El reto de las elecciones

En opinión de José Román

El reto de las elecciones

La sociedad sufre las consecuencias de la mala política del gobierno federal, pero éstas consecuencias de agravan cuando los gobiernos estatales constituyen una réplica del caos que la pandemia ha generado al carecer de las medidas necesarias que hubieran disminuido sus afectos. Se dedicaron a obedecer en el caso de Morelos, lo que implementó y dispuso el Ejecutivo federal.

Es verdad que AMLO no pudo evitar el desarrollo y evolución de la crisis de salud que padecemos, pero sí es responsable de la mala política que ha generado para  paliar sus efectos. Los muertos y la cantidad de cadáveres que directa e indirectamente han venido creciendo peligrosamente es consecuencia en cuanto al número a la falta de medidas que bien pudieron implementarse pero que por creencias y conceptos  equivocados han puesto de cabeza tanto la economía como la salud de los mexicanos. Lo hecho ya no podemos resolverlo porque están los muertos de por medio y la economía afectada, pero es importante en este tiempo de elecciones el que se valore la necesidad de establecer contrapesos al poder del ejecutivo federal para moderar las medidas que el presidente ha tomado y seguramente seguirá tomando en el futuro.

Es indispensable una prudente reflexión sobre el sentido en que los ciudadanos deben emitir su voto porque hemos observado desde sexenios anteriores que el dejar prácticamente libre o al libre albedrio de un solo hombre los destinos de la nación, es un error. Cuando se establecen contrapesos en las cámaras a través de diputados y senadores que operen con criterio o bien sean parte de otro partido, se obliga a la discusión y al análisis de las consecuencias de las políticas de gobierno que en un momento dado serán transformadas en leyes de acuerdo el sentido del voto que deben emitir. Si dejamos a la voluntad de un presidente y sobre todo dejarlo al capricho  o a sus creencias sin someterlas el escrutinio de los legisladores, que deben ser hombres y mujeres preparados y conocedores de los problemas de la sociedad de donde emanan nos sale contraproducente y se pierde el sentido de la democracia, que es necesariamente poner en el contexto de la realidad aquellas leyes que nos van a regir y cuyas consecuencias pueden trastornar el desarrollo económico de la Nación.

Discutir y consultar los proyectos de ley o las reformas es indispensable y se hace obligado  que los legisladores trasmitan a su vez los proyectos y los consulten con los organismos de la sociedad o con ciudadanos o universidades que pueden y deben hacerles llegar las opiniones a efecto de que el sentido del voto en las cámaras esté plenamente justificado y analizado por quienes tendrán que pagar las consecuencias una vez que  se aprueben y surtan sus efectos.

Las revoluciones están llenas de éstas causas por las cuales surgen esos movimientos y en general una regla por las que nacen es que el dominio de los actos de gobierno se entrega indebidamente a un solo hombre. Terminan siempre en dictadura aquellos sistemas que las cosas se deciden por la voluntad y capricho del gobernante. La democracia tiene necesariamente que pasar por  la consulta nacional de los temas que trascienden porque de otra forma debemos de concluir que un hombre puede equivocarse pero cuando se forman grupos de discusión le decisiones consensadas para su probación son producto de una reflexión colectiva y los efectos de las leyes serán beneficiosas. A México le han faltado esos valores de la formación del ciudadano que debe de comenzar desde la infancia en las escuelas.

El respeto  la ley debe estar basada en los consensos, no en los caprichos y deseos. Es por eso que  hoy, en este año tendremos toda la sociedad la oportunidad de ejecutar los cambio necesarios para implementar el dialogo y la discusión de leyes como punto obligado para tener una mejor sociedad antes de aprobar las leyes a la ligera. Los legisladores actuales están muy lejos de cumplir con esos elementos obvios de toda democracia.

Que este año y estos meses por venir nos quede en la mente y que nos sirvan los tiempos para reflexionar el sentido de nuestro voto. Junto con ello es indispensable poseer los organismos independientes que nos permitan confiar en instituciones que le den sentido a nuestra voluntad. Porque de nada sirve todo lo reflexivo que queramos aplicar a nuestro voto sino hay instituciones  que las hagan respetar.