Escala de Grises - Cuentagotas

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Cuentagotas

Después de cinco meses, los refugios para mujeres víctimas de violencia continúan enfrentándose al mismo problema: la falta de recursos. La Red Nacional de Refugios (RNR), en repetidas ocasiones, ha externado su preocupación respecto a la falta de convenios con la Secretaría de Gobernación y la inacción por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Tan solo siete de los 75 refugios que conforman la RNR han recibido el presupuesto correspondiente, mientras que los 68 restantes operan sin suministros. Sin embargo, actividades como el ingreso de víctimas o la atención a mujeres e infantes dentro de los refugios se ha visto limitada.

La problemática se suma a las cifras de violencia de género en el país y a la reducción del presupuesto para los refugios, destinado por la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim). Todo parece indicar que la burocracia tras la desaparición del Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol) ha implicado más dificultades para la población vulnerable; en este caso, para las mujeres víctimas de violencia y sus hijes.

Como si eso no fuera suficiente, la Conavim ha solicitado a los refugios públicos y privados una serie de requisitos que no estaban contemplados en los lineamientos del programa, tales como contar con una carta expedida por una institución bancaria que les certifique para hacer las transferencias correspondientes.

La eficiencia por parte de la Secretaría de Gobernación y las instituciones involucradas en el proceso se vuelve cada vez más cuestionable, especialmente bajo el contexto al que nos enfrentamos durante los últimos años. Aparentemente, en México pesan más los trámites que la integridad y seguridad de las mujeres.

Setenta días —hasta el momento en que se escribió esta columna— han pasado y el dinero correspondiente para la operación de los refugios sigue sin llegar. Mientras los recursos para los refugios son entregados a cuentagotas (como aseguró Wendy Figueroa, directora de la RNR, en entrevista con Animal Político), la violencia de género inunda al país.

De acuerdo con el Diario Oficial de la Federación, lo que se pretende con el Programa de Apoyo para Refugios Especializados para Mujeres Víctimas de Violencia de Género, sus Hijas e Hijos es fortalecer los espacios seguros para las mujeres y las infancias que se enfrentan a una situación de violencia; así como brindar protección y atención integral y especializada. Como siempre, todo en papel se lee más fácil.

¿Qué implica la falta de recursos para los refugios de mujeres víctimas de violencia, además de ineptitud por parte de las autoridades? También implica una grave falta de consciencia sobre la violencia de género y sobre la forma en que deben gestionarse espacios seguros para mujeres e infantes. El mismo Estado está contribuyendo a la violación de los derechos humanos de mujeres y niñes.

¿Cómo se pretende disminuir las cifras de violencia de género y llamadas de auxilio cuando las mismas instituciones están ignorando la gravedad del problema? Tan solo en el pasado mes de abril, México acumuló 687 mil 882 delitos en contra de las mujeres, según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Tan solo en los primeros cuatro meses del año, mil 167 mujeres fueron asesinadas.

A pesar de que la Conavim aseguró que visitaría los refugios en el territorio nacional para buscar áreas de oportunidad (y, a partir de eso, potencializar el uso de recursos), la realidad a la que se enfrentan quienes se dedican (aún sin salario) a generar espacios en donde las mujeres permanezcan seguras es abismalmente distinta.

Los refugios no se reducen únicamente a lugares en donde las mujeres e infantes víctimas de violencia pueden pasar la noche, como lamentablemente se cree. La RNR representa la posibilidad de evitar que ocurra un feminicidio más, una labor tan valiosa como significativa. Del mismo modo, en los refugios se brinda atención psicológica, asesoría jurídica y acompañamiento en el desarrollo de nuevos proyectos.

Como siempre ocurre en materia de género, queda mucho por hacer en este país. Para empezar, es necesario que las autoridades reconozcan la urgencia de la situación a la que se enfrentan los refugios y que hagan hasta lo imposible por solucionarla. Si se encuentran con las mismas dificultades burocráticas, entonces queda replantear la forma en la que se asignan los recursos, reconocer sus incapacidades y, a partir de eso, generar nuevas condiciones para cumplir con lo que les corresponde.

Hasta que todas las mujeres estén [estemos] a salvo:

arendy.avalos@gmail.com

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