Del coronavirus a los niños.

En opinión de Amador Ocampo Flores

Del coronavirus a los niños.

A finales del año pasado como si fuera un murmuro se empezó a escuchar sobre una enfermedad que aquejaba a China. Dichos susurros se fueron haciendo voces con el trascurrir del tiempo y poco a poco fue cobrando relevancia en todos los medios de comunicación internacionales y nacionales. Conforme los meses pasaron los medios de comunicación y las redes sociales se saturaron con dicha información -aún continua-, de pronto se empezó a hablar de pandemia, de crecimiento exponencial, de distanciamiento social, índice de mortalidad, incidencia, toque de queda, y muy variados novedosos términos médicos.

La mayoría de la población con acceso a diferentes medios de comunicación y redes sociales consumieron de forma masiva la información y se volvió el tema del momento. Todo mundo tenía algo que opinar, todo el mundo tenía la última información el tema del momento”, la teoría única explicativa y real de la situación actual y nadie podía decir lo contrario.

Pero… dijera la tan socorrida frase “Y los niños, qué pasa con los niños”, de pronto sus padres y docentes les notificaron que al siguiente día ya no asistirían a clases, que “se adelantaban las vacaciones pero que no eran vacaciones”, que “habría que guardar su sana distancia”, que “se tenían que proteger para que no le diera el bichito” entre otras frases.

Y de pronto todos los niños en sus respectivas casas y a medida de las posibilidades de los progenitores se fueron informando de la situación vivida en el país y se les planteó un escenario en el cual ellos eran actores, pero no tenían información suficiente para interpretar el papel que les correspondía, sin embargo, tenían que ejercer su papel de forma responsable. Y aquí nos encontramos en la primera dificultad que presentaron los infantes ¿cómo comprender la situación actual? Debido a que los términos usados en la mayoría de las veces escapaban de la posibilidad cognitiva de dichos agentes. Por ende, hay que recalcar que de acuerdo a cada etapa del desarrollo el sistema cognitivo o desarrollo infantil se tiene diferentes niveles de comprensión y esto posibilita el entendimiento y por consiguiente la actuación en el mundo. Por lo tanto, como adultos se tiene la responsabilidad de explicar a estos qué es lo que está pasando a medida de las posibilidades cognitivas de los niños. Dicha explicación permitirá brindar certezas y seguridad a los integrantes de cada familia, reduciendo sus niveles de estrés, ansiedad e incertidumbre en los infantes.

Otro punto a resaltar en el distanciamiento social o la sana distancia fue que los niños al alejarse de las aulas súbitamente perdieron a su círculo social, sus compañeros con los que se establecieron vínculos y con los cuales socializan, aquellos con los que juegan, se relacionan y que manifiesta otro tipo de idilios que no se pueden dar con los adultos. Sus sistemas de interacción se ven coartados de la nada y únicamente tienen un microsistema (familia) de relación. Muchas de las veces como adultos se piensa que a los niños no les pasa nada, que sus amigos son solo compañeros de la escuela. Pero… para los niños lo es todo.

Es necesario que pensar que con estas medidas de sana distancia los niños lo han perdido todo. A sus maestros, su salón, sus amigos, sus canchas y todos sus sistemas de interacción. Es por eso que hay que estar atentos a su salud mental.