Escala de Grises - Daños colaterales

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Daños colaterales

 

Desde hace poco más de dos semanas, familiares de víctimas de feminicidios instalaron un plantón frente a Palacio Nacional en protesta por la reducción de recursos en materia de género y para exigir justicia. Solicitan una reunión con el presidente, el Fiscal General de la República —personaje invitado la Escala pasada—, y la secretaria de Gobernación.

Los testimonios vienen de distintos lugares que tienen en común el dolor, como como Querétaro, Pachuca, Chihuahua, el Estado de México y la CDMX. Entre la serie de protestas que se han realizado, se encuentran los nombres de algunas víctimas pegados en las paredes, pintas en aerosol y marchas. La injusticia, la rabia y la impunidad no entienden de cuarentenas.  

Durante la conferencia matutina del lunes de esta semana, el secretario de Seguridad Pública presentó las cifras correspondientes a los feminicidios de enero a junio del 2020. De acuerdo con esos datos, se cometieron 74 feminicidios en enero, 92 en febrero, 78 en marzo, 73 en abril, 73 en mayo y 99 en junio (el reporte más alto en lo que va del año).

Los estados con las cifras más altas, aparentemente, son el Estado de México, Veracruz, la CDMX, Puebla, Nuevo León y Jalisco. Empero, si se comparan las entidades por casa 100 mil mujeres, los estados que ocupan los primeros lugares son Colima, Morelos y Nuevo León.

Alfonso Durazo reconoció que el feminicidio en el país es uno de los temas más sensibles para la población y para el gobierno actual, por lo que se deben fortalecer los esfuerzos y tomar conciencia —como aparato público— sobre la necesidad de atender el problema.

Por otra parte, cuando se cuestionó a López Obrador al respecto, respondió que la oposición “se adhiere a cualquier causa, como el feminismo” para atacar a su gobierno: “Se envolvieron en la bandera del feminismo. Se trata de un planteamiento de conservadores”. ¡Ah, que la…!

En lo que va del veinteveinte, el gobierno federal ha registrado un aumento del 7.7% en feminicidios, respecto al año anterior. Aunque tampoco dudamos de las mañas de la oposición, pretender que cualquier ataque, crítica o queja hacia el gobierno es producto del conservadurismo y la “mafia del poder” es un error garrafal. Como pensar que los comentarios negativos en las plataformas digitales son obra de “puros bots”, pero en un nivel extremo de gravedad. Mucho ojo.

Se debe garantizar un seguimiento y una digna investigación a los feminicidios, se debe encontrar y castigar a los culpables, brindarles atención a las y los niños que quedaron huérfanos, a las madres a quienes les arrebataron sus hijas, a las familias de las víctimas. Se deben solucionar los daños colaterales que la violencia de género va dejando a su paso.

Pero eso no es todo. Con buenas intenciones no se arreglan los problemas. Es momento de que el gobierno federal acepte que sus estrategias son insuficientes, que sus respuestas no están a la altura y que les hace falta conocer sobre el tema. Aceptar que la violencia de género es una pandemia que sigue sin atenderse es el primer paso.

 

¿Qué chula es Puebla?

 

El pasado 10 de junio durante una conferencia de prensa, el gobernador de Puebla declaró que las desapariciones en su entidad no son taaan graves como parecen. Miguel Barbosa señaló que, a veces, las personas se alarman y reportan la desaparición de sus familiares, pero que muchas aparecen días después de que se denuncia su ausencia o “se trata de mujeres que estaban con sus novios”.

Aunque dijo que hay casos reales, el mandatario dijo que el porcentaje es mínimo. Afirmación que realizó “al tanteo” o “a ojo de buen cubero”, pues no presentó cifras o datos que indicaran la veracidad de sus palabras. ¿A quién le recuerda esta mala costumbre?

Sin embargo, no es la primera vez que el gobernador cae en el mismo bache. Días antes, cuando fue cuestionado sobre la desaparición de mujeres en su entidad, el mandatario le espetó a la reportera: “¿Sabes cuántas mujeres ya aparecieron? ¡Pues infórmate y luego preguntas!”.

De este lado podríamos lanzar la misma pregunta. ¿Sabrá el gobernador cuantas mujeres aparecieron? ¿Sabrá cuántas más siguen desaparecidas? ¿Cuántas mujeres “aparecieron” sin vida? ¿Cuántas mujeres fueron víctimas de feminicidio? ¿Sabrá? Y, lo que resulta peor, ¿querrá informarse o preguntar al respecto? Yo creo que no.

Lamentablemente, aunque nos gustaría que las desapariciones se redujeran a unos días de vacaciones inesperadas y sin avisar, a un momento a solas o a una cita con el novio, así no son las cosas. Y ese también es un problema. Asumir que las mujeres desaparecen porque quieren o que es decisión de estas regresar o no a casa, también forma parte de la violencia estructural y sistemática que se ha reproducido por tanto tiempo.

 

Angie Michelle

 

La mañana del domingo 12 de julio, en Puebla, una mujer de 19 años salió de su casa para ver a una amiga y dos amigos. Pasadas unas horas, Angie dejó de responder mensajes y llamadas de teléfono. Para el día 16, su familia denunció su desaparición y compartió una ficha con sus datos más importantes.

Un día después, la familia de Angie recibió la noticia de que un cuerpo con las características de la joven estaba en el servicio médico forense desde el día 13; un día después de que la vieron por última vez.

El cuerpo de Angie fue encontrado a 40 minutos de Cholula, zona donde residía. Los dos amigos con los que viajaba son los principales sospechosos de su feminicidio y la Fiscalía, además de investigar este crimen de odio, investiga la desaparición de la otra mujer que los acompañaba, presuntamente menor de edad.

Al respecto, Miguel Barbosa declaró que no habrá impunidad, que la Fiscalía realizará las investigaciones correspondientes para detener a los responsables y que se actuará con todo el peso de la ley para esclarecer el “fallecimiento” de la víctima.

Entre todas las cosas que están mal con el comunicado y con el gobernador per sé, abordemos la razón por la que puse fallecimiento entre comillas. ¿Tiene alguna idea? Exacto. Debió decir feminicidio. Esa palabra que utilizamos para describir uno de los crímenes más terribles del mundo y que, hasta hace poco, los procesadores de texto seguían marcando como un error semántico; como una señal subrayada en rojo de todo lo que estaba mal en el fondo de esas letras.

 

La recomendación: Sé de buena fuente que el sábado 25 de julio se hará una transmisión en vivo para hablar del blog Perdida en las letras. La cita es a las 19:00 hrs. en la cuenta de Instagram de quien escribe esta columna. Celebraremos el cuarto aniversario de mis palabras, leeré algunos textos y le contaré un poco de mis (Des)amores y sus secuelas.

 

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