es cada vez más grave.
A pesar de los mecanismos de protección para periodistas y personas defensoras de los derechos humanos, no hay un compromiso real por parte de los tres niveles de gobierno para abordar el problema de forma concreta. El mismo Andrés Manuel López Obrador ha formado parte de la cadena de violencia con frases que descalifican la labor periodística.
No hay reformas para combatir la violencia ni para reducir los índices de impunidad que forman parte de los expedientes en un país rebasado por la violencia. En este sexenio el compromiso con la información y la crítica se ha castigado con frases estigmatizantes desde Palacio Nacional.
La violencia en contra de periodistas continúa incrementándose en México y no se traduce únicamente en asesinatos, sino también en las constantes amenazas de muerte, intimidaciones y presiones que el gremio recibe constantemente. La crisis de libertad de expresión, sumada a problemas sistemáticos como el crimen organizado, el abuso de poder y la corrupción, es cada vez más incontenible para las autoridades.
Lo que AMLO y las autoridades no terminan por entender es que el periodismo es uno de los elementos principales de la democracia, por lo que resulta fundamental para cumplir con la labor de transformación y cualquiera que sea el propósito de los partidos políticos que aspiren a ocupar alguna de las vacantes en la administración pública.
Narrar la realidad desde diferentes perspectivas, conocer lo que ocurre en todo el territorio y la pluralidad de ideas son indispensables para que una nación funcione correctamente. Garantizar seguridad para las personas especialistas en periodismo es una forma de medir el bienestar de un país y, en el caso de México, el diagnóstico es cada vez más grave.
No se mata la verdad:
arendy.avalos@gmail.com
@Arendy_Avalos en X y Threads