Cuando sea demasiado tarde… - Modernizar la Infraestructura en Cuernavaca
En opinión de Gabriel Dorantes Argandar
Buen día, apreciado lector, nuevamente debo felicitarlos por haber llegado con moderadamente buen estado de salud a otro sábado más, ya ven ustedes que seguimos en más de cinco muertos diarios en el glorioso estado de Morelos (aunque vi en las noticias ayer que en Michoacán andan como en 20, lo cuál me hace pensar que en todo el país el número debe ser cualquier cosa entre 100 y 200 diarios por fierro o plomo). Esta semana vamos a seguir con el tema de la infraestructura urbana de Cuernavaca, que me quedaron algunas cosas por decir.
¿Cómo podríamos modernizar la infraestructura urbana de la gloriosa ciudad de Cuernavaca? Pues habría que comenzar por el principio: tener las calles pintadas. Digo, aprovechando que va a empezar el año electoral, sería buena idea comprar pintura para concreto (hay una pintura especial para este propósito, pero es más cara, por eso siempre compran pintura vinílica tradicional y a los 6 meses ya se levantó toda). Tener los carriles bien trazados es la primera línea de defensa en evitar accidentes automovilísticos. Ya que estamos en ello, pintar las banquetas también es importante, sobre todo para que los policías de tránsito estén más al pendiente de a quién sí pueden morder y a quién no, que a veces les cuesta trabajo reconocer la diferencia. Además, hace lucir mucho más la ciudad, las calles todas sucias y el pavimento todo negro puede llegar a ser deprimente.
Otra idea es la iluminación, ya ven que una de las mejores maneras de combatir la inseguridad es tener las calles bien iluminadas. Yo sé que más luminarias implica más gasto de electricidad para un ayuntamiento que está a punto de quebrar, pero pues ayudaría mucho para reducir la delincuencia y de paso reducir un poquito los accidentes viales. Yo sé que casi todos los automóviles vienen equipados con sus propias luces, pero de verdad será de ayuda. Además, el ojo humano es víctima de los cambios bruscos de luz, cosa que se reduce con una buena iluminación vial, por lo menos en las avenidas principales. La idea sería tener un policía y una luminaria en cada esquina, pero esto no es Dinamarca, también hay que ser realistas.
Un esfuerzo más complejo es el transporte público. Yo sé que se regula en alguna medida, y es difícil organizarlo habiendo tres organizaciones gremiales diferentes. Sin embargo, el mapa que tienen en la Secretaría de Movilidad y Transporte es bastante deficiente y sólo está hecho sobre Google Maps. No hay manera de saber a ciencia cierta cómo llegar de punto A, a punto B, dónde están las paradas (regular las paradas tal vez también sería buena idea), y ya pedir que se establezcan horarios fijos es un sueño guajiro (le prometo que hay ciudades que tienen el transporte público cronometrado al minuto y por parada). Todo esto pensando en el usuario, no en el conductor del transporte.
Otro sueño guajiro que he escuchado a otras personas, y que coincido plenamente con ellas, es cambiar de lugar algunos elementos urbanos. ¿A qué me refiero? Trasladar todas las centrales camioneras a las afueras de la ciudad. La estación de la Selva y las dos o tres que están en el centro perfectamente podrían estar a las orillas de la autopista, unas al norte y otras al sur. Eso haría que NINGÚNO de los camiones de pasajeros tuviera que entrar a la ciudad. Yo mismo soy usuario de tales transportes, y soy consciente de lo que implica para la gente, pero la terminalita que está a las orillas de la Paloma de la Paz llega a tener hasta cien personas de pie a la orilla de la vía, porque no hay ni dónde sentarse. Para rematar, habría que considerar llevarse la embotelladora de Coca Cola a Emiliano Zapata, por donde está una gran bodega de la Modelo, y la fábrica de cartón que se encuentra en las Águilas a una locación similar, lo cual liberaría en gran medida todo el tráfico que se hace en la glorieta de la Luna (van a decir que es mi favorita), y en la esquina de Cuauhtémoc y San Juan, que ha pasado que se descompone un tráiler en dichas zonas y se colapsa el tráfico por horas.
Estuve hablando con un colega que tiene experiencia en varios ayuntamientos, y me comenta que lo de quitar los puentes peatonales es una vacilada. Gobierno no puede reducir su infraestructura por el placer de hacerlo, y en caso de hacerlo puede incurrir en faltas administrativas y hasta penales, por los daños y perjuicios que se le ocasionaría a la ciudadanía por tales hechos. Si de verdad se invirtió dinero en la decisión de los puentes peatonales, literalmente lo tiraron a la basura (o favorecieron al pariente de alguien con una buena lana).
Ya en otro tema antes de acabar (o un post-it, como dice Eolo), ayer fue el informe del Dr. Gustavo Urquiza Beltrán, Rector de la gloriosa Universidad Autónoma del Estado de Morelos, y, como diría mi cuñada Erika, “se armó un buen jondión.” Hasta el Commander no estuvo in Absence y se sentó hasta adelante. Muchas felicidades, Dr. Urquiza.
Así que como siempre, apreciado lector, si no tiene a qué salir, le ruego no lo haga. Falta una semana para las vacaciones de Semana Santa, y tendrá usted la oportunidad de irse a Acapulco en Jueves Santo (el horror) o quedarse en casa a abrazar a su familia y ver una que otra película. Personalmente recomiendo Everything Everywhere all at Once, que se llevó varios premios y ya la puede usted encontrar en Prime. Me pareció una amalgama de muchas otras historias (y hay que tenerle un poquito de paciencia), pero el mensaje es tierno y la fotografía está muy bien lograda.
Nos vemos la siguiente semana, porque la movilidad no ha muerto, y aquí estoy yo para seguirle picando las entrañas.