El reconocimiento a la aportación de mujeres en remesas, pendiente

El 40 por ciento de lo que llega por esa vía, gracias a ellas

El reconocimiento a la aportación  de mujeres en remesas, pendiente
Las mujeres migrantes son las olvidadas de todas las organizaciones defensoras de los derechos de las féminas en el “Día Internacional de la Mujer”.

Cuautla, Mor.- La aportación de las mujeres representa el 40 por ciento de los envíos de las millonarias remesas que llegan de los Estados Unidos de Norteamérica a México, hoy,  número uno de las divisas que entran al país. La migración ya no es lo mismo que hace unos 10 años, en donde eran hombres casi el 100 por ciento de los que corrían en busca del llamado “sueño americano”; ahora las mujeres son las que pasan allende la frontera.

Lys Arreola Mendoza, integrante de Federación de Clubes de Illinois, manifestó que ahora las mujeres son una parte importante de envío de divisas a México. “Antes éramos las mujeres las que esperábamos que nuestros esposos nos enviaran algo de dinero, íbamos y cobramos en las casas de cambio, era un gran apoyo, porque podíamos no solo mantener a nuestros hijos sino enviarlos a las escuelas y hasta ahorrar para comprar un terreno”.

Hoy las cosas han cambiado, quizá somos las olvidadas, las que parece que no existimos, porque el mundo es de hombres, “nosotras no contamos, aunque también trabajamos en el campo, somos sirvientas, secretarias, asistentes, profesionistas o estudiantes y aun así no hay quien levante la voz por nosotras”.

Dijo que se puede ver diariamente en las camionetas o trocas como se les dice en los Estados Unidos de Norteamérica, como las mujeres que se van a la pisca están ahí, en la madrugada, con los primeros rayos del sol o a veces todavía en la oscuridad, esperan para poder ser trasladas a los campos, para la pisca.

Infundadas algunas veces en sudaderas, con gorras, sombreros tipo safari, o camisetas con las que se envuelven sus cabezas; en otras con los gruesos suéteres o chamarras, las gorras rellenas de lana para soportar los inclementes climas ya sea de calor o de frio, las mujeres corren los campos para iniciar la pisca de frutas, de verduras, legumbres, y algodón. Ahí, unas veces paradas, otras agachadas, trabajan de sol a sol para ganar un poco más de dinero.

La escoba o la aspiradora en la mano, termina de barrer, para después empezar a trapear. Y luego con un trapo empezar a limpiar los bordes de las ventanas, las mesas, las vitrinas, y otros muebles más, ese es el trabajo de quienes se dedican a las actividades de limpieza.

Cuando se celebra el “Día Internacional de la Mujer”, Margarita Viñas Pérez relata que no pueden ni celebrar ni tampoco tienen tiempo para hacerlo, “tenemos que trabajar, porque acá no podemos faltar nada más porque no queremos ir a laborar, porque nos quedamos sin pago”. Expresó que tiene familia en Morelos, y debe de enviar dinero para que sus familiares atiendan a sus hijos, que están estudiando.

Somos cientos, miles que vamos a los campos, a las empresas para hacer labores de limpieza o en las casa; también se cuidan niños, o son secretarias en alguna compañía, otras más son abogadas y las estudiantes, que tienen que hacer la doble labor, laborar y estudiar.

En el caso de ambas, “y como miles más”, no existimos, somos mujeres nada más, que “trabajamos, que somos un grano de arena al que ni siquiera hay que voltear a ver, o realmente no existimos, a pesar de que enviamos parte de ese dinero que ganamos con nuestro esfuerzo”.

Resaltaron que ven la televisión, las noticias que hay en México, y las acciones que realizan mujeres, por la violencia que se ejerce en su contra; “violencia? La que padecemos nosotras, las que diariamente tenemos que sortear toda clase de peligros, y que no nos queda de otra más que seguir, muchas veces cayadas porque, a quién vamos a recurrir, no hay quienes nos escuchen”.

Dieron a conocer que desde que se deciden a irse de sus comunidades, las mujeres enfrentan serias dificultades; se corren riesgos de ser violadas, de ser vejadas o, hasta prostituidas, por las bandas de “polleros”, los delincuentes que están en busca de ellas para llevarlas a los clubes desnudistas.

“¡Quién levanta la voz por nosotras, dónde están las activistas que hacen manifestaciones, caminatas, cometen actos violentos, luchan por sus derechos! Nosotras no existimos, somos fuerza de trabajo, visas que se envían para mantener a nuestras familias; quién habla de nosotras, del trabajo, de la explotación que sufrimos, nadie”, puntualizaron.