Escala de Grises - México transfóbico

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - México transfóbico

Samantha Gómez Fonseca, defensora de los derechos humanos y activista, abordó un vehículo el domingo 14 de enero y, unos minutos después, fue atacada con un arma de fuego. Las heridas tuvieron tal impacto que Samantha falleció y se convirtió en la tercera mujer trans asesinada en México durante el 2024.

 

La Fiscalía de la Ciudad de México informó que el caso se investigará bajo el protocolo de feminicidio; sin embargo —hasta el momento en que terminó de escribirse este texto— no había personas detenidas por el delito. La misma situación se repite con Miriam Ríos y Gaby Ortiz, mujeres trans asesinadas el 11 y el 6 de enero, respectivamente.

 

Como si ese escenario no fuera lo suficientemente desolador, se han reportado más agresiones en contra de la comunidad, como en el caso de Paola Suárez, creadora de contenido que fue golpeada por su pareja sentimental a unas horas de haber anunciado su compromiso en redes sociales.

 

Mientras Andrés Manuel López Obrador decide malgenerizar a la diputada Salma Luévano y tomárselo a la ligera, en el país diariamente son atacadas personas de la comunidad LGBT+. No reconocer la identidad de género de la legisladora es un asunto grave y no puede pasar desapercibido, independientemente de si la malgenerización fue realizada por el presidente o por cualquier otra persona.

 

Sin embargo, el hecho de que el jefe de Estado incurriera en un acto tan violento es sólo una muestra de la ausencia total de perspectiva de género que existe en la administración de Morena; misma que se empeña en asegurar que protege los derechos humanos de todas las personas.

 

Los ejemplos de la realidad que se vive en este México transfóbico, homofóbico y machista abundan, igual que la ignorancia como motor de los discursos de odio. Según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBT+ en México, tan solo en 2022 se documentaron 22 desapariciones, 62 casos de asesinatos, atentados y suicidios, lo que posiciona al país como el segundo país con más crímenes de odio en Latinoamérica.

 

Es indispensable que, además de abrir las carpetas de investigación correspondientes, las autoridades responsables estén capacitadas en crímenes de odio e implementen protocolos con perspectiva de género. No basta con un discurso superficial enfocado únicamente en ganar votos.

 

Las personas que forman parte de los tres poderes (en cualquier nivel de responsabilidad) tienen la obligación y la responsabilidad de no reproducir discursos de odio, de educarse en temas de orientación sexual, expresión de género, feminismo y el resto de temas correspondientes a los Derechos Humanos. No hay más opción.

 

Investigar sin revictimizar o criminalizar, sin prejuicios ni discriminación no debería ser una exigencia por parte de las víctimas. El sistema de justicia en México requiere de actualizaciones constantes, informadas y asesoradas por parte de las personas especialistas en temas de género.

 

La impunidad no se elimina de la estructura únicamente con carpetas de investigación abiertas y la violencia hacia la comunidad LGBT+ no termina con las disculpas superficiales del presidente. Si la intención es trabajar a favor de la diversidad sexual y transformar a México, hace falta mucho más que discursos superficiales.

 

Atentar en contra de la diversidad sexual es atentar en contra de los derechos humanos de millones de personas, lo que representa problemas de salud y seguridad pública, tan sólo por mencionar algunas esferas. Hoy, igual que hace décadas, más que nunca, urgen políticas públicas e iniciativas efectivas que garanticen la no repetición de los crímenes de odio.

 

Ya basta.

arendy.avalos@gmail.com

@Arendy_Avalos en X y Threads