Cuando sea demasiado tarde… - La resaca de las elecciones…
En opinión de Gabriel Dorantes Argandar
Buen día, apreciado lector. Henos nuevamente por aquí, una semana más que se va, y hasta parece que sólo es una raya más al tigre. El martes fue la toma de protesta de nuestra flamante precisa, y dio un discurso bastante bonito. Hasta parece que estamos de fiesta, que hemos vencido a los malos y de ahora en adelante todo será bonanza y abundancia para todos. La verdad es que yo quisiera vivir en el país que nos están vendiendo, pero no puedo dejar de recordar la línea 12 del metro de la Ciudad de México, el Colegio Rébsamen, los feminicidios en (por lo menos) la capirucha… he decidido que nos vamos a tomar quince días para evaluar la situación. El López trató de eliminar la autonomía de las instituciones a los diez días que había iniciado su mandato, a ver con qué nos salen con esta administración en las siguientes semanas. Insisto en que no soy partidario de nadie, la cosa no va a mejorar (por mucho que nos lo prometan), sin importar quién esté al mando. Tengo rato pensando que, para tener resultados diferentes, tendríamos que empezar por hacer las cosas de manera diferente. El que la pelmaza en turno sea mujer no garantiza que la cosa lleve un rumbo distinto, pero no nos va a quedar de otra que seguir caminando y seguir tratando de hacer que este país sea un lugar mejor, en la medida de lo posible.
Dentro de todas las promesas que hizo la Cheimbaum, estuvo el distribuidor vial de la gloriosa Universidad Autónoma del Estado de Morelos, todavía mi casa amada. Digo todavía porque en cualquier momento la tía Mula va a encontrar el argumento para correrme, y pues habrá que acudir a las instancias correspondientes y artilugios legaloides para tratar de salvar la dignidad en la medida de lo posible. Aparentemente cumplir con todas las exigencias reglamentarias no es suficiente para la institución, también hay que saber jugar al juego político para salvaguardar el empleo (y darle gusto grande a la gente pequeña), imagino que usted se imaginará lo que es que le descuenten a uno casi una catorcena completa, y eso que la misma institución me entrega reconocimientos por mis logros (el último se lo pegué a mi mamá en el refrigerador con un imán). ¿Sabía usted que a la doña la corrieron del IEBEM por andar vendiendo plazas? Todo lo que tiene que hacer usted es correr una búsqueda en internet con su nombre, y el 6º o 7º resultado lo llevará a la noticia. Constantemente le digo a mis estudiantes: “si quieres conocer a tus profesores, sólo búscalos en internet.” Me queda claro que tenemos a los administradores que nos merecemos.
Por lo demás, le faltan ocho semanas al semestre regular, lo cual quiere decir que estamos llegando a la mitad. El clima ha estado bastante loco, en un mismo día llueve como si se fuera a terminar el mundo y también puede uno asolearse a gusto en la azotea de la casa propia. Desde la casa de todos ustedes he tenido el privilegio de observar nubes corriendo en direcciones distintas, tormentas eléctricas a gran escala, y fuegos artificiales a tutiplén. Tal vez esto del cambio climático nos deleite con espectáculos muy particulares antes de ahogarnos a todos en lluvias, terremotos, y falta de alimentación.
Así que como siempre, apreciado lector, si no tiene usted a qué salir, le ruego no lo haga. Las balaceras y asesinatos siguen siendo la orden del día en la joya del Cuauhnáhuac y la cosa no tiene para cuándo cambiar. Diría que los conductores andan más calmados, la movilidad es, aunque difícil, más comunicativa entre individuos. Quisiera pensar que estamos aprendiendo a ceder el paso y no incordiar al conciudadano. Tal vez sí seamos capaces de llegar al año que viene. Por ahora va a comenzar el Chamilpa City Shuffle, a ver cuándo cae el aguinaldo y cómo vamos a llegar a finales de año, ya ve usted el cuento que pasamos los trabajadores todos los años cuando se cierra el año fiscal.
Porque este país no ha muerto, y un muy generoso “tal vez” nos lleve al año que viene.