Escala de Grises - Las mujeres en México

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Las mujeres en México

Ariadna López

 

El 13 de noviembre, la Fiscalía de la Ciudad de México informó que un juez de control vinculó a proceso a Rautel “N”, señalado como presunto responsable del feminicidio de Ariadna Fernanda López. Lo mismo ocurrió con Vanessa “N”, quien colaboró en tratar de ocultar lo ocurrido con la joven de 27 años.

 

Además de algunos los videos con los que se reconstruyeron las últimas horas de la joven, –de acuerdo con filtraciones publicadas por El País– las autoridades también tuvieron acceso a los mensajes que intercambiaron las personas acusadas de feminicidio. En las conversaciones de WhatsApp entre Rautel y Vanessa es posible observar sus intenciones por crear una misma versión para liberarse de la responsabilidad.

 

Ariadna fue vista por última vez el 30 de octubre. Tres días después, su cuerpo fue hallado por un ciclista a un costado de la autopista La Pera-Cuautla. Luego de las investigaciones realizadas por las fiscalías de Morelos y la Ciudad de México, así como la polémica entre las autoridades involucradas, se concluyó que Ariadna sufrió un trauma múltiple que resultó mortal.

 

Marion Izaguirre

 

La tarde del 12 de noviembre, Marion Izaguirre Dueñez salió a correr, pero no regresó a su casa. Unas horas más tarde, la Fiscalía General de San Luis Potosí emitió una ficha de búsqueda con sus características físicas, señas particulares y la vestimenta que portaba cuando fue vista por última vez.

 

Ante la urgencia de la situación, familiares y amistades de Marion se organizaron para buscarla al día siguiente. Un colectivo recorría la zona en bicicleta cuando, cerca de un mezquite, observaron un cuerpo. Al acercarse, lograron identificar que se trataba de la joven. Casi al mismo tiempo, la fiscalía comunicó que iniciaría una investigación por su deceso.

 

Ante las características del caso, se aplicó el protocolo de feminicidio en las indagatorias. Sin embargo, hasta el momento en que se redactó esta columna, no había más información sobre lo ocurrido en San Luis Potosí. Mientras, la familia de Marion ha expresado su preocupación y, además de exigir justicia a las autoridades estatales, solicitó al pueblo unirse para que el feminicidio de Izaguirre Dueñez no quede en la impunidad.

 

Lidia Gabriela

 

El primer día de noviembre, Lidia Maldonado abordó un taxi en una colonia al oriente de la Ciudad de México. Sin embargo, cuando quiso descender del vehículo y seguir su recorrido a casa, fue ignorada completamente por el chofer. La joven de 23 años decidió pedir auxilio a gritos, pero nadie logró ayudarla.

 

Ante la situación, Lidia Gabriela tomó la decisión de aventarse por la puerta trasera con el automóvil en movimiento. Sin embargo, el impacto de su cuerpo con el pavimento fue tal que murió casi de forma instantánea. Con el objetivo de visibilizar el caso y exigir justicia a las autoridades, el hermano de Lidia compartió la información que pronto comenzó a viralizarse.

 

Hasta el momento, la Fiscalía de la Ciudad de México ha detenido a tres presuntos responsables. Las investigaciones, además de estar conformadas por las declaraciones de las personas cercanas a la joven (como su hermano y su novio), contemplan el análisis de los videos obtenidos por cámaras de vigilancia y entrevistas a testigos.

 

Las mujeres en México

 

Los tres casos retomados anteriormente forman una pequeña (aunque significativa) parte de lo que ocurre todos los días en nuestro país. A pesar de las campañas, de los esfuerzos y de las estrategias por parte de las autoridades para reducir el número de víctimas, la violencia en contra de las mujeres parece no disminuir en lo más mínimo.

 

¡Pero tenemos la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de violencia! ¡Pero ya se declaró la Alerta por Violencia de Género! ¡Pero las comisiones, instituciones y organismos ya han exigido el actuar de las autoridades y hasta han emitido recomendaciones! Bueno, parece que nada de eso ha podido garantizar seguridad, libertad e integridad para las mujeres, adolescentes o niñas.

 

A lo largo de su vida, las mujeres continúan enfrentando situaciones que las vulneran a nivel físico, psicológico, sexual, económico y patrimonial. De acuerdo con la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, el 70% de las mujeres mayores de 15 años han experimentado al menos un incidente de violencia.

 

Entre enero y septiembre de 2022, 2 mil 847 mujeres fueron asesinadas en territorio nacional, lo que mantiene en 10 el promedio diario de feminicidios. Las cifras no mienten. A pesar de los esfuerzos por parte de las autoridades, el riesgo que implica la violencia de género es evidente.

 

¿Qué está pasando, entonces? ¿Qué queda por hacer? ¿Cuáles son las alternativas que nos quedan? Aunque gran parte de la responsabilidad recaiga en los tres niveles de gobierno, hay que contemplar que la violencia en contra de las mujeres es un problema estructural que involucra a todas las personas, sin importar su edad.

 

Identificar los focos rojos en nuestro comportamiento es un gran primer paso para combatir el problema. Desde la forma en la que nos expresamos o el modo en que tratamos a las mujeres que nos rodean, hasta los contenidos que consumimos, los temas que abordamos o la forma en la que nos involucramos interpersonalmente. Todo cuenta. Cuestionarnos, tener la intención de deconstruirnos y hacer lo propio para lograrlo también es un granito de arena.

 

Lo mínimo que las autoridades pueden hacer es depurar el sistema de justicia completo, involucrarse realmente en la resolución del problema, dejar de criminalizar y revictimizar a las víctimas de violencia, parar de buscar e implementar soluciones superficiales, visibilizar lo que ocurre y  –para no irnos tan lejos– cumplir con sus obligaciones básicas es indispensable. Como le digo siempre, exigir al Estado justicia por las mujeres asesinadas es insuficiente.

 

Justicia sería siguieran vivas:

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