Escala de grises - #EjércitoEspía
En opinión de Arendy Ávalos
Esta semana, gracias a un reportaje de The New York Times (NYT), se dio a conocer que Alejandro Encinas fue víctima de espionaje con el software Pegasus. La privacidad del subsecretario de derechos humanos, población y migración fue vulnerada mientras investigaba los abusos del ejército nacional.
Los hechos fueron confirmados gracias a un análisis forense independiente. El medio estadounidense también aseguró que el celular del funcionario fue infectado varias veces. Una de ellas durante el 2022, mientras trabajaba en el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Hasta el momento, el análisis realizado por el grupo de vigilancia Citizen Lab no se ha dado a conocer. Sin embargo, se sabe que las personas responsables del hackeo tuvieron un acceso ilimitado a la vida digital de Encinas. Como si la gravedad de la situación no fuera suficiente, NYT confirmó que la licencia de tal software está disponible sólo para agencias del gobierno.
En el caso de México, aunque no se cuenta con pruebas definitivas, el Ejército es la única entidad que tiene acceso al programa. La situación parece bastante clara y, a pesar de eso, Alejandro Encinas, Andrés Manuel López Obrador y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ignoraron la solicitud por parte del periódico para dar comentarios al respecto.
Lamentablemente, esta no es la primera vez que la seguridad de una persona defensora de los derechos humanos es vulnerada; pero sí el primer caso en el que alguien tan cercano al presidente es espiado con Pegasus. Por su parte, López Obrador negó que la Sedena fuera responsable de lo ocurrido.
Durante su conferencia matutina, el presidente confesó haberle pedido a Alejandro Encinas que “no le diera importancia, porque no había ninguna intención de espiar a nadie”. Del mismo modo, negó saber quién era la persona o institución responsable de tales acciones en contra del funcionario.
A pesar de la gravedad, AMLO aseguró que su gobierno no espía a nadie, por lo que no se iniciará una investigación sobre el espionaje a Alejandro Encinas. “No torturamos, en este gobierno no hay masacres como había anteriormente y se respetan los derechos humanos”, sentenció.
Aparentemente, el presidente del país no está enterado de lo que ocurre en su gobierno o nada más prefiere mantener ojos y oídos cerrados. Una muestra clara de ello es lo ocurrido durante la mañanera en la que Nayeli Roldán lo cuestionó respecto a las labores de espionaje realizadas por el Ejército durante este sexenio.
La reacción por parte de AMLO, además de resultar lamentable, es preocupante. Minimizar un ataque así en contra de una de las personas más cercanas a su gobierno no puede categorizarse bajo otro nombre que no sea indiferencia. ¿Cómo se confía en un país cuyo presidente deslegitima lo que ocurre frente a él?
Organizaciones de Derechos Humanos se han pronunciado en contra de lo dicho por el presidente, pues lo mismo que ocurre con el subsecretario pasa con activistas, periodistas y otros defensores de los DDHH. La negativa de investigar al Ejército por parte del mismo presidente, además de una negativa al problema, también es una forma de blindar a un organismo con cada vez más poder.
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