Escala de Grises - Alma Lourdes
En opinión de Arendy Ávalos
El pasado fin de semana, Alma Lourdes, quien era gerente de una carnicería en Sonora, tuvo una breve discusión con un cliente. La interacción fue grabada con un teléfono celular y se difundió en plataformas digitales. En dicho video, Alma le solicita al hombre en cuestión que se retire del negocio.
Hilario “N”, de aproximadamente 70 años, aseguró que él respetaba a las mujeres. Sin embargo, Lourdes comentó que parecía todo lo contrario. El señor, luego de aventar los productos que llevaba en la mano, insultar a la gerente y agredir a uno de los trabajadores del negocio, accedió a irse del lugar.
Lo que pudo haber quedado como un altercado, se transformó en tragedia. Algunas horas después, Hilario “N” regresó al negocio donde se encontraba Alma Lourdes y la atacó con un arma de fuego. De acuerdo con los medios de Cajeme, donde ocurrió el delito, el personal dio aviso inmediato a las autoridades correspondientes.
A pesar de los esfuerzos, no pudieron salvar a la mujer de 30 años. Tal como correspondía, la Fiscalía del Estado llegó al domicilio de Hilario “N” para detenerlo. Al darse cuenta de lo que ocurría, el hombre, que alegó estar delicado del corazón, preguntó: “¿Qué he matado para que estén aquí?”. Como si Lourdes ni siquiera fuera una persona.
Al respecto, Isabel, hermana de Alma Lourdes, aseguró que Hilario “N” era un cliente de la carnicería al que identificaban por acosar a varias empleadas de la carnicería, entre las que se encontraba su hermana menor. Al darse cuenta de la agresión, Alma le exigió respeto y le solicitó que se marchara.
De acuerdo con una publicación de Isabel en plataformas digitales, se trata de “un señor sin escrúpulo alguno para quitarle la vida a una mujer trabajadora (...) un señor que, evidentemente, por su apellido tenía poder para hacer lo que quisiera”. Probablemente la impunidad pueda ser parte de su árbol genealógico; sin embargo, eso no es todo.
En México la violencia de género se ha convertido en un problema tan grave como incontenible. Cada día 11 mujeres son víctimas de feminicidio, lo que implica que el día en que asesinaron a Alma Lourdes, asesinaron a 10 mujeres más, porque el horror no sabe de lutos. De esos crímenes, el 95% permanece en la impunidad.
El problema no sólo se reduce al apellido de Hilario “N”, sino también a un sistema que violenta a las mujeres en cada esfera a la que pertenecen. Resulta inimaginable que más de la mitad de la población esté en riesgo en algún momento; ya sea en su casa, en la calle o en su lugar de trabajo.
Para todas las personas que intentan criminalizar a las mujeres víctimas de feminicidio, tal vez esto resulte sorprendente. Alma Lourdes fue agredida y asesinada a plena luz del día, en su horario y lugar de trabajo, sólo por defender la integridad y seguridad de su hermana menor. Este es el país en el que vivimos.
Como si la impunidad no fuera suficiente, en la ecuación también está la negligencia. Y es que, según lo reportado por el país, las autoridades no acudieron al lugar de los hechos desde la primera llamada. La patrulla nunca llegó y el feminicidio de Alma Lourdes no pudo prevenirse.
La indiferencia por parte de los cuerpos de emergencia resulta sintomática de muchos otros problemas estructurales que desembocan en el mismo problema. No se reconoce la violencia de género y, por lo tanto, no se destinan recursos para atenderla. No se capacita al personal de las fiscalías y no se implementan protocolos con perspectiva de género para reparar los abismos que se hacen más profundos con el paso de los días.
¿Cuáles son las medidas que se están tomando para garantizarle justicia a Ana Lourdes y a las miles de mujeres que han sido víctimas de feminicidio o cualquier otra muestra de violencia de género? ¿Cuáles son las prioridades de los tres niveles de gobierno y de las instituciones?
¿De qué sirve que las principales opciones para las campañas presidenciales del 2024 sean mujeres si ni siquiera están hablando de temas como este? ¿Cuáles son sus prioridades? Tal como le he dicho en diversas ocasiones, no basta con ser mujer para representar los intereses de ese sector poblacional; no basta la paridad para garantizar que se trabajará en favor de nuestros derechos básicos.
Siempre es un buen momento para cuestionarnos lo que ocurre a nuestro alrededor, para hacer un ejercicio de introspección y darnos cuenta de nuestras acciones, de nuestros pensamientos. El machismo y la misoginia están presentes en cada aspecto y, a pesar de nuestros esfuerzos e independientemente de nuestro sexo, está presente.
Hoy, más que nunca, es indispensable preguntarnos si somos parte del problema; porque incluso el silencio puede hacer la diferencia. Aceptar lo urgente que es tomar medidas respecto a la violencia de género y los feminicidios en nuestro país no puede tomarnos más tiempo. El problema es evidente.
¿Cuál es la respuesta?
@Arendy_Avalos en X y Threads (porque ya nos modernizamos)