Cuando sea demasiado tarde… - Morelos se derrumba.
En opinión de Gabriel Dorantes Argandar
Una semana más que se nos va, un poco más del relato de la catástrofe que está por venir en el glorioso estado de Morelos. Vamos a ver cómo nos pintó la semana. Al parecer ya ameritó fortalecer la guarnición de elementos de la Guardia Nacional con quinientos efectivos en el estado, nos toca más o menos de a 0.00025 elemento por morelense, o poquito más de 15 por municipio. Creo que ya me siento más seguro. Me encuentro en la duda de clasificarlos como policías o como soldados, son algo así como polidados. Me gusta más polidados que solicías, por el prefijo “poli”, dada esta nueva faceta suya de cumplir con varias labores al mismo tiempo. Pues bien, dichos polidados vienen a reforzar las fuerzas de la seguridad del estado, cuyos dignos representantes tuvieron a bien a comportarse como los seres de educación y representación social que son al agredir a una compañera periodista el jueves. Si los efectivos de la Agencia de Investigación Criminal son los primeros en hacer uso de la agresión para comunicar sus argumentos, ¿qué podemos esperar del resto de nosotros?
Hace unos días me espetó a la cara un conciudadano conductor la opinión particular que tuvo de mi persona en virtud de que, a su parecer, me tomé demasiado tiempo para sacar el coche de la casa e interrumpí su derecho a libre circulación. A veces siento que tengo imán para estas cosas, pero después de ver el video de la agresión arriba mencionada, me inclino por pensar que es un fenómeno más bien social. La agresión se ha convertido en la herramienta más concurrida para interactuar entre nosotros. Parafraseando un poco a Richard Lazarus (uno de los cognicionistas más importantes de la Psicología moderna) quien, a finales del siglo pasado, sostuvo que una manera de medir la temperatura social es con la calidad de las interacciones entre personas que no se conocen entre sí. Así es como está la temperatura social en la tierra de Zapata. Desde esta tribuna manifiesto mi solidaridad con Ana Lilia.
Hubo harta manifestación en la capital, parece que hacia finales de semana el caos vial reinó en el primer cuadro de la ciudad. Asesinaron a tiros a un menor en Coatetelco. Al parecer los balazos que se escucharon por la noche fue una persecución por un auto robado, cosa que me recuerda la balacera en Forum, aquella plaza que nadie sabe de quién es, pero el desgobierno de Graco Ramírez (el pequeño) le dedicó 80 millones de pesos para un puente que facilita el acceso a tal centro comercial (que por su puesto no le pusieron otros 80 para facilitar la salida de esta). Resulta que unas personas robaron mercancía de una tienda y los guardias de seguridad “detonaron sus armas al aire”, me imagino que con el propósito de hacerles caer el cielo sobre de ellas y con ello detener su huida. También se informó que la detención que se hizo sobre el libramiento fue de un señor que iba hasta el cuello de escoltas y salió huyendo de la plaza al escuchar las detonaciones. Desconozco si detuvieron a las personas que sustrajeron mercancía de la plaza, pero el cuento ahí se los dejo para que… ¿los guardias de seguridad traen armas y las detonan para detener farderos? Supongo que correr tras de ellas no era una opción. ¿Qué hubiera pasado si hubieran herido a alguien, culpable o inocente? No quiero decir que esas son puras mentiras, pero esa noche yo no estaba ahí.
Lo político trajo también sus noticias. Se acomodan las piezas en el tablero para solidificar candidaturas (o debilitarlas, dependiendo de a quién le pregunte usted). El Commander in Absence anda un poco más movido, supongo que por las misma razones. Si no obtiene una candidatura sólida (¿se imaginan que se lanzara para la grande? No hay mexicano más popular), por lo menos obtendrá unos años de tranquilidad y resguardo después de su paso por la política morelense. También parece que se va a inaugurar la refinería de Dos Bocas, pero como ya es costumbre del autodenominado “mejor presidente de la historia del país”, la obra se inaugurará sin haber sido concluida, ya deje usted en operación. Por ahí también estuvieron apareciendo notas y comentarios al respecto del AIFA, el lujo de aeropuerto del que no salen (ni llegan) aviones. Supongo que están esperando a que les caigan del cielo.
Así que, apreciado lector, el coronavirus anda suelto otra vez (parece que van a suspender las clases que establecieron después del último periodo de evaluación, ya ve usted), el plomo sigue volando por encima de nuestras cabezas, y la administración de mi Morelos y mi México nos llevan al derrumbe inminente. Por lo mismo, si no tiene a qué salir, le ruego no lo haga, y no desaprovecho la oportunidad para agradecerle a usted que me ha acompañado en 3 años de esta columna, aunque todavía no haya sido demasiado tarde.